Aubrey Henderson
01 de noviembre del 2018
Muchas personas dicen que el primer amor nunca se olvida, la verdad yo no creía en aquella frase. No podía creer que un primer amor te marcara tanto el alma, a tal punto de convertirse en un amor indestructible. Cada vez que leía o escuchaba aquella frase me preguntaba: ¿Un segundo amor no puede ser mejor que el primero? ¿Por qué aferrarse tanto al primer amor de tu vida? Mis respuestas eran un: Sí, si se puede olvidar a tu primer amor; sí, si puede el segundo amor ser mejor que el primero. Todo es mental ¿no?...
—¿Qué escribes?
Mi cuerpo da un brinco al escuchar la dulce sorpresiva voz de Betty en mi habitación, tanto así, que cerré mi laptop color rosa de un solo golpe.
—Nada —sonreí nerviosa—. ¿Qué haces aquí?
Betty se acercó muy rápido que no tuve tiempo de reaccionar y no dejar que me quitara mi laptop de mis propias manos.
—¡Oye! —chille, con los nervios de punta.
Ella abrió la laptop, lo cual le muestra a simple vista mi diario personal, lo peor no es eso, sino lo que estaba escribiendo. Salgo de la cama en un solo brinco yendo al rescate de mi aparato rosa, pero mi reacción fue muy tarde.
—¡Que mentirosaaa! —suelta, casi gritando entre carcajadas.
—No es mentira —reclamo, torciendo mi boca por su burla.
—Lo dice quien llora por su primer amor —alza sus cejas al fijar su mirada en la mía.
—Auch —siento mis ojos arder—. Estoy recién asimilando mi primera ruptura amorosa.
Suspiro del dolor que renace en mi pecho, me lanzo a la cama donde reboto una vez y me quedo boca abajo, tratando de no recordar como mi pequeño y débil corazón se partió en dos. Siento como un lado de mi cama se hunde, a la vez, que unos brazos me rodean en un cálido abrazo sacándome una leve sonrisa. Me volteo cuando Betty se acuesta boca arriba a mi lado. Aquí estamos las dos mirando el techo en un eterno silencio que decido interrumpir.
—¿Por qué el amor es tan jodido?
—No escoges bien a las personas, Aubrey.
Tiene toda la razón, pero pensé que a él lo había escogido bien, así como a ella.
—Yo lo quería Betty, no sé en que falle para que me hiciera tal daño —cerré mis ojos para contener mis lágrimas.
—Así son los chicos, bien putos —hace una mueca de disgusto—. Algún día el karma se les hará presente y van a sufrir peor que una mujer dando a luz —expresó Betty, haciéndome reír por unos segundos ante su expresivo comentario.
—No sé si pueda seguir con esto, ¿sabes? —Betty, gira su cabeza fijando sus bellos ojos en mí, su mirada es cautelosa— No vale la pena buscar un amor o encontrarlo, al final te dejarán porque se cansarán de ti.
Escucho un bufido de su parte. Me pongo de pie para dirigirme a mi armario en busca de ropa mientras continúo hablando, ella escucha atenta, aunque le canse el tema.
—Mírame a mí, casi toda una vida enamorada de él y cuatros años de relación botados a la basura por un imbécil que no me valoró y me dejó por una chica de una sola noche.
Miro a Betty al cerrar una de las puertas del armario, el cual disponía de un espejo entero de mi estatura que enfocaba directo a la cama. Ella solo voltea los ojos hacia arriba dándome la señal que si seguía con el tema me iba a dar un solo golpe por pendeja.
¿Acaso nunca ha sufrido de un amor? Si me pongo a pensar mi mejor amiga no ha pasado por ese dolor, puesto que Betty Evans es la típica chica de las poca que hay, que juegan con los chicos sin enamorarse como una boba, me pregunto: ¿Cómo lo hacen? Desearía pertenecer a ese grupo, sería espectacular molestar con un chico que te gusta, joder todo el día y al día siguiente hacer como si nada haya pasado, y continuas con un corazón hermoso y estable, no lastimado y cero lamentos.
—Olvídalo y ya no pienses en él —dice, alzando sus manos para mirarse las uñas.
Que gran consejo por parte de ella, por eso la amo. Miro a la chica que el fondo de mi ser desearía ser como ella, pero eso es imposible. Mis ojos se comienza rellenar de agua, oh no, se avecina un llanto fuerte. Así es, ya me encuentro llorando como una magdalena, odio mis emociones y sentimientos porque soy tan débil ante ellos.
Escucho los pasos de mi mejor amiga que se detiene frente a mí para darme un abrazo de oso, de consolación; lo recibo con gusto, es lo único que necesito en estos momentos donde mi corazón me pide a gritos que deje de sufrir.
—Lo superarás, tú eres fuerte, mi gomita. Le enseñarás a ese imbécil que lo mejor que hizo fue irse de tu vida —me alienta Betty, susurrando en mi oído mientras que con su mano izquierda acaricia mi espalda.
¡Maldición! En serio la amo y en serio me duele tanto este amor equivocado que se tornó en mi camino.
—Llegara un día dónde lo veré con mis ojos relucientes sin dolor y sonreiré al comprobar que el primer amor si se puede olvidar —fue lo último que dije para sentarme en el piso con mi espalda pegada a la puerta del armario como soporte, recoger mis piernas para poner mis brazos en ella, agachar mi cabeza y dejar que el dolor me consuma hasta el cansancio.
Ha llegado el momento de hacer un cierre. Ha llegado el momento de darle fin a este amor.
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Editado: 03.10.2022