Bueno, ahora sí...llegó el momento
Espero les guste.
Estoy de cumpleaños así que quería dejarles también un regalo a ustedes
Me gustaría saber qué impresión les produjo "ella"
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El frío comenzó a ser más intenso, y eso hizo que Wu Fang pensara que el invierno real del norte iba a ser la peor prueba a superar, y debía estar abastecido antes que llegara. Así que cuando Zhongchen le anunció que la caravana de comerciantes estaba en las puertas de la fortaleza, el príncipe sintió alivio, si lograba hacer tratos con ellos podía estar preparado antes que llegaran las nevadas intensas, y además lo tomó como una buena señal, que justo cuando estaba sumido en preocupaciones, una posible solución llegara a sus puertas.
-Hazlos pasar y trae a su líder ante mí- ordenó. Finalmente conocería al famoso Nieve y podría propio juicio sobre el comerciante, necesitaba saber si era amigo o enemigo, necesitaba saber si podría contar con su ayuda o sería alguien más de quien debía protegerse.Era algo casi natural en él cada vez que conocía a alguien que ejercía algún tipo de poder, analizar cómo podía afectarlo. Quizás no estaba tan lejos de su padre pensando a la gente como fichas, aunque prefería creer que era solo su instinto de supervivencia.
Se había vestido con sus mejores galas para dar una primera impresión fuerte, ya fueran aliados o enemigos, quería recordarles que estaban tratando con el Príncipe Heredero. Así que llevaba sus ropajes de seda con los símbolos reales bordados, el cabello sujeto, y una espada a la cintura.
Zhongchen y dos guardias más llegaron acompañando a los invitados, eran tres personas, probablemente La Nieve había decidido llevar también a sus guardias personales.
Delante iba un hombre grande y corpulento , vestía ropa gruesa y una capa de piel, su edad parecía ir entre los treinta y los cuarenta, no llevaba arma alguna, probablemente Zhongchen se había encargado de eso.
-Bienvenidos, los esperábamos- dijo Wu Fang a modo de saludo y el hombre que iba a la delantera se hizo a un lado, dejándole paso a alguien más. Llevaba capa de piel y se cubría con la capucha.
Wu Fang supo que esa persona era , La Nieve, Báixuě, pero se sorprendió cuando se quitó la capucha y descubrió que era mujer. Debió haberlo imaginado, pero ni siquiera lo había sospechado. Ella notó su sorpresa y sonrió levemente como si acabara de ganar un punto de ventaja.
-Gracias, Su Alteza – saludó. Probablemente andaba en los últimos años de la veintena, aunque no estaba seguro parecía muy joven pero al mismo tiempo algo en ella trasmitía que era mayor de lo que aparentaba, era hermosa pero de un modo diferente al de las mujeres que conocía. Tenía la piel clara, suponía que era otras de las razones de su apodo, y ojos muy oscuros y grandes. Llevaba algunas trenzas en el cabello adornadas con pequeñas perlas y cuentas de piedras como jade, cinabrio y turquesa. No era baja de estatura pero tampoco alta, al menos no junto a él, sin embargo, tenía algo que imponía .No era alguien que se pudiera menospreciar fácilmente. Por lo visto la inspección visual de Wu Fang se había demorado demasiado tiempo y había sido muy obvia, porque la mujer volvió a hablar- Escuché que quería hacer negocios con nosotros, Su Alteza, ¿podríamos sentarnos para hablar tranquilamente?
-Sí, claro- dijo arrepentido de sus malos modales, pero de verdad estaba sorprendido aún, muchos más por su falta de perspicacia y por haber asumido que La Nieve era un hombre – Por aquí -dijo y la guió hacia una mesa, ella se sentó, sus hombres se quedaron detrás, junto a la pared dándoles cierta privacidad- Zhongchen, ¿puedes pedir que traigan té para nuestros invitados?
-Su Alteza...-protestó porque no quería dejarlo solo con tres extraños.
- Me temo que el té que tenemos es bastante horrible- dijo Wu Fang tratando de disimular.
-No se preocupe, algo caliente nos vendrá bien después de estar viajando. Tampoco usted se preocupe, Su Alteza está a salvo, no solemos matar a nuestros clientes- dijo ella girándose hacia Zhongchen y el soldado del príncipe por primera vez mostró una expresión de sorpresa. Aquella mujer había logrado desconcertarlos a ambos en cuestión de minutos.
-Ve – dijo el príncipe y estuvo tentado de agregar "sé cuidarme solo" pero eso haría que se sintiera mucho más expuesto ante ella y su gente.
-¿Hacemos negocios? ¿Qué necesita?- preguntó ella.
-¿Puede conseguir lo que le pida?
-Depende qué pida.
-¿Depende del precio?
-No sólo del precio, Su Alteza. Aunque eso también es uno de los factores, pero aunque todo tenga un precio en el mundo, no significa que se venda y se compre.
-¿Qué es lo que no se vende o compra según sus normas?- preguntó él
-Las personas – respondió ella sin dudar y eso hizo que se detuviera a mirarla atentamente.
-Se compran y venden lealtades- dijo él.
-No es lo mismo, en este mundo eso se negocia. Las personas no- insistió y él entendió un poco sobre los límites de ella. Por lo visto, Báixuě sabía sobre los juegos de poder y podía jugarlos, pero tenía demarcaciones éticas claras. Le agradó eso, que ni siquiera ante él cediera.
-Está bien, no quiero ni comprar ni vender personas, quiero comprar alimentos para la gente de la fortaleza y para mis soldados- respondió él y ella se lo quedó mirando esta vez como si lo analizara-Los necesito antes que empiece el invierno, también que sean de buena calidad y que mi dinero esté bien invertido, ¿es posible?
-Lo es- respondió ella y en ese momento Zhongchen llegó con el té y se los sirvió. Ella probó un sorbo y luego lo miró- Decía la verdad, Su Alteza, en verdad es horrible- y aquella sinceridad casi lo hizo sonreír, pero se controló.