El FestÍn

3-PRETICOR MAÑANERO-

CAPÍTULO 3

PETRICOR MAÑANERO

Amo esa sensación de levantarme en esos días lluviosos, el típico día fuera de preocupaciones, el sonido de las gotas cayendo sobre el techo, y el olor a tierra húmeda. Mucha gente odia ese olor, incluso son alérgicos a eso, pero a mi me hacía sentir libre.

Mi madre siempre decía que había que disfrutar cada pequeño momento, a pesar de siempre verle las cosas negativas a la vida era feliz, el hecho de seguir descubriendo y obtener experiencias nuevas era más que suficiente.

El hecho de vivir en una casa enorme no te hace vivir feliz, y eso lo podía notar en nuestro padre actual, siempre mostraba una compostura deplorable, como si toda su vida hubiese sido un desperdicio.

Eso me recordó al segundo día que estuve en el centro. No conocía a nadie, mi actitud era pura tristeza. Cómo alguien podía hacer semejante acto, dejar a un niño en la nada, no comprendía pero me sentía culpable por la muerte de mi madre, aunque propiamente sabía que yo no era el causante sentía que todo era por mi.

Los sentimientos son algo complicado que aun no logro descifrar, muchas veces ganaba en ajedrez contra los niños del hogar, pero un día a pesar de saber que podía ganarle a un niño lo dejé ganar sólo para ver su reacción de alegría. No entendía el porqué, y ni lo entendería.

El día era lluvioso tal como mencionaba anteriormente, no se escuchaban los gritos de los demás por toda la casa, la sensación de tranquilidad era apta para mi, podía relajarme.

Decidí salir a caminar por el patio repleto de lodo de la casa, y tras caminar en la lluvia encontré un cobertizo.

En él había repisas llenas de objetos antiguos como manivelas, poleas, cuñas, algunas ruedas, algunas herramientas oxidadas, tornillos, sierras, palas, lámparas de gas, algo de heno en una esquina, y estantes con mucha variedad de libros, había encontrado mi zona perfecta.

No pasó mucho tiempo cuando ya estaba empezando a construir mi base secreta donde pasaría el resto de mi tiempo mientras nadie me veía.

acomode todo de forma que el heno simulara ser un escritorio, las estanterías a mis costados para que fuesen mis paredes de información y las demás cosas al fondo para que no robaran mi esencia de detective, cuando entre los estantes encontré una libreta roja.

Parecía ser de algún niño, pero no parecía tener nombre, más que la inicial D en la portada, tome un lápiz y comencé a dibujar con el dulce sonar de la lluvia tocando el suelo, me sentía en sinfonía con el ambiente, dibuje a una persona saliendo por una puerta de la que salían aves, y repentinamente me llego a la mente un recuerdo, esa tal letra D me resultaba familiar, así es.

Era idéntica a la que yacía en aquel libro en el centro adoptivo, podía identificarlas iguales debido a que ambas letras estaban escritas de una manera distintiva, parecía que fuesen una P pero mal hecha. Fue cuando inesperadamente me surgió la idea de empezar a crear mis teorías.

Tome de las herramientas un hilo rojo, pines, coloque con notas los datos recabados al momento, solo tenía 2 hilos de los que tirar.

Los ruidos tras la pared, y la inicial D. No había mucho que pensar, había interpretado en mi mente la segura huida de un niño de la casa, pero no tenía mucho sentido puesto que la casa le pertenecía anteriormente a otro dueño, o eso se decía. llegue a mi teoría más convincente, el niño escapó del adoptivo y se resguardo en esta casa.

Había muchos pensamientos pero nada de respuestas, seguido de hacer una teoría momentánea de la letra D comencé a escribir posibles nombres con la letra D;

  1. Duncan.

no puedo mentir, no había otro niño con la inicial D en su nombre, necesitaría ir a preguntar a cada uno su respectivo nombre, pero eso era después, por segunda cosa había sobre los ruidos extraños, estos provenían de las paredes probablemente había una pared falsa en algún lugar o estuviera hueca la madera del lugar, esto con certeza garantiza que si había alguien tras esa pared, quizá del otro lado había alguien atrapado, o quizá estaba el taller del señor p.

Me dirigí a la sala y procedí a llegar a la chimenea, entre y derive 3 golpes diminutos a la pared, hubo un eco algo extenso, pero corto.

esto confirmaba mis sospechas, la pared probablemente estaba hueca, Lo que significaba que había un cuarto detrás, pero no había una entrada, o visiblemente no estaba.

Empecé a husmear con mis manos hasta encontrar alguna zanja en las paredes que tuviese la silueta de alguna puerta y tal como pensé, había un pequeño rectángulo en la esquina de la sala donde se encontraba la armadura rara.

una vez localizada la entrada me dirigí al otro pasillo a mano izquierda del salón, ahí se encontraba el comedor a unas cuantas puertas después de los baños y a su lado estaba la cocina, comencé a buscar algún cuchillo para cortar el papel tapiz pero no había ninguno, la mayoría de los utensilios eran plásticos, así que recordé las herramientas del cobertizo.

corrí como loco en busca de un destornillador plano, hasta que dí con él, me dirigí hacia la puerta tapizada y está estaba bajo llave por el otro lado, todo había sido en vano.

inicié a buscar más lugares huecos en las paredes y me topé con varios a lo largo de toda la casa, había uno en el baño debajo del zinc, uno en la habitación 2 bajo una cama, otro en la cocina cerca de una rejilla de ventilación, el de la chimenea, y anote cada uno en un mapa improvisado de la casa que hice.

Más no me servía de nada ubicar los huecos, necesitaba ver que había del otro lado, pero hacer un agujero con un destornillador no era lo más sutil. así que necesitaba algo más pequeño como un alfiler para hacer un hueco, y una mirilla de alguna puerta para poder ver mejor.



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En el texto hay: comedia, terror, terror misterio

Editado: 20.05.2023

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