El Fénix y la Nieve

Capítulo 17- Victoria Descolorida

Un poco más de Wu Fang y Báixuě, espero les guste

Tengan buena semana. Abrazo

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A la mañana siguiente, ella pasó para tomar su pedido que consistía en algunos animales más y una reposición de medicinas de las que Wu Fang había hecho una lista minuciosa.

-¿No necesita nada más?

-No ahora, me temo que tendré que esperar o arreglármelas con lo que tenga hasta su regreso.

-Las condiciones del clima empeorarán, así que será difícil llegar hasta aquí, en dos meses ya lo peor habrá pasado y volveremos a circular con más regularidad.

-¿Se irá el frío?

-Eso nunca, es el norte – dijo ella- pero quizás para cuando nos volvamos a ver ,ya se haya acostumbrado, Su Alteza.

Wu Fang se rió ,no imaginaba acostumbrarse nunca a aquel clima, pero su risa espontánea y sincera, dejó perpleja a Báixuě

-No creo que me acostumbre, pero quizás pase el tiempo suficiente como para convertirme en un norteño, nadie puede saber lo que sucederá.

-Es un buen jugador, Su Alteza, no pierda de vista el tablero y la jugada completa, entonces quizás el futuro no sea tan impenetrable- Y ambos sabían que no hablaba del juego de weiqi, sino un juego más amplio que implicaba la vida y la muerte

-Nos veremos en dos meses- dijo él y esta vez sintió que también hacía alguna clase de promesa.

En aquel tiempo que pasó, en medio de lo más crudo del invierno, Wang Wu Fang logró su primer gran victoria, hizo retroceder al enemigo hasta dejar libre sus fronteras. Fue una batalla ardua tras otra, y ataques planificados con unos caballos blancos que se confundían con la nieve y les permitían hacer ataques sorpresa que fueron causando pequeños pero significativos daños al enemigo, hasta la conquista final de expulsarlos.

Había pasado más de un año, y al fin tenía su primer logro, hubiera deseado sentirse triunfante, feliz, pero no se sentía así, se habían perdido muchas vidas, y aún no podía regresar, debía recuperar los territorios perdidos. Se sentía como alguien que había cumplido con su misión, ni más ni menos. Y muy vagamente se preguntaba si su padre estaría orgulloso de él o al menos conforme con lo que había logrado.

Tampoco podía relajarse, ahora tenía mucho más por hacer, seguir protegiendo esas fronteras, avanzar sobre el territorio enemigo y también fortalecer el campamento porque la fortaleza empezaba a estar demasiado lejos. Y no podía olvidar la corte que era un puñal apuntando siempre a su espalda, así que debía mantenerse lo más informado posible de lo que sucedía tanto con sus enemigos como con sus aliados.

Sin embargo, tras aquel triunfo descolorido, la crudeza del invierno empezó a declinar y eso, extrañamente, sí le dio sensación de triunfo, había sobrevivido a la inclemencia del norte y sus vientos huracanados, sus nevadas intensas, su frío eterno.

Quiso creer que era un buen augurio, que estaba fortaleciéndose, que llegaría el día de volver a ver a su hermana y su sobrino, y mucho más cercano, que podría seguir la partida de weiqi con Báixuě.

Estaba agotado, física y mentalmente, había estado a la vanguardia casi todo el tiempo, porque debía guiar a los hombres, porque debía ganar la confianza de quienes habían estado al mando de su cuñado y porque no le quedaba otra opción. Y aunque tras la victoria había regresado a la fortaleza, no significaba que pudiera descansar como necesitaba.

Sin embargo, Zhongchen, y los pocos sirvientes que lo atendían allí y se encargaban de la cocina, casi que lo obligaron a tomar un tiempo para sí mismo, dormir y comer bien y abundante, al menos tanto como era posible allí.

Y se sintió bien que alguien se ocupara de él, parecía que el año transcurrido allí no había sido en vano pues los lugareños que lo habían recibido con suspicacia, ahora lo trataban con respeto y amabilidad. Además había sido reconfortante darse un buen baño, volver a sentirse limpio, afeitarse y arreglarse el cabello, así como también usar ropa que no oliera a sudor y sangre , dejando de lado la armadura. Casi volvía a sentirse humano.

Pero esa sensación agradable se borró cuando recibió noticias de su padre, era una felicitación por su triunfo pero tan escueta y fría, donde además le recordaba que había cumplido con su deber como Príncipe Heredero y que esperaba su victoria definitiva por el bien del reino.

Eso lo puso nuevamente en su lugar, volvía a ser una ficha en el juego de otro

¿Cómo había esperado algo más? No había nada personal en el mensaje, no preguntaba cómo se encontraba ni había palabras afectuosas. No era el mensaje de un padre, sino de un rey a su súbdito.

Casi que sonrió , burlándose de sí mismo y sus expectativas. El peor frío no era el del norte sino en el que se habían criado él y Liyuen. Un palacio que era una jaula, un título que los obligaba a ser leales y obedecer , dejando de lado sus propios sentimientos.

Además era reemplazable, su padre tenía otro hijo, quizás solo era irreemplazable para Liyuen y Yichen pero si no podía hacer nada para protegerlos, si no reunía poder y si volvía a fallarle a su hermana más le valdría morir en el norte.

No había descanso para él. Nunca lo había ido. Siempre en guardia.

Sólo había una tregua frágil e ilusoria cuando jugaba al weiqi, y en este último tiempo cuando jugaba con una mujer que se había vuelto su contrincante pero también una especie de aliada.

Existían esos instantes, cuando tomaba el té con ella y jugaban mientras hablaban de sí mismos y del mundo que anhelaban.

Existían esos momentos, pero Wu Fang se preguntaba qué tan reales eran y qué precio debería pagar.

Báixuě tenía muchas respuestas, tanto en sus necesidades comerciales como sobre el territorio que seguía siendo desconocido para él, pero también le generaba preguntas, muchas. Algunas que no se animaba a preguntar y otras que no se animaba a hacerse a sí mismo.




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