El fin de los días

II

26/01/20 8:00

—Tobías, baja a tomar desayuno —le dice su madre desde la cocina.

—Ya bajo.

Él es Tobías Laville, un chico de 19 años, nació en Paris, pero vive en Los Ángeles junto a sus padres, desde que tiene memoria.

Termina de cambiarse; pantalón jean, camiseta blanca, y zapatillas negras, para luego bajar y dirigirse a la cocina.

—Buenos días hijo —dice su madre, una mujer de 34 años, con ojos marrones claros, sonrisa perfecta, cabello negro, con una estatura promedio. Es bellísima. Toda una francesa. Ella aún conserva su acento parisino.

—Buenos días mamá —dice mientras le da un beso en su mejilla.

— ¿Y Papá?

—Ha salido muy temprano hacia el trabajo, dice que ha llegado un caso extraño al hospital y lo necesitaban de inmediato —dijo su madre mientras le servía el desayuno.

—Vaya, que novedad —dice antes de sentarse— Casi nunca está en casa

Tobías piensa que su padre le dedica más tiempo a su trabajo que a ellos. Porque los ama y quiero lo mejor para su madre y para él, bueno, eso le dice su madre.

—Toma rápido tu desayuno que llegarás tarde a clases.

Tobías estudia derecho en la Universidad de California, aunque su padre siempre quiso que sea médico como él.

26/01/20 8:58

Termina de tomar desayuno y se despide de su madre, esta le dice que se cuide y le vaya bien en sus clases, lo que casi siempre toda madre te dice, al salir de su casa, observa el paisaje, hay un buen clima, las personas se dirigen a cumplir sus responsabilidades, una pequeña bandada avanza hacia el sur, y en la vereda de al frente la ve, la chica que no lo ha dejado concentrarse en las clases, la que cuando se acerca, hace a Tobías decir palabras sin sentido, esa chica inalcanzable que lamentablemente para él, lo ve como un buen amigo, Taylor, está en la misma clase que él, además, su madre es una buena amiga de sus padres.

— ¡Taylor! Hola.

—Oh, Tobías, hola, ¿Cómo estás?

—Bien, ¿Quieres que te acompañe?

— ¡Oh sí! No me vendría mal un poco de compañía ahora.

— ¿Qué ha pasado? ¿Está todo bien?

—Me quedé hasta tarde haciendo algunos trabajos pendientes.

—Oh, debes estar exhausta, pero... Hiciste el trabajo que nos dejó el Sr. Clinton, ¿Cierto?

—Oh rayos, olvidé ese por completo. —dice mientras se golpeaba la frente.

—No te preocupes, tranquila, puedo decir que hicimos el trabajo juntos, además, era en grupo, solo que como Carlos me cambió por Jim, decidí hacerlo solo.

— ¿En serio harías eso por mí? Gracias, gracias, gracias, eres el mejor, prometo devolverte el favor algún día —le dice mientras lo abraza.

Tobías se sonroja.

26/01/20 8:57

En la casa de Taylor, su madre despierta bruscamente, ya que empieza a toser fuertemente, además los mareos, el dolor de cabeza y la fiebre ha vuelto.

Se trata de levantar, pero no puede, siente sus músculos más pesado de lo normal.

Se empieza a desesperar, se ve el miedo en su cara, sabe que esto está muy mal, siente que le está faltando la respiración, así que agarra su celular que estaba en la mesa de noche y llama a Taylor, la cual estaba ya en la universidad a punto de entrar a su clase.

— ¿Qué pasó, mamá?

—Necesito que... Vengas ¡Rápido!

Tobías, que se encontraba eligiendo que comprar en una máquina expendedora junto a ella, nota su desesperación.

—Mamá está mal, debo irme

—Ve, yo hablaré con el Sr. Clinton

—De nuevo te lo agradezco muchísimo

Taylor sale a toda velocidad de la universidad hacia su casa, ahí, los mareos son cada vez peor para Laura, siente que ya casi no respira, piensa que la supuesta cura no está funcionando, y que la enfermedad está haciéndose presente.

Tobías, preocupado no nota la llegada de su mejor amigo.

— ¡Oye, Tobías!

Carlos, ha sido su mejor amigo desde que Tobías llego de Paris. Tiempo atrás fueron vecinos, pero la familia de Carlos se mudó al centro de la ciudad, aunque eso no fue impedimento para que su amistad crezca.

— ¡Carlos! ¿Qué tal?

—Muero de sueño... —dice mientras busca en su bolsillo unas monedas— ¿Hiciste el trabajo de Sr. Clinton? Estuve toda la noche terminándolo

—Sí, lo hice con Taylor.

— ¡No! ¿En serio? ¿Dónde hicieron el trabajo? —dice enfatizando la palabra trabajo y riendo.

—Hice el trabajo solo, pero como ella ha estado ocupada haciendo las tareas de su casa y cuidando de su madre que ha enfermado, no hizo el trabajo, así que le dije que podía decir que trabajamos juntos

—Pensé que había pasado algo bueno... —dice riendo— Yo hice el trabajo con Jim.

—Lo sé, me dejaste por él.

—Pensé que querías hacer grupo con Taylor, por eso no te interrumpí, pero Jim prácticamente no hizo nada, nunca más lo escogeré.

— ¡Es el karma! Por no escogerme a mí... —responde riendo también— Deberíamos ir yendo al salón, no quiero llegar tarde a esta clase.

En la calle, Taylor corre preocupada por la salud de su madre, es lo único que le queda, no podría vivir sin ella.

Carlos y Tobías llegan al salón, este último se acerca a la carpeta que siempre usa, la cual está en la penúltima fila, detrás de Carlos, esperando a que llegara Taylor, pero pasan los minutos y no llega, inmediatamente piensa que algo malo le ha sucedido. Le pregunta a una de sus amigas si sabe dónde está, pero solo le dice que alguien la llamo y se fue corriendo.

El Sr. Clinton llega al salón y lo primero que hace es pedir los trabajos.

—Sr. Clinton, disculpe —dice Tobías al acercarse— Mi compañera Taylor no pudo asistir hoy, su madre ha estado muy enferma

—Está bien Tobías, gracias por avisarme

26/01/20 9:27

En casa de los Johnson, Laura trata de alcanzar el teléfono nuevamente, pero pareciera que su brazo no responde, escucha la puerta de la casa abrirse y cerrarse, es Taylor, cansada y desesperada, entra a la habitación, e inmediatamente se ha puesto pálida y sin decir nada ha cogido el teléfono y ha llamado a una ambulancia.




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