El Flautista

El viaje

— Amiga ¿Estas segura que quieres ir? No hay seguridad que vuelvan, o si pueden llegar a la época que los enviaremos. Puede que tus átomos queden en el espacio-tiempo y nunca se reconstruyan.

— No me importa, no tengo a nadie, ni nada que me ate en este mundo, si muero, al menos ayudará a entender mejor lo de los viajes en el tiempo.

— Leyna — la miró seria — escuche que si no resulta el proyecto se cerrará.

— No deberían, es un gran avance el que queremos realizar, si se hubieran detenido cuando hubo fallos al querer llegar a la luna, nunca lo hubiéramos logrado. Debo reunirme con los demás, nos vemos amiga.

Entraron a unas instalaciones tan secretas que solo un puñado de personas en el mundo sabía de ese lugar, fuera de los trabajadores, la rubia era una de las cuatro personas que serían enviadas al pasado, querían llegar a la época donde Jesús supuestamente estuvo en la Tierra, debían encontrarlo, y comprobar todos los milagros que se le atribuían.

— ¿Cómo está la mujer más linda de este lugar y sus alrededores? — saludo un moreno risueño a la joven.

— Bien compañero Herman — respondió Leyna molesta con ese casanova.

— ¿Ya estas lista para el viaje? Estaremos 3 meses allí, será como una luna de miel.

— Déjala en paz, eres incorregible — reía su compañero.

— ¿Y Wanda? No la he visto — vio para todos lados el moreno del grupo.

— Fue al cementerio — les dijo Leyna.

Todos bajaron la cabeza, Wanda era la hija de los impulsores del proyecto, pero 3 años atrás el matrimonio sufrió un accidente donde murieron, se pensó que se cerrarían las investigaciones, pero su única hija buscó apoyo en todos los conocidos en los puestos principales del gobierno, no quería dejar que el trabajo de sus padres pasará al olvido, incluso se ofreció para ir en el primer viaje experimental.

En el camposanto la joven estaba acomodando un ramo de flores en la tumba de sus progenitores.

— Mamá, papá, si esto no resulta podré ir con ustedes, pero si todo va como pensaban, se les reconocerá como merecen, los extraño tanto — lloró en silencio mirando las fotografías risueñas del matrimonio.

Al otro día las dos parejas de viajeros estaban listas, con ropa de la época, y sus bolsitas con algunas monedas que sacaron de los museos, llevaban además pequeños rubíes, diamantes y trozos de oro, además de algunas armas escondidas, y lentes oculares que les permitirían poder ver en la noche, lo que sería de gran ayuda en sus desplazamientos, debían ser lo más sigilosos posibles, y pasar desapercibidos, por eso se les instruyó en el idioma, lo que a algunos les costó mucho, no así al hombre rubio del grupo, Roth, que era un gran poliglota, todos se harían pasar por viajeros de la India.

Ya listos entraron en la máquina, a los minutos una fuerte luz envolvió a todos y los viajeros empezaron su aventura, pero para su mala suerte una tormenta que se produjo a unos kilómetros de allí hizo cayó justo en ese momento un poste, lo que quemó algunas de las turbinas de una planta cercana, por un microsegundo, mientras se ponían en funcionamiento los equipos de emergencia, varios de los circuitos más sensibles al cambio de voltaje se quemaron. En las instalaciones todos quedó en silencio, se miraban sin saber qué hacer.

— ¿Qué les pasó? — se preguntaron varios en voz alta.

— ¿Se perdieron? — dijo uno de los técnicos angustiado.

— Señores, contrólense — hizo oír su voz el líder del lugar — los que viajaron eran nuestros amigos, por eso mismo realicen sus cálculos, averigüen que pasó con ellos. AHORA.

Luego de unas semanas no se llegó a una conclusión, nunca supieron si los viajeros se perdieron en el espacio tiempo; o alcanzaron a llegar todos bien; o solo algunos en el mejor de los casos; o si todos murieron. A pesar de eso a los 3 meses trataron de trasladar lo que estaba en el punto de encuentro, querían traer de vuelta a alguno de los posible sobrevivieron, pero nadie estaba en el lugar, solo fue polvo lo que llegó. Como no tuvieran noticias de alguna forma que los hiciera pensar que ellos trataban de comunicarse desde el pasado se cerró la investigación y se desmantelaron las instalaciones.

Por suerte los cuatro estaban con vida, al momento del corte de luz, en vez de quedar sus átomos desperdigados por el cosmos, la máquina los depositó a salvo en otro lugar y tiempo. Era un sitio helado para ser el medio oriente pensaron cuando se materializaron en medio de un bosque, estaba lloviendo suave, eso fue lo primero que los puso en alerta.

— Esto no parece el medio oriente, esos árboles son de Europa, y hace mucho frío.

— ¡Qué extraño es todo esto!

 A lo lejos vieron un par de personas en un camino, aunque vestidos de forma muy extraña.

— Iré a ver si puedo averiguar algo — se aventuró Roth.

Se acercó y luego de dos o tres saludos en distintos idiomas, pareció que los otros le entendían, cuando volvió tenía una cara que no auguraba nada bueno.

— ¿Qué pasa?— preguntó Wanda, controlando su angustia.

— Estamos en un territorio que con el tiempo será Alemania, es el año 1100 o 1200 aproximadamente.

— ¿Estás seguro? — la rubia no podía creer lo que escuchaba.

— Sí, el Papa es Inocencio III, pero no recuerdo bien en que años estuvo al frente de la iglesia católica, y la información de los dispositivos que traemos es de Judea.

— ¿Qué ocurrió? ¿Cómo pudo ser que la máquina se equivocará tanto?

— No lo sé — miró a todos serio — recuerden que está era una de las posibilidades, al menos no quedamos hechos átomos. Lo primero que debemos hacer es cambiarnos de ropa, con estas parecemos juglares o locos.

Por suerte las personas que conversaron con ellos los llevaron a una ciudad cercana, era relativamente grande para lo que eran los pueblos en ese tiempo, compraron ropa, también consiguieron alojamiento en una posaba, allí analizaron su situación en calma, en una de las habitaciones que arrendaron.




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