Un poco más de ellos, espero les guste
Y disculpen los errores ( es muy tarde)
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"¡Wu Fang!"
Sintió que alguien gritaba su nombre aunque no podía estar seguro, intentó abrir los ojos, pero le costaba demasiado, solo vislumbró una silueta y volvió a escuchar, como un eco lejano, que lo llamaban.
Los párpados le pesaban, cerró los ojos y volvió a sumirse en aquel estado brumoso casi inconsciente. Hasta que sintió una mano en su frente. Era fría y de alguna forma aliviaba su estado febril.
Se quejó. Luego percibió que lo levantaban, sintió dolor, así que imaginó que estaba vivo aún. Volvió a desmayarse.
Cuando despertó , supo que ya no estaba en el exterior, sentía una pesada piel cubriéndolo y un movimiento que le hacía pensar que iba en algún transporte.
-Wu Fang...-susurró una voz y trató de enfocar la mirada hacia quien lo nombraba, sentía que nadie que conociera había pronunciado su nombre de esa manera antes, pero a la vez le resultaba familiar. Todo era borroso, así que hizo un gran esfuerzo para concentrarse hasta que la figura frente a él cobró forma y pudo distinguir sus facciones.
- ¿Báixuě...?-susurró sin saber si era real o una alucinación.
-Sí, Su Alteza, que alivio que haya despertado- dijo ella y a él el cambio de trato le resultó desconcertado, tanto que pensó que había imaginado que lo llamaba por su nombre antes.
-¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí?
-Está en mi carromato, nuestra caravana lo encontró y debo decir que tuvo mucha suerte. También de estar vivo. Vamos a llevarlo a la fortaleza- le dijo
-No, no puedo volver – dijo e intentó incorporarse, entonces emitió involuntariamente un grito de dolor .
-Está herido, su brazo izquierdo tiene una herida cortante ¿una flecha, supongo? Y tiene una quemadura en el hombre que imagino que está relacionada a la explosión de los depósitos de pólvora de sus enemigos. El médico de la caravana los atendió y también le dio algo para el dolor, pero necesita tiempo para sanar y si es posible estar en la fortaleza donde puedan atenderlo correctamente- explicó ella mientras lo ayudaba a volver a acomodarse.
-Nunca supe que tenían un medico en la caravana.
- Nunca preguntó, Su Alteza. Viajamos lejos y somos muchos, pasamos largos periodos en lugares inhóspitos o muy precarios, podría pasar cualquier cosa, así que necesitamos estar preparados.
-Viajó enferma- recordó él
-Pero porque no hice caso a lo que me dijeron. Usted no debería ser como yo.
-No puedo regresar aún, necesito tiempo, una semana, diez días como mucho, bastarán. Y mientras me recuperaré.
-Pensarán que ha muerto...- dijo ella y entonces él la miró y comprendió- Eso es lo que quiere...
-Admito que no estaba en mis planes llevarlo tan lejos como para que casi fuera realidad, pero es lo que necesito ahora.
-Está abusando de su suerte.
-Nunca creí que la tuviera, hasta ahora – respondió.
-Es peligroso. Borramos las huellas pero aún así podrían encontrarlo.
-Y a ustedes – dijo él.
-Ya es tarde para preocuparme por eso – respondió ella y él comprendió que desde el momento que lo había salvado y lo llevaba con ellos, a escondidas , Báixuě había traspasado todos los límites.
-Por favor, ayúdeme una vez más. No puedo regresar aún, y nadie debe saber de mí, aunque sí debo informarle a Zhongchen- dijo y su voz empezó a sonar muy áspera, estaba esforzándose demasiado.
-Está bien, descanse , yo me encargaré- dijo y dio unos golpecitos en uno de los laterales del carromato, que se detuvo inmediatamente, luego abrieron la puerta y la vio bajar. Cerró los ojos, estaba muy cansado. Sintió voces afuera, pero no se preocupó. Era una pena que Báixuě fuera mujer porque con su inteligencia y habilidades hubiera sido un gran general, o un gran ministro, y podría haber sido uno de sus aliados en la corte.
Era una pena, se repitió. Y antes de caer en la inconsciencia, fue sincero con él mismo. En realidad agradecía que Báixuě fuera ella y no alguien más.
Cuando volvió a despertar, se sintió algo confundido y demoró unos instantes en despejarse la mente y recordar donde estaba. Seguía sintiendo dolor y mucho cansancio.
-¿Necesita algo? – preguntó Báixuě y él dirigió la mirada hacia ella.
-¿Qué hora es? – preguntó, había notado que aquel carromato grande no tenía ventanas, solo la puerta. Tenía la sensación extraña de viajar dentro de un animal pesado y resistente que les hacía de coraza contra el mundo exterior, pero donde la noción del tiempo se perdía fácilmente.
-Es la noche del segundo día, Su alteza.
-¿Dormí tanto?
-Sí, su cuerpo lo necesitaba. Ya hice los arreglos para que vamos a un lugar seguro, y mañana alguien vendrá a buscar su mensaje para su gente. Ahora debería intentar comer algo
- le dijo y se acercó al camastro donde estaba. Lo ayudó a incorporarse un poco y le acercó un cuenco con comida
-Es una sopa nutritiva, le hará bien. Intente comer un poco- dijo ella y le acercó una cucharada a la boca
-¿Qué tiene? – preguntó WuFang
-No creo que quiera saberlo...- dijo ella en broma y él casi esbozó una sonrisa. Luego abrió la boca y comió.
-Es caldo de pollo...- dijo como si en verdad hubiese esperado que fuese algo desconocido.
-Sí, con ginseng y algunas hierbas que el médico dijo le harían bien.
- Creo que puedo hacerlo solo – dijo intentando tomar la cuchara , pero al levantar el brazo gimió.
-Creo que aún no.- insistió ella- Así que deje que lo ayude, no teme que lo envenene, ¿verdad?
-Sería una pérdida de tiempo después de salvarme- le dijo él.
-Y soy un comerciante, no me gusta perder tiempo porque en general equivale a dinero.
-Estoy en deuda- dijo él repentinamente serio.