HAY UN CAPITULO ANTERIOR POR SI NO LO LEYERON, porque de nuevo NO avisó
Un poco más, una mini maratón de fin de semana.Espero les guste
Que tengan buen inicio, abrazo grande
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Cuando entraron, Wu Fang percibió que ella temblaba levemente, por lo visto La Nieve no era inmune al frío extremo como a veces parecía. El príncipe se apartó y llamó al único ayudante que había en la residencia, luego volvió con ella que estaba observando el tablero de weiqi.
-Cumplió su palabra- dijo la mujer viendo que las piezas estaban tal como las habían dejado.
-Y usted la suya- dijo él y estuvo a punto de preguntarle por qué había ido más allá, porque casi había cruzado el límite eligiendo caballos blancos, pero no lo hizo. En cambio le hizo otra propuesta- Antes del té y la partida, ¿qué tal un baño caliente?- preguntó y ella lo miró sorprendida.
-¿Su alteza?
-Quiero decir, que mientras yo hago el té, podría tomar un baño caliente para entrar en calor.
-No es necesario, ni adecuado…
-Es un huésped y no puedo brindarle mucho, me temo que si no fuera por usted ni siquiera podría ofrecerle un té decente, así que le ofrezco el único lujo que tengo aquí y es agua caliente, pedí que prepararan todo y tendrá absoluta privacidad, le servirá para entrar en calor, está temblando.
Báixuě se lo quedó mirando un instante, el príncipe era sincero en su ofrecimiento y también era cierto que el frío la había afectado más de lo normal.
-Acepto – dijo y casi que él sonrió.
El ayudante al que había dado las órdenes antes, volvió y Wu Fang le hizo un gesto para que la guiara.
-Tómese su tiempo, yo la esperaré- le dijo y ella asintió. El hombre la guió hasta la habitación de baño que estaba en el interior de los aposentos de Wu Fang, ella alcanzó a echar un breve vistazo. Él tenía razón, no había lujos allí, todo era sencillo, y también oscuro, como si el invierno de afuera continuara allí dentro. Para sorpresa de Báixue una mujer la esperaba, para acompañarla, no había visto antes a ninguna mujer en la residencia.
-Mi esposa- dijo el hombre que la había acompañado- Su Alteza me pidió que la buscara para que la asista.
-Gracias- dijo ella y el hombre se retiró.
-Venga, por aquí – indicó la mujer- El agua ya está caliente.
-Muchas gracias por su ayuda – le dijo aunque se sentía rara, no estaba acostumbrada a que la asistiera.
-Me temo que no tenemos esencias para el baño, así que eché algunas hierbas aromáticas, seguro será reconfortante . Y la tina es enorme así que estará cómoda– le dijo y se acercó para ayudarla a recogerse el cabello y quitarse la ropa. Báixuě aceptó la ayuda con el cabello pero luego de quitarse la capa, le dijo que ella se encargaría de quitarse la ropa. La mujer asintió y le entregó una toalla limpia.
-Estaré afuera por si me necesita – le dijo y le hizo una leve reverencia antes de marcharse.
La joven se acercó a la tina , en efecto era enorme y parecía haber estado allí desde hace mucho, así que suponía que el príncipe la había “heredado” al mudarse allí, hundió las manos en el agua, era cálida y aromática. Terminó de desvestirse y con cuidado se sumergió, sintió como el calor le recorría el cuerpo y le desentumecía los músculos que tenía agarrotados por el frío, dio un pequeño suspiro de placer.
En verdad algo tan simple era un lujo, ella lo sabía bien, pero no había esperado que el príncipe también lo supiera, en general quienes más tenían daban por sentado los pequeños lujos cotidianos, como si fuera lo más común del mundo y todos pudieran gozar de aquella misma situación. Un baño de agua caliente, un plato de comida, una casa cálida, ropa abrigada eran cosas que muchos no valoraban, pero extrañamente Fei Wu Fang, el Príncipe Heredero de la Nación reconocía la importancia de ello. Y además, había notado que ella no estaba bien y se lo había ofrecido, sinceramente, de corazón, siendo lo único que creía que podía ofrecerle. Nunca había esperado que sus gestos la conmovieran, pero lo hacía. En cada visita trataba de descifrar a aquel hombre, de saber qué tanto era estrategia y qué tanto era él mismo, pero siempre la sorprendía y sentía que estaba cayendo en alguna especie de trampa. Como cuando había ido a comprar los caballos y había pensado que si iba a usarlos para sus batallas, los blancos le servirían para camuflarse en la nieve dándole ventaja, había pensado en él y su bienestar, había comprado aquellos caballos aunque fueran más difíciles de conseguir y más caros. Y aunque significara que estaba rompiendo sus propias reglas.
El calor siguió extendiéndose por su cuerpo, cerró un instante los ojos y trató de relajarse, de vaciar su mente de cualquier pensamiento inquietante.
Se demoró mucho más de lo que hubiera esperado disfrutando de aquel baño, la vela que alumbraba casi se había consumido a la mitad y el agua empezaba a enfriarse. Pero efectivamente , había sido muy reconfortante y ya no sentía el frío dentro, se secó, se volvió a vestir, aunque dejó la capa de lado porque estaba húmeda , la mujer que la había asistido le pidió que se la diera para secarla.
-Gracias, por todo – dijo ella y como quería agradecer sin ofenderla, le dio una de las horquillas que llevaba en el pelo, era muy valiosa.
-No es necesario, mi señora, en verdad .Solo quise ayudar y respetar el pedido de Su Alteza. Él trata muy bien a mi marido y a la gente de la fortaleza y jamás pide nada para sí mismo, así que no necesita darme nada a cambio– dijo intentando devolverla.
-Lo sé, por eso mismo estoy agradecida. Acéptelo por favor – insistió cerrándole con suavidad las manos sobre la horquilla para que la conservara. La mujer hizo un gesto de aceptación.
Báixuě fue a reunirse con Wu Fang.