Magicus no solo las hacía de casera en el edificio, habitaba allí, tenía un catre en el cuarto de calderas para cuando quería descansar y un cuartito tras su oficina para guardar sus cosas.
Regreso en la madrugada, tras pasar revista a un par de prisioneros, se quitó el uniforme y se puso un vestido, en su escritorio encontró una cajita con un par de diminutos pendientes, no tenía nota pero no la necesitaba, sin duda era otro de los detallitos con los que Hesperian se dedicaba a sorprenderla desde hacía poco, no podía negar que le gustaba ese nuevo enfoque; claro que ella no era tonta, sabía que con esa nueva táctica iba tras el objetivo de siempre pero no le molestaba, tal vez y solo tal vez estaba en el camino correcto esta vez.
A las ocho y media, Ana Luxember bajo al lobby, le dio los buenos días y halago sus pendientes.
-¿Esperas a alguien, querida?-pregunto, con su falsa dulzura.
-Unos compañeros de Laiyon vienen a una cita de estudios, me ofrecí a recibirlos.
-¿Compañeros?-frunció el ceño-pero si nunca lo veo irse a la escuela con los otros chicos.
-Está en un colegio diferente, nocturno.
-Mi vida, pero si solo tiene doce, ¿no te preocupa que este fuera de casa tan tarde?
-Claro que si-dijo, con una expresión que denotaba había pasado por alto ese importante detalle-pero no está solo, tiene un…maestro, si, Alban, que amablemente lo lleva y lo trae todas las noches.
-No me digas…-sonrió de forma rara-¿y es de fiar?, ¿lo conoces bien?
-Por supuesto que lo conozco, digo, no le confiaría a mi sobrino de no ser así…ah, mira, deben ser ellos-camino antes de terminar la oración-te veo después, Maggy.
-¡Chao, querida!-su sonrisa se borró en un segundo-…no, ni siquiera Hesperian es tan idiota…pero mejor me cercioro-dio media vuelta y se metió a su oficina.
Los chicos se habían reunido fuera del edificio y bromeaban sobre sus ropas, que no eran más que las que usaran al morir, Lorens y Lauri llevaban idénticos conjuntos con chaquetas de diferente color, ella roja y él verde, Nora vestía su cerrado uniforme color granate y Dowie una fresca camiseta de tirantes, pantalón corto y sandalias.
-Den gracias de que el tipo que me mutilo no se tomó la molestia de quitarme la ropa, debe ser terrible morirse desnudo.
-¡Dowie!-grito Nora, como siempre que le oía decir una incorreción…lo que era todo el tiempo.
-Oh, ¿Pues qué te estas imaginando?
-¡Nada!, y ya deja de flotar, te van a ver.
-Es lo máximo que puedo pegarme al suelo-se desplazaba a centímetros de este-exige mucha concentración hacerme visible y no desarmarme.
-Y aun así te da para hacer bromas-comento Lauri.
-¡Hola!-Ana se acercó a ellos-¿son los amigos de Laiyon?-asintieron-síganme, los llevare al departamento.
La acompañaron en silencio y ella fue la primera en romperlo cuando estuvieron en la privacidad del elevador.
-Ok, chicos, ustedes saben que yo se asique podemos relajarnos, me alegra tanto conocerlos al fin.
-Gracias, señora-Dowie se elevó definitivamente del suelo-¡Uf, que alivio!
-Tú debes ser Dowie-rio encantada y miro a los otros-Nora-esta se inclinó-Lauri y Lorens-agrego por señas-encantada, gracias por venir.
-¡También sabe lenguaje a señas!-para Lauri esa era la mejor cualidad que cualquiera pudiera tener.
-Me ayuda en mi labor de voluntaria.
-¿En verdad no le inquieta ni un poco que todos estemos…bueno, muertos?
-Te juro que no, Nora-froto sus brazos-pero se esa poniendo bastante frio aquí, que bueno que casi llegamos.
En el departamento Laiyon los esperaba, había preparado bocadillos y bebidas y reorganizado los muebles para su sesión de estudios, estaba algo nervioso, toda su vida fue una persona de uno o dos amigos y ahora tenía tantos…se preguntaba qué diría Vandarec de verlo…bueno, probablemente no apreciara que la mayoría de estos nuevos amigos fueran carceleros en entrenamiento.
-Qué bonita guarida tienes-dijo Lauri, dándole un golpecito amistoso.