Un poco más, vamos de a poco con estos dos, pero hay algo allí
Espero les guste
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Wang Wu Fang había llorado solo una vez en su vida, a solas, al perder a su amigo Longyin.
No había llorado con la muerte de su madre a pesar de que era un niño y tenía el alma rota, porque era el Príncipe heredero y no se lo permitieron. Tuvo que permanecer impasible y regio a lo largo de todos los ritos funerarios y ya luego el dolor de la pérdida se le había vuelto carne, y no sabía cómo llorarla.
Tampoco había llorado cuando su hermana se había marchado al norte, porque sabía que no tenía derecho a hacerlo. Y con su mirada al partir, Liyuen parecía recordárselo.
No había llorado por la muerte de su esposa, aunque había sentido una pena por la pérdida de una vida tan joven. No había sentido por ella más que el vínculo del compromiso, y respeto, pero nunca había llegado a enraizarse un afecto profundo entre ellos.
Tampoco había llorado al ver morir a sus camaradas en batalla , ser soldado coincidía en aquel aspecto con ser príncipe, los sentimientos se dejaban de lado.
Y jamás había llorado por el abandono de su padre, a pesar de que le daba rabia y lo hacía sentir inmensamente solo.
Pero al leer aquella noticia de que su hermana se casaría con Longxuan, las emociones lo había embargado y desbordado. Que ella pudiera librarse de su padre y unirse al hombre que había amado en su juventud, probablemente aún lo amaba, lo hacía sentir alivio, como si un poco de la culpa que pesaba en su consciencia se esfumara porque aquellos dos tenían una segunda oportunidad. Y también sentía tranquilidad de que ella y su hijo ya no estarían solos ni desprotegidos. Pasara lo que pasara con él, su hermana y su sobrino estarían bajo el ala de Longxuan, el poderoso ministro. Además estaba seguro que esta vez, Liyuen había hecho su elección y de ese modo había escapado de los juegos de poder de su padre, uno de ellos era libre y sería feliz. Con eso bastaba.
Y lo que menos había esperada era que la primera vez que lloraba en tanto tiempo fuera frente a alguien, frente a Baixue.
Sintió su presencia a su lado, y la mano de ella suavemente apoyada en su espalda, transmitiéndole calor y consuelo. Y poco a poco pudo volver a controlar sus emociones. Se limpió el rostro en el brazo antes de incorporarse.
La Nieve se alejó entonces y pocos minutos después le puso delante una taza de té.
-Bébalo, le hará bien- dijo y él hizo caso, necesitaba un momento para volver a ser él mismo y enfrentarla, ella le estaba dando esa oportunidad. Jamás se había mostrado tan vulnerable frente a alguien.
-¿Es un buen hombre? ¿La persona con quien su hermana se casará?
-Solía serlo, ha cambiado mucho pero confío en él. Y es la persona que ella amó antes que la casarán con el General Zhang – dijo, era extraño poder hablar de aquello con alguien más.
-Entiendo, entonces eso lo tranquiliza.
-Sí, si algo me sucede ella y su hijo no estarán solos. Y Fei Longxuan tiene el suficiente poder como para protegerlos.
-¿Es su aliado?
-No del todo, pero tampoco es mi enemigo en la corte. Aunque dudo que sienta aprecio por mí, más bien creo que me resiente, pero ambos amamos a las mismas personas. Eso nos une. Y mi hermana estará a salvo con él y esta vez es lo que ella eligió. Es como si una vieja herida empezara a curarse- agregó
-¿También usted? – preguntó y él la miró -¿Con esta noticia sus heridas también empiezan a curarse?
-Yo no tenía derecho a sentirme herido – respondió.
-Uno no necesita derecho para eso, ni para llorar tampoco. Y si las personas que amaba sufrieron, es lógico que usted también sufriera.
-Yo no hice nada para evitar que sufrieran, no soy la víctima.
-Tampoco creo que sea el culpable. Estoy segura que hizo lo que pudo, Su Alteza. Si su hermana ha encontrado su propio camino, es hora de que deje ir la carga.
-Nunca lloré delante de nadie – dijo mirándola.
-Siempre hay una primera vez, tampoco lloro delante de nadie, no en mi etapa adulta. De niña lloraba mucho pero aprendí que no me servía de nada, porque nadie me iba a socorrer. Así que dejé de hacerlo. Pero si algún día vuelvo a llorar, lo haré delante suyo, y así estaremos a mano, si es que lo inquieta que lo haya visto llorar . Aunque no creo que sea algo que deba preocuparlo, quiero decir, lo hace humano y no creo que sea una debilidad. Quizás no lo piense de esa forma, pero yo creo que para alguien como usted, mantenerse humano, es una fortaleza.
Wang Wu Fang se la quedó mirando, era cierto que antes sus emociones se habían descontrolado y no había podido evitar llorar sin siquiera reparar en la presencia de ella, pero quizás, algo en su interior había sabido que estaría a salvo llorando frente a aquella mujer. En un principio su orgullo masculino se sintió herido, no parecía propio de un hombre y menos de un príncipe llorar de esa manera, pero ella se había quedado a su lado y le daba una perspectiva nueva para mirarse a sí mismo. Eso era lo que más le atraía de ella, Baixue lo obligaba a verse bajo otra luz, del mismo modo que jugando una partida lo obligaba a pensar en otras posibilidades, también lo hacía cuando hablaba con ella. Y de alguna forma ella acababa de responderle la pregunta que lo atormentaba, si terminaría siendo alguien como su padre. Sin embargo, ella le había dicho que mantenerse humano era su fortaleza, y era probable que si lograba aferrarse a eso pudiera llegar a ser alguien diferente al rey.
Deseó que fuera verdad.
Deseó que ella tuviese razón.
-Espero que nunca deba llorar- dijo él haciendo mención a lo que ella había dicho antes. Y al mirarla no se sintió avergonzado, ni incómodo, sino que ,extrañamente, se sintió en paz.
-Gracias, Su Alteza. Me despido, supongo que querrá escribirle a su hermana para felicitarla.