El Fénix y la Nieve

Capítulo 6- El viaje

Holaaa! Perdón la demora, tocó otra temporada de mala racha, enferma de nuevo, algunas cosas tristes que pasaron y así...

Pero ya de vuelta, de a poco

Espero les guste, aunque es casi un capítulo de transición .Abrazos y que tengan días buenos

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Una vez que decidió ir al norte sintió alivio. Se preguntó si Longyin hubiese estado de acuerdo o si le hubiese desaconsejado ir a la guerra, quizás hubiera pensado en alguna tercera opción, pero ya no podía guiarlo más que con las palabras que le había dicho en el pasado y que Wu Fang aún recordaba. Cuando se lo comunicó a su padre, percibió que el rey aprobaba aquella decisión. También notó que la sombra , la Concubina Shuang, estaba complacida, y era lógico, estaría lejos y quizás muriera en el norte, dejándole libre el camino al trono a su hijo. Pero él no se iba para eso, se iba para conquistar definitivamente su lugar por derecho de nacimiento, quería que a su regreso nadie tuviera dudas sobre quién merecía ser el sucesor del rey.

La parte más difícil fue informárselo a Liyuen, porque se sentía culpable hacia ella, había prometido protegerla y estaba dejándola sola de nuevo.

Fue a visitarla, jugó con su sobrino y luego se sentó con ella a tomar té en la galería.

-Me iré al norte – dijo.

-¿Tienes que hacerlo?- preguntó ella casi sin dejar traslucir sus emociones, pero su mano tembló levemente sosteniendo la taza de té

-Sí, combatir en la frontera es un camino para ganar poder – dijo y no aclaró que quizás era su único camino. No quería asustarla más.

-¿Tan importante es el poder?- preguntó ella.Para Liyuen el poder no implicaba tanto protegerse como oprimir a los demás, al menos así lo había vivido ella, así que Wu Fang entendía sus resquemores .

-En nuestro mundo es muy importante – respondió.

-¿Cómo para sacrificarlo todo?

-No, pero también es necesario para protegerse. Para evitar que otros tomen las decisiones - le dijo él intentando que su hermana lo comprendiera.

-¿Vas a volverte alguien como él?- preguntó dolida y ambos sabían a quien se refería

-Espero que no, Liyuen. Espero que no. Recorro este camino para ser alguien distinto.

-Regresa a salvo – pidió ella.

-Lo haré. Volveré y ya no tendrás que temer nada. También traeré regalos para Yichen, no dejes que olvide a su tío- pidió con una sonrisa triste.

-Entonces no demores mucho.- dijo con la voz entrecortada.

-Hermana, si en mi ausencia sucede algo, si padre quiere imponerte algo, elige tú primero. Ya sea marido, escapar, ir a buscarme...elije tú – le dijo y ella asintió aunque ambos sabían lo improbable que era poder elegir.

Luego se despidió de Yichen contándole que iría a una gran aventura y creando para él una historia fascinante, no quería sacarlo del mundo que le había creado Liyuen.

-Cuida a tu madre cuando esté lejos. Intenta que aprenda a jugar weiqi y te traeré regalos cuando vuelvas.

-¿Lo prometes?- preguntó el niño

-Sí, traeré regalos.

-No, eso no. ¿Prometes que volverás? – preguntó con seriedad. Aquel niño siempre lo sorprendía, a veces parecía más maduro de lo que correspondía.

-Sí- respondió y lo abrazó.

Ellos lo despidieron en la entrada agitando las manos, y él les sonrió mientras los saludaba de la misma manera.

Marchó hacia el norte con un pequeño ejército cuyos miembros tenían su plena confianza, habían entrenado juntos durante años y reconocía su lealtad, pero seguían siendo pocos para lo que él planeaba así que en el camino reclutaría más gente. Y mientras se alejaba de la capital, pensó en la ironía de que fuera él quien ahora marchara hacia aquellas tierras a un futuro incierto tal como antes lo había hecho su hermana. Hasta pensó que era justicia divina, y poco a poco fue dejando atrás al palacio y sus intrigas, al pequeño mundo de Liyuen en su mansión,y una parte de sí mismo.

Todo quedaba a sus espaldas , ahora solo le quedaba ir hacia adelante, y quizás encontrar allí una versión distinta de sí mismo. Aunque no dejaba de preguntarse qué precio pagaría y quién sería al regresar. Si es que podía regresar con vida.

El viaje fue largo, pero a la vez le permitió recorrer distintos lugares del país que no había visto antes, pudo tener contacto directo con la gente que al no saber que estaba en presencia del príncipe, pues lo confundían con un general de ejército, se mostraban con naturalidad. Fang conoció las penurias que pasaban, las necesidades que tenían e incluso esos reclamos que no se atrevían a hacer ante nadie ya que sabían que no iban a ser escuchados.

También pudo ir sabiendo sobre los funcionarios de aquellos lugares, los había honestos que se esforzaban en su trabajo y compartían penas y alegrías con el pueblo y los había corruptos y explotadores.

No tenía tiempo de intervenir ahora, pero iba registrando cada información que tenía, en su mente y en registros oficiales, si algo le pasaba esos registros serían enviado a la única persona que creía capaz de hacer algo, Fei Longxuan. Y si él volvía, usaría esa información para mejorar la vida del pueblo y deshacerse de aquellos miserables.

Mientras más lejos iba, el abandono de las personas parecía ser mayor, como si ellos mismos hubiesen dejado de esperar la ayuda del rey y de los dioses, como si se hubieran resignado a estar solos y sobrevivir.

Aunque la diferencia era abismal, a veces se sentía reflejado en esa gente. Durante todo el viaje, recordó a Longying. Incluso cuando estaba demasiado cansado para distinguir realidad de sueño, sentía como si lo estuviera acompañando. Recordaba sus viejas conversaciones, los consejos y preguntas de su tutor que seguían interpelándolo a través de los años y de la muerte. Tal vez, una parte de las personas que morían quedaba junto a quienes los quisieron y así se mantenían vivos.




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