El Fénix y la Nieve

Capítulo 10- Una taza de té en el norte

Un poco más, con ella de por medio se puso ansioso y vuelve a mi mente
Espero les esté gustando
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Báixuě regresó con su caravana exactamente dos semanas después, Wu Fang justo estaba revisando la muralla cuando los vio llegar.

Antes no había alcanzado a observar la verdadera dimensión de la caravana, pero era grande, compuesta por muchos carros y gente, también podía ver, y era obvio que querían que fueran fáciles de distinguir, los guardias que custodiaban la mercancía. Los hombres iban montando grandes caballos negros, vestían capas de pieles y llevaban largas espadas cuyo reflejo brillaba aún a la distancia. En verdad era intimidatorios.

La caravana de comerciantes era realmente impresionante, La Nieve estaba a la altura de su reputación. Wu Fang, la buscó instintivamente con la mirada y alcanzó a distinguirla en la vanguardia. Dio la orden de que abrieran las puertas y bajó a recibirla.

-Traje su pedido a tiempo, Alteza – dijo ella cuando ingresó a la fortaleza y lo vio.

-Gracias, creo que seguiremos haciendo negocios durante un tiempo – dijo él.

-Espero haya preparado los corrales.

-Los corrales y los gallineros están listos. Zhongchen diles donde descargar.-dijo y tantos los hombres de él como los de Báixué se pusieron a descargar lo que habían traído.

-¿No va a revisar la mercancía , Alteza?

-Me temo que no sé mucho de animales de granja, dejaré a los expertos, pero estoy seguro que hizo un buen trabajo. Aunque sí puedo ver los sacos de cereales y legumbres, sé un poco más de eso- le dijo y ella sintió.

-Venga – dijo y lo llevó hasta las carretillas que cargaban los sacos.

-Elija uno – dijo ella y él entendió que elegir al azar era una garantía de que todos eran iguales. Señaló uno, y ella extrajo de su manga un pequeño puñal para abrir el saco y mostrarle el contenido. Dejó caer un puñado de arroz en las manos de él, Wu Fang lo miró, lo olió y aprobó.

-Es de buena calidad-dijo y la mujer asintió. Luego hizo señas para que llevaran los sacos al almacén que el príncipe había indicado.

-También tengo sus medicinas- dijo ella.

-Entremos – la invitó.

Báixué lo siguió, y sus hombres fueron detrás cargando varias cajas, Wu Fang se detuvo un momento para esperarla e ir a la par de la mujer.Fue un gesto mínimo, pero ella agradeció con la cabeza aquella deferencia.

Entraron a la residencia de él y sus empleados dejaron las cajas, un par sobre el escritorio, y otras en el piso, luego ella les indicó que se retiraran.

-Las medicinas – indicó abriendo las cajas de madera, había sacos pequeños de hierbas, potes con ungüentos y ramos de distintas hierbas. Todo estaba rotulado, aún así, Wu Fang revisó y olió las distintas medicinas -¿Sabe reconocerlas, Su Alteza? – preguntó ella.

-La mayoría, un poco porque estudié y un poco porque como soldado también las he tenido que usar – aclaró.

-Son del mejor boticario e hice que expertos las revisaran antes de traerlas para asegurarnos que fueran lo que pidió, me temo que solo sé lo básico. Espero que esté conforme.

- Lo estoy, ha cumplido con mis expectativas – dijo él y le alcanzó un saco con dinero. Había quedado una parte pendiente del pago para cuando ella realizara la entrega.

-Tengo algo más para usted – expresó y fue a buscar en la otra caja que había dejado apartada –Tome- dijo y le dio un paquete que iba envuelto en tela. Wu Fang , un poco extrañado lo desató. Dentro había prendas de invierno, de tela sencilla ,pero acolchadas y abrigadas.

-¿Y esto? –preguntó

-Es un regalo, Su Alteza – dijo y él la miró con curiosidad- pero no es de mi parte, sino de Mei.

-¿Están bien? – preguntó él y ella sonrió.

-Ya se había demorado en preguntar. Sí están bien, los dejé con una familia que fabrica ropa y trabajan para mí, son chicos inteligentes y aprenden rápido, quizás en un tiempo los traiga conmigo en la caravana para que aprendan sobre comercio, si es lo que desean, pero por ahora están a salvo. El verdadero frío llegará pronto, así que ella quiso que le trajera esto. Creyó que la seda no bastaría para abrigarlo – le dijo en un tono que delataba que ella misma pensaba que su atuendo no era el adecuado para aquel lugar.

-Gracias- respondió él con sinceridad y sujetó las prendas un instante antes de devolverlas a su envoltorio- Estoy en deuda por ese favor. Aún no me dijo...

-Fue un favor, así que el precio es otro favor a cambio, algún día cuando yo lo necesite- dijo y él asintió. Había dado su palabra sobre aceptar cualquier precio que ella dijera y extrañamente confiaba en que no pediría nada fuera de los límites. Luego, la mujer sacó otra caja y se la extendió. Cuando la abrió la fragancia invadió el lugar.

-¿Y esto, también es regalo de Mei? – preguntó él oliendo las hojas de té.

-No, esto es de mi parte. En verdad su té es horrible . Y además pensé que era una forma de agradecerle en nombre de los padres de esos niños, no los castigó cuando era lo lógico hacerlo, y protegió a Mei cuando muchos hombres no lo harían. Merece tomar un buen té. Seguramente no es el que acostumbra beber, pero será mucho mejor que el que tiene- dijo ella.

-Gracias. Aunque no creo que lo merezca, solo hice lo que debía y además no puedo proteger a todos, no pude antes – dijo recordando como su propia hermana había rogado su ayuda años antes- y dudo que pueda hacerlo en el futuro- confesó. De pronto se sentía abrumado.

-Quien da el regalo decide si lo merece o no, y tal vez en el futuro cuando tenga que tomar alguna decisión pueda pensar en este té. Yo solo debo proteger a la gente de mi caravana y ya es difícil, tampoco puedo hacerlo siempre, pero lo intento. Debe ser más difícil cuando se trata de un país y de una guerra, estar a cargo nunca es una tarea sencilla, pero si protegió a unos niños, compró medicinas y alimentos antes de pedirme que le consiguiera armas, creo que no está haciendo un mal trabajo. Incluso está tolerando mi insolencia.




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