El Fantasma Encadenado-Tomo 2

26-Una Triple Existencia

Tal y como Laiyon supuso, todo se hizo más complicado pero también más entretenido y debía admitir que nunca se había divertido tanto, estaba llevando una suerte de triple existencia y en cada frente había amigos y cosas interesantes.

 

Los días los pasaba entre los vivos, salía con Dal o Ana a conocer la ciudad, hacer turismo o ayudarla a ella en sus diversas caridades; dentro del edificio contaba con Belinda y Vincen, con ella podía charlar sobre libros, ser un paciente escucha para sus quejas sobre Brit y compartir una taza de té, con él aprendía mucho sobre el siglo moderno, se reía a montones con sus ocurrencias y no le molestaba ser mediador en las esporádicas disputas que tenía con su hermana mayor.

 

-¿Quieres que venga a ordenar tu cuarto mañana?-era pasmosa la velocidad con la que Vincen generaba desorden.

-Mañana no vamos a estar, mamá reserva un día entero para comprar todo lo que necesitaremos en el colegio, ¿tú vas también, cierto?

-¿A un…colegio?

-No seas tonto, Vincen-se metió Keyla-el acaba de llegar al país, no puede solo meterse a nuestro colegio.

-¿Y tú qué sabes?

-Bueno…-Laiyon se apresuró a interferir-al de ustedes no iré, no lo creo, pero estoy esperando a entrar en una…academia privada.

-Cierto que tienes un dineral-Laiyon bajo la mirada, a veces le incomodaba un poco tener tanto dinero-tranquilo, no tengo celos, la verdad yo me muero de ganas de empezar la secundaria, resulta que tiene una larga historia de sucesos paranormales…-Keyla bufo.

-Hazme un favor, no le digas a nadie que eres mi hermano.

-Como si tu fueras algo de lo cual resumir-Laiyon le cerro la boca con una galleta.

-No seas insolente con tu hermana-y antes de que ella se riera le paso el resto de la caja-y tú ya deja las dietas, te vas a enfermar.

-Pero si subí dos kilos-replico.

-Háblame cuando se te dejen de ver las costillas.

-¡Díselo, nene!-exclamo la señora Carrigan desde la cocina.

-¡Mamá!-Vincen casi se ahoga de la risa con la galleta.

 

Paso por el departamento de Belinda más tarde, a punta de repostería y su impecable caballerosidad había terminado ganándose a su rígida madre, le pregunto si tenía planes para el día siguiente y resulto que también estaban con el tema de la secundaria por lo que no estaría disponible mañana.

 

Se marchó pensando que quizás pasara ese día practicando recetas nuevas o algunos trucos de fantasma…ah sí, los trucos, eso le remitía a su segundo rol, el de rebelde en la Brigada una noche si y otra no.

 

-¡Eh, Laiyon!-era lo primero que solía escuchar-¡Por aquí!

 

En las clases de Milo su apoyo era Travis, el chico con el mechón de colores dejo su hosquedad tras algunos días, era muy dedicado y pronto se puso a la cabeza del grupo, lo que por alguna razón incomodaba a varios, Laiyon apreciaba contar con un amigo que le explicara lo que no entendía y fuera tan amable con él.

 

-¿Has practicado lo de la bomba de limo?

-Ay, no, solo imaginar el desastre me estresa-Travis se rio.

-Eres tan…pulcro-dijo, mirándole de forma curiosa.

-Remilgado, dicen algunos, pero lo considero un cumplido.

-¡Alertas, señoritas!-allí venia Milo-¡La lección de hoy es muy importante!

 

En una pared pego dibujos de carceleros claramente hechos por él mismo, algunos eran bien detallados y otros tenían solo una silueta con un signo de pregunta, bajo cada imagen había un nombre y un número.

 

-Si alguno tuvo la desdicha de visitar Villa Inferno puede que conozcan el muro con los trece espectros más buscados, bien, estos son los trece carceleros más peligrosos, desde custodios famosos por su crueldad hasta mortíferos Altos Mandos, memoricen estos rostros, estos nombres, evítenlos y estarán a salvo.

-Todos son nivel nueve o más-susurro Travis.

 

Laiyon no respondió pues sondeaba los dibujos con la mirada, le alegro no ver a Magicus por ningún lado pero le sorprendió ver el nombre de Hesperian bajo un signo de pregunta, tenía un mediano sentido, Milo no sabía nada sobre la doble identidad de Alban y este se había cuidado de que sus caminos no se cruzaran en mal momento pero, dado que Milo era el lugarteniente de Jack, ¿no habría tenido más sentido que estuviese al tanto de todo?; conforme iba señalando los dibujos les hablaba un poco de cada carcelero pero como no sabía casi nada de Hesperian únicamente comento que admiraba lo rápido que se había vuelto capitán, solo treinta años, pocos lo lograban antes de un siglo.




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