Un poco más, espero les guste
Y tocó capítulo largo, espero leer qué les pareció
Buen fin de semana
Hagan sus apuestas..BN avisará o no?
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Siguió cabalgando hasta que percibió que alguien llegaba a ponerse a la par de su cabalgata, no se animaba a voltear porque temía tanto que fuera Samid arriesgándose para salvarla como que fuera un enemigo. El sonido se hizo más fuerte y sintió ,no solo el galope, sino el soplido del caballo poniéndose a su lado.
-¡Custódienla! – grito el jinete antes de adelantarla y dirigirle una breve mirada al pasar a su lado.
Apenas pudo verlo, fue un segundo en que sus miradas se cruzaron, y lo reconoció.
Apenas pudo entender lo que estaba sucediendo, incluso detuvo su cabalgata debido al estupor.
Era Wang Wu Fang.
Estaba allí. No el príncipe, sino el guerrero, con la espada desenvainada iba hacia el enemigo mientras un grupo de sus soldados lo seguían y mientras Samid , Songchen y un par más de llegaban junto a ella cortándole el paso.
-Vayan rumbo a la fortaleza, los alcanzaremos en breve – dijo el subordinado del Príncipe. Samid asintió y Songchen fue detrás de su General. Por un instante, antes de girar su caballo y cambiar el rumbo, Baixue alcanzó a ver brevemente a Wu Fang peleando. Era una faceta nueva, sabía que era un guerrero, pero era distinto saber que ver. Su corazón aún latía fuerte por el miedo y la adrenalina, y también ahora sus sentimientos se mezclaban, se sentía aliviada de que él llegara a rescatarla, pero temía que le sucediera algo. Aunque por lo que veía, era más letal de lo que ella pensaba.
Lo había visto herido, lo había visto planear estrategias, pero era la primera vez que lo veía en una batalla real, una batalla para salvarla.
-¡Vámonos! – la urgieron y no tuvo más opción que hacer caso y confiar.
Su mente se aclaró un poco así que vio que no solo Samid estaba allí sino un par más de sus guardias.
-¿Los demás? – preguntó ella
-Todos lograron huir y los guardias restantes se encargaron de llevarse consigo a los que se resistían a irse. – respondió Samid y entonces ella notó lo pálido que estaba y luego vio la mancha de sangre en su costado.
-¡ESTÁS HERIDO!
-Estoy bien, no es grave – dijo .
-Detengámonos – pidió ella y tanto Samid como los soldados negaron.
-Debemos irnos, no se preocupe por mí - insistió su guardia pero tras avanzar unos metros se desplomó del caballo. Ella detuvo su marcha, obligando a los demás a hacer lo mismo, desmontó y fue hasta él.
-Samid…
-Váyase, tiene que ponerse a salvo- le dijo con un hilo de voz
-No voy a dejarte aquí- respondió mientras buscaba su herida y presionaba con sus manos para detener el sangrado.
-Llévenla…- dijo con voz débil, y sus guardias y los soldados la apartaron, mientras ella luchaba por deshacerse del agarre.
-¡No, no!¡No me iré! - protestó retorciéndose y lanzándose de nuevo contra el cuerpo del hombre herido.
De pronto sintió que la levantaban en el aire y la subían a un caballo, y el jinete la atrapaba con fuerza contra su cuerpo.
-Tenemos que irnos ya - dijo Wu Fang junto a su oído y ella sintió ganas de llorar, alivio y dolor mezclados. Era él quien la tenía firmemente sujeta. Estaba a salvo.
-No voy a dejarlo…- protestó.
-No dejaremos a nadie- dijo él e hizo señas. Tanto los guardias de Baixue como sus hombres colaboraron para subir a Samid cruzado en uno de los caballos y siguieron viaje.
-¡Resiste!- gritó Wu Fang al guardia que había dado todo por proteger a La Nieve y luego empezó a galopar velozmente.
-¿Ya terminó?- preguntó Baixue débilmente, su cerebro aún no podía procesar todo lo sucedido.
-Sí, era una patrulla pequeña, enviada tras comerciantes, no esperaban una partida del ejército, los vencimos rápido. Ya estás a salvo- dijo él sin mencionar que su furia y desesperación habían sido un factor determinante en la batalla.
Baixue sintió el olor a sangre, pero no sabía si era por la que ella llevaba en las manos o si provenía de Wu Fang.
-¿Estás herido? – preguntó girando levemente la cabeza para observarlo.
-Algún rasguño quizás, en su mayoría no es mi sangre – respondió él y ella notó que en su cara tenía algún corte leve y que básicamente su armadura estaba cubierta de manchas rojas- ¿Estás herida tú?- preguntó él a su vez.
-No- dijo ella.
-Bien- respondió simplemente y la apretó más fuerte de la cintura mientras aceleraba.
El resto del camino viajaron en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos.
Cuando llegaron a la fortaleza, Wu Fang ayudó a La Nieve a descender de caballo, pero cuando ella quiso caminar las piernas apenas la sostuvieron, así que la sujetó de la cintura, tal como había hecho todo el camino.
-¿Samid?- preguntó ella.
-Vive, nos encargaremos inmediatamente de él, no se preocupe- respondió Songchen y ella asintió agradecida.
-Vamos adentro, necesitas descansar y un baño. Luego hablaremos porque imagino que tienes mil preguntas- insistió Wu Fang.
-De acuerdo- dijo ella pero aún no lograba mantener el equilibrio, quizás las emociones fuertes quizás las horas a caballo, quizás todo junto, pero le costaba mantenerse en pie. Wu Fang simplemente la cargó en brazos para llevarla a su residencia
-¡Alteza, bájeme!
-No voy a soltarte – respondió y la llevó cargada hasta la residencia. Baixue se resignó porque si hacía un escándalo atraería aún más la atención y porque se sentía reconfortada por la presencia de él.
Cuando entraron, estaban esperándolos el sirviente de la residencia y su esposa, quién corrió inmediatamente hacia Báixuě.
-¿Está herida? – preguntó y la joven imaginó que debía verse horrible, aún iba manchada de sangre, toda desaliñada y encima en los brazos del príncipe.