El Fantasma Encadenado-Tomo 2

25-La Historia de Alban

Laiyon se puso el uniforme de carcelero y, siguiendo las instrucciones dejadas en su ventana, voló solo hasta Central Park donde se encontró con Donohoe y Kroper.

                                                                                         

-¡El novato volvió!-exclamo la pelirroja con alegría.

-Buenas noches me alegra verlos de nuevo… ¿El capitán Hesperian?

-Peleando con su novia-rio el indio-ven a sentarte y disfruta del show.

 

Tomo lugar en la banca, entre ellos, y se llevó un sobresalto. Desde allí se veía a Hesperian y Magicus en medio de una discusión acalorada, para él resultaba claro que no tenían por qué estar viendo eso pero los otros dos carceleros estaban más que acostumbrados.

 

-“Por favor, te lo ruego, solo un beso”-dijo Kroper, fingiendo la voz del capitán.

-“¡Nunca!”-dijo Donohoe, en una muy mala imitación de Magicus-“Soy demasiado importante como para tener sentimientos”

-“¡Hare lo que sea!”

-“¡Conviértete en juez y tal vez lo piense!”-ambos se echaron a reír.

 

Laiyon no sabía si reírse también o decirles algo por ser tan infantiles, pero fue ese el momento que eligió Magicus para girarse y verlo, del susto se desvaneció.

 

-¿A eso le llamas un carcelero?-dijo, mirando a Hesperian.

-¿Puedes culparlo cuando se trata de ti?...chico, no seas tonto, igual te vemos.

-Lo…lo siento…-reapareció, hacerse invisible no servía entre fantasmas, solo se veían mas traslucidos.

-Le doy una noche.

-¡Magicus!-su presencia parecía exasperarlo-¿qué haces aquí de todos modos?, es mi equipo, mi sesión de entrenamiento y mi novato.

-Sí, y me parece que nunca entrenaste a uno.

-Bueno, definitivamente no seré tan brusco como tú.

-¡Ah, ahora soy muy brusca!

-Ciento cuarenta y uno…

-¿Eso qué?

-Es el número de cicatrices permanentes que me dejo tu entrenamiento, valoro cada una pero pudimos evitarnos varias.

-Eres un llorón-de nuevo se volteo hacia Laiyon-¿Tu que miras?, ¡De pie, gusano!

 

Obedeció en el acto, por inercia, Donohoe y Kroper, que seguían aguantándose la risa por el pleito de los otros dos, le miraron con lastima, ya sabían que había sido un preso de clausura y ahora sabían bajo la custodia de quien, de poder se habría puesto rojo de la vergüenza.

 

-¿Ves?, no tiene agallas, me asegure personalmente de ello.

-Oh, tu no lo viste azotar a Weirman, todo lo que necesita es motivación-con un gesto le indico que viera sus manos, las cuales estaban fuertemente apretadas-y yo diría que le puedes dar una.

-No me digas, ¿quieres un pedazo de mí, niño?-se mofo-bien, te dejare intentarlo.

 

¿Qué acababa de pasar?, había venido a entrenar y ahora estaba por batirse a duelo con la persona a la que más miedo le tenía en el mundo.

 

-No puedo hacer esto-sus compañeros le ayudaron a prepararse de su lado del campo-ella era mi custodio.

-Razón de más para querer partirla en cachitos, ¿no?-dijo Donohoe.

-No es tan simple, niña-le hizo ver Kroper-el condicionamiento no se borra de un día para otro.

 

-¿Por qué siempre te metes en mis cosas?-del otro lado, Hesperian intentaba hacer entrar en razón a su maestra-sabes que es importante para la misión.

-Deja de quejarte, te lo devolveré entero…creo-se adelantó-¡Ven aquí, gusano!-nuevamente Laiyon obedeció-tienes una oportunidad de oro, chico, la oportunidad de desquitarte, más te vale aprovecharla porque no se repetirá.




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