El Fénix:el nacimiento de una leyenda

Fuego inextingible

Fuego inextingible

 

Amanece, no compréndo del todo lo que paso anoche. Me levanto de la cama miro por la ventana todo es igual que siempre la gente empieza a trabajar voy a bajar. Me encuentro con Daniel en la cocina pone un plato de sopa en la mesa al parecer no se ha dado cuenta que estoy en la entrada de la cocina.

 

—Buenos días Daniel

 

Me mira un poco sorprendido pero se calma en seguida. Mueve una silla mientras dice.

 

—Sientate, desayuna aún está caliente 

 

Me siento y empiezo a comer del plato, está muy rico la verdad Daniel solo sigue en lo suyo ordenando y limpiando, al parecer termina se siente enfrente mío mirándome comer.

 

—Esta bueno 

 

Lo miro un poco incómodo 

 

—Si está rico, gracias 

 

Solo sonríe busca en una de sus bolsas del pantalón saca un cigarrillo. Lo toma con dos dedos y este se enciende con una pequeña flama que salen de sus dedos lo pone un su boca sacando el humo por la nariz, yo solo sigo comiendo  al parecer le parece gracioso.

Hay está el mirando el techo mientras fuma tan tranquilo, yo termino de comer poniendo el plato a un lado me mira de reojo antes de verme a los ojos.

 

—Apuesto a qué estás muy confundido ¿Cierto?

 

Lo miro aún más confundido de lo que ya estoy 

 

—No entendí lo que dijiste anoche Daniel 

 

Cambia la expresión de su cara a una más seria avienta lo que queda del cigarrillo en el suelo y lo pisa con fuerza. Me mira fijamente una vez más mientras sus ojos se encienden, nunca me fijé en su cara realmente tiene el cabello un poco largo con una cicatriz pequeña cerca de la oreja pero lo que más noto es la tranquilidad que hay en su mirada. Apenas y logro distinguir algo en su mirada creo que veo mi reflejo, el fuego de su mirada se apaga pero siguen brillando sus ojos. Pero veo ese brillo en sus ojos es el reflejo de mi cara y mis ojos, por qué me pasa eso siempre aparece ese extraña llama en mi mirada sin darme cuenta es involuntario y extraño.

Daniel me trae devuelta a la realidad preguntando.

 

—Dime Leo como era 

 

Desaparece ese brillo en el reflejo de sus ojos y lo miro confundido.

 

—Vamos dímelo ¿O acaso no la viste? Tu alma Leo la viste cierto 

 

Me mira con una extraña fascinación mientras saca otro cigarrillo lo enciende con los dedos soplando el humo en mi cara o solo toso en lo que pienso que responder.

 

—Se parecía a mí 

 

Desvía la mirada ahora mira a mis espaldas a la puerta que lleva a afuera.

 

—¿Encerio? La mía es diferente no tiene forma, no la puedes distinguir sabes 

 

Me dice esto mientras tiene el cigarro en la boca, busca de nuevo en su bolsa lo más seguro para fumar otro. Lo saca lo pone en mi cara mientras me mira.

 

—Vamos inténtalo enciendelo 

 

Lo tomo con la mano temblando no se que hacer exactamente, Daniel solo me mira con curiosidad mientras sigue fumando. Pongo el cigarro en dos de dedos como el lo hizo y miro fijamente el cigarro esperando que pase algo, empiezan a aparecer cenizas muy pequeñas en mi mano y alrededor del cigarrillo.

 

—No la puedo ver, pero se que está hay 

 

—Mi alma algo que todos tenemos ¿verdad? Pero que muchos la pudren no crees Leo 

 

Lo miro de nuevo solo ríe, devuelvo la mirada han desaparecido las cenizas tengo que intentarlo de nuevo trato de concentrarme. Las cenizas empiezan a formar un pequeño remolino alrededor de mis dedos que poco a poco va desapareciendo, cada ceniza se va consumiendo ese bonito color rojo y naranja se convierte lentamente en un gris hasta hacerce polvo. Me quedé maravillado observando las cenizas que no me di cuenta que el cigarro está encendido y empezando a consumirse lo tomo con otra mano y se lo entrego a Daniel el lo toma sonriente y lo pone en su boca, pongo lentamente mis manos en la mesa tratando de concentrarme mirando dos de mis dedos de la mano derecha. 
De nuevo aparece ese pequeño remolino de cenizas avivando una llama que poco a poco va formándose en mis dedos.

 

—Aprendes muy rápido 

 

Sonrió mientras se el se queda callado, se levanta y sale por la puerta trasera de la cocina hacia fuera de la casa. Confundido lo sigo caminando tras de el, es un día soleado con mucho calor miro los cultivos creciendo, veo gente trabajando, niños corriendo, soldados entrenando. Daniel me toca el hombro y me lleva a un sendero que lleva al bosque, en el camino miro lo mismo que hace un momento. Llegamos a un campo gigantesco con hombres y niños  con armaduras, espadas, arcos y armas. Estan entrenado, como algo así está oculto a simple vista Daniel voltea y me llama camino hacia el y me paro a su lado.

 

—Lo vez el mundo aún sigue vivo ellos entrenan y se preparan para conseguir un objetivo en común

 

Lo interrumpo preguntadole 

 

—¿Que objetivo?

 

Cruza los brazos y mira a todo el mundo como si estuviera orgulloso de lo que están haciendo, trato de entender que es de lo que se enorgullece mientras miro a todos.

 

—Lo hacen por un mejor mundo esa es la razón ¿Buscabas una razón para vivir? ¿No? 

 

—Aqui encontrarás una chico

 

No voltea a mirarme y empieza a caminar sin decir nada más. Me quedo parado en medio del sendero observando a todos, con que tienen un objetivo en común creo que compartimos ese sentimiento el de mejorar el mundo o almenos hacer el intento de hacerlo.
Después de mirar a todo mundo por unos minutos sigo el sendero buscando a Daniel avanzo unos cien metros y veo lo que parece una coliseo bastante grande echo de piedra, no tengo buenos muy buenos recuerdos de eso.

Me acerco a lo que parece la entrada pero me detienen dos soldados con enormes con armaduras no dejan avanzar ni un solo centímetro me bloquean el paso pero escucho una voz conocida.



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En el texto hay: sufrimiento, sangre, guerra

Editado: 17.09.2021

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