El Fénix y la Nieve

Capítulo 23-Una Apuesta

Nuestro Príncipe y su Nieve han vuelto, gracias por la espera, espero les guste

Y SIIIII SIGUEN YENDO LENTO, perdón a quienes esperan más romance

Buena semana

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Jugaron en silencio, sin medir el tiempo, hasta que vinieron a avisarle que era hora del almuerzo.

-Seguiremos cuando regrese- dijo ella levantándose

-¿No almorzaría conmigo? – preguntó Wu Fang y ella lo miró. No acostumbraba hacerlo, no debía hacerlo, pero entendía que él no quería estar solo cuando tenía los malos recuerdos tan mezclados con las buenas noticias que ni siquiera podía separarlos. Y cuando se sentía terriblemente solo, porque ella también conocía el sentimiento.

-Lo acompañaré, Su Alteza- aceptó y él dio la orden que prepararan el almuerzo para dos.

-Me temo que sea una comida sencilla- se excusó.

-Creo que si estuviera dispuesto a disfrutar de un banquete con la situación que hay, yo no aceptaría comer con usted- dijo ella y él sonrió levemente. Aquel día tenía las emociones completamente revueltas, pero de alguna forma Báixuě parecía anclarlo a la realidad evitando que naufragara.

-Gracias- le dijo y era una palabra que abarcaba tanto el que aceptara comer con él como el hecho de que lo hubiese acompañado aquel día.

La comida era sencilla pero Wu Fang no la hubiese cambiado por ninguno de los manjares de palacio. Por primera vez en mucho tiempo, podía comer en medio de una charla amena, ya que la mujer se había puesto a contarle todo tipo de anécdotas de los lugares que visitaba, cosas pequeñas, intrascendentes, pero que aligeraban el ánimo.

Y por primera vez en mucho tiempo, él no se ahogaba. Quizás porque la noticia de Liyuen lo había liberado, quizás porque en aquel norte la vida y la muerte estaban tan hermanadas que ya no lo agobiaban o quizás por la mujer que tenía frente a él.

-Esta vez demoraré más tiempo en regresar – dijo ella de pronto.

-Mientras no vuelva a enfermarse.

-Iremos más allá de la frontera- dijo quedamente. Wu Fang sabía que tenía que ver con sus actividades comerciales, pero lo inquietó

-¿Es seguro?

-Lo es, aún lo es- le respondió y él entendió lo que no decía “mientras sea neutral estaré segura”

-Espero que tenga buen viaje.

-¿Estará acá cuando regrese o ya estará en la nueva fortaleza de la frontera?

-No lo sé, espero que ya pueda estar allá- dijo y no preguntó cómo ella sabía tanto sobre sus planes. Había comprendido hacía tiempo que siempre sabía más de lo que parecía, porque su negocio le permitía estar muy bien informada y porque era muy inteligente. Aquello debería haberlo alarmado, pero confiaba en ella

-Tenga cuidado.

- Zhongchen piensa que hay espías en la fortaleza.

-¿Cree que soy una?

-No, lo descarté hace mucho – confesó -Pero me gustaría saber su opinión.

-Es probable que así sea, hasta los comerciantes solemos tener quienes nos informan sobre nuestros competidores, sería extraño que no hubiese espías aquí.

-Tal vez ya sea hora de atraparlos- musitó él.

-Es un buen jugador, Su alteza, mueva las fichas con cuidado.

-Necesito que el juego avance – respondió él y ella lo observó un instante, tenía la sensación que el camino que iba a tomar aquel hombre era peligroso, mucho, pero no podía impedirlo. Y eso le preocupaba. Era muy desconcertante preocuparse por alguien que no era de su caravana ni una persona desvalida de las que solía socorrer, pero de alguna forma, el Príncipe se había convertido en alguien que era importante, en alguien que deseaba que estuviera a salvo.

Y cuando se despidió de él, el corazón le pesaba.

Para Wu Fang saber que su hermana ya no estaba desprotegida lo había liberado un poco de la carga del pasado, pero también de la del futuro, porque sentía que podía jugar su juego más agresivamente, sin tanto cuidado, porque en el peor de los casos, si perdía al arriesgarse, si moría en aquel lejano lugar, Longxuan cuidaría de Liyuen.
Así que ahora él podía subir la apuesta en su juego.

Cuando Zhongchen regresó, le informó sus planes.

-Es hora de que atrapemos a los espías, y también de que hagamos algo con nuestros enemigos. ¿Ya está listo el nuevo campamento?

-No del todo, Su Alteza, necesitaríamos años para convertirlo en una fortaleza real, pero digamos que ya está casi terminado lo más importante, podremos mudarnos allí en menos de un mes- le dijo y Wu Fang asintió.

-¿Nosotros no tenemos infiltrados entre ellos , verdad?

-No, no hemos podido. Quiero decir, para armar nuestro ejército recibimos todo tipo de personas y aunque pasaron una revisión, no somos locales, así que era más fácil que implantaran espías o quizás ya estaban desde antes, desde que el General Zhang manejaba el ejército. Además…

-No solo nuestros enemigos nos espían – terminó él con resignación- Pero trataremos de usarlo a nuestro favor, al menos si sale bien- dijo y le explicó su plan a su subordinado.

Tan pronto todo estuvo listo en el nuevo campamento fortaleza fueron a instalarse allí, y poco después Wu Fang organizó una expedición a territorio enemigo con un pequeño grupo reducido, entre los que había incluido algunos de los que sospechaba eran espías.

En medio de la expedición, se dividieron, Zhongchen y tres hombres más siguieron avanzando con él, mientras el segundo hombre de confianza de Wu Fang se quedaba con el otro grupo explorando el terreno.

Un par de días después Zhongchen volvió solo y herido a reunirse con el grupo que habían dejado esperando. Les contó que habían sufrido una emboscada, que se habían enfrentado a un grupo de exploradores enemigos que patrullaban y que no sabía si el Príncipe Heredero había logrado escapar con vida, pues él había perdido el conocimiento al ser herido.




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