Capítulo 16- Un copo de nieve

Ahora sí, para quienes sentían curiosidad, un poco de la historia de ella

Aprovechemos la racha de escritura

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Wu Fang se quedó observándola un instante, por un lado le había sorprendido que dijera que no tenía un lugar donde regresar a pesar de poseer distintas casas, y por otro lado su agudeza para entender que a él le sucedía lo mismo, aunque quizás su situación era demasiado obvia, un príncipe en aquel lugar era prácticamente el exilio.

-Tiene razón, nos parecemos – dijo y volvió a mover una ficha mientras ella lo observaba.

-¿Quién le enseñó a jugar , Su Alteza?

-Un amigo que también fue mi tutor y casi un hermano.- respondió él.

-Habló en pasado.

-Murió, hace años.

-Lo siento, debe extrañarlo.

-Sí, mucho, pero de alguna manera cuando juego al weiqi , está presente- respondió él- ¿Quién le enseñó a usted?- preguntó y ella demoró en contestar, tanto que Wu Fang pensó que no le respondería.

-La persona que me compró cuando mis padres me vendieron – dijo suavemente mientras movía una ficha y luego levantó la mirada para observar la reacción de él.

-Lo siento, no quise…

-Yo empecé a preguntar primero y no se preocupe, fue hace mucho tiempo.

-Por eso…-dijo él pensando en voz alta al recordar que ella no admitía nada que involucrara el comercio de personas y también su reacción cuando supo sobre Hao y Mei. Ahora entendía.

-¿Por eso no me gusta que las personas sean mercancía? Sí, lo viví en carne propia, Su alteza, así que no es grato que mis padres decidieran que para sobrevivir yo , que era la mayor con doce años, era tan vendible como cualquier otra cosa de la casa.La comida no alcanzaba para todos, y no podríamos pasar el invierno, así que me sacrificaron a mí para salvarse ellos y a mis hermanos menores- dijo ella y él sintió el dolor tras sus palabras y el eco de las palabras que le había dicho Liyuen una vez. Esas palabras serían siempre una astilla en su alma. Su padre no solo había sido mal padre al vender a su hija a través de un casamiento, sino que era un mal rey si permitía que en su país la gente se sintiera tan desesperada como para vender a sus hijos.

-No tiene que contarme – le dijo y era un poco consideración hacia ella y otro poco cobardía, no estaba seguro de querer escuchar más.

- No se preocupe, tuve suerte, aunque entonces no lo sabía, ni lo creí. Solo estaba aterrada, no era más que una niña, una que había vivido en el campo y que era demasiado ignorante del mundo- Wu Fang se había puesto pálido y se había olvidado de mover sus fichas- Su turno, Alteza- le dijo ella. Movió pero sin pensarlo bien, distraído.

-Dijo que la persona que la compró le enseñó a jugar.

-Me compró un viejo comerciante, el más importante de la ciudad. Yo era una joven sana y supongo que también era agradable a la vista, pensó que era buena mercancía aunque no había decidido aún mi destino, hay muchas opciones sobre dónde y a quién vender a una niña – aclaró y él tembló imperceptiblemente al imaginar todas las posibilidades- Creo que al inicio pensó en pulirme antes de venderme para sacar más dinero, así que me enseñó a leer y escribir, a sacar cuentas y jugar al weiqi. Y eso fue mi salvación. Tanto él como yo descubrimos que era inteligente y buena con los números, además aprendía rápido y como él era un buen comerciante decidió que el mejor negocio era quedarse conmigo y entrenarme para seguir sus pasos. No tenía hijos, así que terminé siendo su heredera. Irónicamente mis hermanos menores murieron por el hambre y las enfermedades, y yo sobreviví.

-Y se convirtió en La Nieve.

-¿Sabe que es lo más frágil que hay, Su Alteza?- preguntó y él negó con la cabeza- Un copo de nieve, se desintegra al menor contacto, es llevado por el viento hacia cualquier parte y no sobrevive mucho tiempo sin importar lo bello que sea, así que de niña entendí que un copo de nieve no tenía posibilidades, pero cuando se acumulaba, se podía convertir en algo más fuerte, algo capaz de cubrirlo todo, de hacer temblar hasta los más poderosos, una fuerza de la naturaleza

-Y es en lo que se convirtió.

-Solo sobreviví, Su Alteza, en un mundo frío, sobreviví – dijo ella y movió su ficha- Creo que gané la partida – dijo y entonces Wu Fang quitó los ojos de ella y miró el tablero. En efecto acababa de vencerlo, y extrañamente no le molestaba.

-¿Fue bueno con usted?– preguntó.

-Sí, lo fue - respondió ella sabiendo a quién se refería- quizás lo más cercano que tuve a una familia, antes de hacerme cargo de la caravana. Y por eso aún me gusta jugar al weiqi – respondió y sonrió levemente, aunque era una sonrisa triste y que no le llegaba a los ojos-Creo que hablé demasiado.

-También me ganó. Hace mucho que nadie me gana.

-Su Alteza se distrajo- dijo ella.

-Entonces tendremos que empezar de nuevo, una partida nueva – dijo él mientras removía las fichas y volvía a colocar las suyas.

-De acuerdo, empecemos de nuevo- asintió Báixuě. Y juntos dispusieron las fichas para una nueva partida.

La joven movió la primera pieza

-La niña debe estar muy orgullosa de la mujer que es- dijo él.

-Ella nunca habría imaginado poder contarle su historia al Príncipe Heredero de la Nación, yo misma lo olvido muchas veces. Para gente como nosotros es algo impensable, el rey y el Príncipe son tan lejanos como el sol, poder contarles nuestros problemas es algo imposible.

-Y sin embargo acá estamos- dijo él- Así que dígale a esa niña del pasado que pudo contarle su historia al Príncipe Heredero y aunque no puedo hacer promesas porque ni siquiera sé si saldré vivo de aquí…

-Ya las hizo, Su Alteza- lo interrumpió ella y él la miró confundido- Cuando ayudó a Hao y Mei fue su promesa, cuando no cuestionó mis reglas sobre el comercio de personas y cuando se horrorizó por mi historia, todas fueron promesas. Ninguno de nosotros sabe qué sucederá en el futuro, pero creo que las acciones hablan más que las palabras. Así que la niña que fui se sentiría agradecida de haber sido escuchada por alguien a quien le importa y que buscaría cambiar la situación.