La llamada

Una vez más me despierto en aquel maldito viejo sofá de mi departamento.

Recuerdo haber visto mi reloj, eran las 5:30 a.m, desde que empecé mi carrera como detective hace 15 años atrás, siempre fui un hombre madrugador, para entonces solo pensaba que los casos no se resolverian mientras todos descansaban, solía ser una especie de lema o codigo para mí, pero todo código está hecho para quebrarse.

Mueles a golpes al hijo de un ministro por violar a una pequeña chica inocente, y adiós placa y arma, recuerdo aquel encabezado en los periódicos, "Detective Edward Caslite lleno de rabia destroza a hijo del ministro" fui odiado desde entonces, lo único que suele consolarme es la soledad y el alcohol.

Me levante y tome una ducha, fui a la cocina, abrí el refrigerador, tomé unas rebanadas de pan, un par de huevos y me hice el típico desayuno de hombre solitario.

Luego salí de mi departamento, baje las escaleras y me encontré con la señora Robers, es mi vecina favorita, perdió a su esposo hace un par de meses atrás, pero sigue siendo una gran mujer apesar de todo, es la única aparte de mi ex compañero de trabajo que probablemente no me odia en la ciudad.

-muy buenos días señor Edwars, es bueno verlo otra vez, igual que siempre. -Jumm lo mismo digo señora Robers, se ve espectacular como de costumbre -Por dios Edward, no exageres, a pesar de vernos bien por fuera, por dentro, todos tenemos diferentes clases de dolor, el mio... lastimosamente es por mi esposo, 40 años casados no son nada fáciles de olvidar mi querido Edward, ¿cual es el tuyo?

El escuchar esa simple pregunta me hizo cuestionarme a mi mismo, ¿que tipo de dolor llevo en mi? No supe que decirle.

-La verdad señora Robers, no tengo una respuesta a su pregunta, lo siento.

Ella me miró y sonrío, me dio una palmada en el hombro y dijo

-Al final todos encontramos la respuesta a esa pregunta. Se fue sin decir más.

Al salir decidí visitar un viejo amigo, trabajo conmigo hace años, al igual que yo, es un ex detective, estuvo a mi lado cuando todo el asunto de la paliza que le di al hijo del ministro resultó en un completo caos, jamás fui contratado para resolver algun otro caso, esperaba que si, puesto que era uno de los mejores de la ciudad, pero nunca sucedió.

Al llegar a su casa, lo único que alcanzo a escuchar son los llantos de sus dos hijos y la voz de su esposa gritándole, olvide que ambos son polos opuestos, aunque, son tal para cual, la última vez que los vi peleando, sabía que algún día terminaría enterrando a alguno de los dos, Jummm, gracioso eh?

Entre tanto alboroto decidí tocar la puerta.

En un tono violento la mujer le grito a su esposo

-Maldita seas Henry, Cierra la boca y abre la puerta!!! -Vete al carajo mujer, enseguida abro espere!!!

Diablos, Pobre de Henry.

Estar casado con alguien así, debe de ser una pesadilla, lo mío nunca fue el amor, siempre fui un hombre solitario.

Finalmente Henry abrió la puerta y una vez más me encontré con mi viejo compañero.

-Edward?! Que...? Es una sorpresa tenerte aquí viejo amigo!!!

Me dio un fuerte abrazo, de esos que te hacen doler la espalda de lo fuerte que te aprietan. -Maldicion! teníamos que...? Unos 10 años sin vernos o algo así?! -Si, así es Henry, la última vez que nos vimos, aún existía aquel maldito problema en el que me metí. -Oh si, mierda! Lo había olvidado, todo mundo se te fue encima tras haber molido a golpes al hijo del ministro, ¿aun nadie te ha contactado para contratarte? -No, parece que el odio en las personas queda en ellas por un largo tiempo.

Se siente del carajo que la gente aún te odio aunque pasen los años.

-Ummmmm Edward quieres pasar y sentarte un rato? -Ummm no, esta bien, solo quería ver a un viejo amigo, es todo, -seguro? Es que quería hablarte de una llamada que recibí la semana pasada, una persona anónima tiene un contrato que ofrecer al mejor de los detectives de la ciudad, les dije que estaba retirado, pero que conocía a alguien, les hable de ti y de tus habilidades, no tardaron en decir que eres lo que necesitaban, pero también les dije que estabas retirado, solo me dejaron su número y colgaron, tal vez esta sea tu oportunidad de cambiar tu reputación Edward! Si quieres puedo darte el número, llamar ya es tu decisión.

Jummm, ¿alguien necesitando de mi ayuda? ¿después de tanto tiempo? por más extraño que parezca, a pesar de no saber los detalles, me siento decidido a aceptar el caso.

-Si, en cuanto llegue a casa, tendré en cuenta llamar y escuchar lo que tienen para decir, tal parece ser una casualidad toparme con esta oportunidad, bueno, fue un placer viejo amigo, fue un gusto verte de nuevo Henry. -Lo mismo digo Edward, eh, cuídate ¿esta bien? Nos vemos en alguna otra ocasión, supongo.

Debo admitir que mientras caminaba, más ansioso me sentía por el inesperado caso que surgió ante mi, se siente extraño pensar que esto es una clase de "movida del tiempo" las cosas por casualidad, no son tales, eso era lo que solía decir mi padre.

Al llegar a casa, colgué mi abrigo en el perchero, fui directo a la cocina y busque algo que comer, mientras preparaba algo no paraba de cuestionarme si llamar era una buena idea, no tengo detalle alguno del caso, y tampoco se quien requiere de mi ayuda, pero me siento intrigado.

Vi mi reloj y eran las 9:30 p.m

Me sente en el sillón de la sala y pasé 15 minutos ahí sentado viendo el maldito teléfono que estaba justo a mi lado.

Me levante y fui a buscar mi abrigo, busque en el bolsillo derecho el número que me dio Henry.

Cojo el teléfono y decido marcar el número.

Una voz misteriosa me contesta:

-Buenas noches señor Caslite. Estaba esperando con ansias a que llamase. Verá, necesitamos de su ayuda para resolver un caso, se trata de una... muchacha desaparecida, es gran de urgencia que se de con ella lo más pronto posible, la recompensa... se le dará por adelantado no se preocupe por ello, dejaremos algo para usted en la entrada de su departamento, no es necesario que llegue hasta nosotros, nosotros... llegaremos a usted, le deseo... la mejor de las suertes detective Caslite, la necesitara.