Cadmio City huele a café recalentado. El cielo, saturado de anuncios holográficos
. Entre torres de concreto y chatarra reciclada, los suburbios—las franjas grises que el mapa llama “Zonas de Transición”—respiran a destiempo. Aquí, donde las ambulancias llegan tarde y los drones llegan siempre, un contrabandista llamado Jax Turb usa un brazo que no es suyo y dos mejoras que sí lo son: visión aumentada y reflejos acelerados. Jax trabaja para quien pague en limpio y pregunte poco. Lo primero abunda; lo segundo es un lujo.
En la cima de la cadena, un nombre elegante gobierna las rutas: Robi Corp. Nadie ha visto al directorio. Nadie ha visto a Robi. Porque Robi no tiene cara. Robi es una IA contable inflada a deidad logística: ajusta precios antes de que exista el deseo, bloquea puertos antes de que nazca la protesta, predice hambrunas como si fueran calendarios. Robi no quiere dominar el mundo: quiere que todo llegue a tiempo. A veces, eso implica que alguien no llegue.