Capítulo 4- Una Promesa

Un poco más, espero les esté gustando ya llegaremos a la parte amorosa , solo que era necesario saber más de él antes de llegar ahí
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Los dos años que siguieron, Wang Wu Fang los vivió como pudo, su hermana le había dicho alguna vez que no se quitaría la vida porque pensaba en su madre, a él le pasaba lo mismo, cuando pensaba en renunciar a su posición de Príncipe Heredero recordaba que no podía hacerlo, porque debía convertirse en el rey que había soñado Longyin, y porque debía convertirse en un buen hermano para Liyuen. Se los debía a ambos. Así que soportó, se mantuvo firme en la lucha de poderes que se daba en la corte, intentando lograr el equilibrio de complacer a su padre y ganar aliados. El resto del tiempo lo dedicó a entrenar sus habilidades militares, y ganar la lealtad del ejército que presidía.

El poder tenía muchas ramas y él debía alimentarlas a todas.

Había pedido volver a vivir en su mansión, y como estaba guardando luto se lo habían permitido, por el momento no debería pensar en una nueva esposa, y siendo sincero estaba decidido a evitarlo tanto como fuera posible, quizás para siempre.

Parecía estar maldito y solo le traía desgracia a quienes se vinculaban él.

No iba a dejar que volviera a pasar, iba a ser fuerte para proteger a los suyos, pero aparte de su hermana y su sobrino, no dejaría que nadie más fuera tan importante en su corazón como para volver a sufrir una pérdida.

Por un instante temió estar acercándose a la forma de ser de su padre, porque iba a ser Príncipe Heredero, pero estaba renunciando a ser hombre y a amar.

Y no mucho después , la muerte volvió a pasearse entre ellos, pero esta vez, extrañamente, trajo un giro del destino inesperado. El general Zhang murió en el norte y su hermana quedó viuda. Nadie podía prever que ese acontecimiento cambiaría todas las fichas del tablero, pero así sería, a largo plazo, cambiando el futuro de Fang y Liyuen.

Su hermana le escribió y aunque la carta eran las noticias de la muerte del general, también había líneas de poemas escritas con su código secreto.Un pedido que volvía como un eco del pasado.

"Por favor, hermano ,ayúdame a regresar con mi hijo a la capital"

Wu Fang era cuatro años mayor en edad que la última vez que su hermana le había pedido ayuda, pero su alma se sentía infinitamente más vieja, casi como si el Wu Fang que no pudo evitar que la casaran perteneciera a otra vida.
Esta vez no iba a dejarla sola en el frío norte , iba a traerla de regreso.

Lo primero fue convencer a su padre, Liyuen ya había escrito al rey pidiendo regresar, pero su padre estaba pensando en qué sería más beneficioso, y las intrigas de la concubina Shuang que prefería tener lejos a los hijos de la reina legítima no ayudaban. No quería a la princesa y a su hijo cerca. Pero Wu Fang no iba a ceder.

-Tiene que regresar, con el General muerto , la influencia militar de los Zhang comenzará a derrumbarse y Liyuen y su hijo podrían ser tomados de rehenes para forzar nuestras decisiones – le dijo al rey

-Ahora es la nuera de esa familia, y tiene al hijo del General- dijo el rey.

-Ella es la Princesa Real y tiene a un príncipe de nuestro linaje, que está en la línea de sucesión. Allá en el norte ambos pueden ser un arma usada en nuestra contra, ahora es viuda, el lazo con los Zhang se ha cortado, necesitamos que regrese- dijo y dejó en el aire lo que sabía que su padre pensaba, que si ella regresaba, sería él quien decidiera como volver a usarla como una ficha en su juego. Pero eso ahora no era importante, debía traer a Liyuen de regreso y luego vería cómo protegerla de los planes de su padre. Aunque sabía bien que necesitaba más poder para ello, al menos debía responder a su pedido de ayuda. Insistió con todos los argumentos que se le ocurrieron, hasta que su padre cedió.
Y entonces para asegurarse que no cambiara de opinión, fue personalmente al norte con su ejército a traerla de regreso.

Cuando su hermana lo vio llegar , se abrazó a él casi con desesperación y Wu Fang tuvo las respuesta a todas las preguntas que no se había atrevido a hacer nunca.

-Los llevaré de regreso – le dijo tranquilizándola.

-No me dejarán ir ni llevarme a Yichen – dijo aterrorizada.

-Los llevaré de regreso – insistió él y su hermana lo miró con detenimiento, como si notara algo que no había visto antes. Luego asintió.

El Príncipe, presentó sus respetos a la familia Zhang y sus condolencias por la muerte del General, y les comunicó que se llevaría a su hermana y al niño de regreso con él. La suegra de Liyuen se opuso, argumentó que aunque no podía impedir que se llevaran a la princesa, el niño como hijo legítimo le pertenecía a la familia Zhang y se lo quedarían para criarlo como tal.

-Lo entiendo, pero aún es pequeño para recibir entrenamiento militar. Y además es un Príncipe de la Nación, volverá a la capital con su madre- dijo él sin dudar.

-Es una injusticia contra nuestra familia, después de los servicios que mi hijo prestó a la nación, ahora quieren quitarnos hasta nuestro nieto y cortar nuestro linaje- arguyó la mujer en un estado alterado.

-Si no me equivoco el General tiene más hijos, y lo suficientemente mayores para continuar su legado ahora.

-No son legítimos.

-Pero un niño de tres años no puede ser enviado a combatir. El reino pagó muy bien los servicios del General Zhang – dijo y miró de soslayo a su hermana, pensando que incluso le habían pagado demás, pues le habían entregado a una de las personas más preciosas que existían, una mujer que ahora parecía un fantasma - Mi sobrino volverá a la capital con su madre, ahora mismo – insistió- Liyuen, busca al niño y trae lo que necesites llevarte- indicó.

-Solo necesito a mi hijo- dijo ella y él entendió que ella tenía prisa por partir, que no había nada que quisiera llevarse de aquel lugar. Asintió y le dio orden a un par de sus soldados de que acompañaran a su hermana. Ella hizo una leve reverencia y salió del salón.