El fuego ancestral

CAPÍTULO 7: Valor y pericia

El cálido amanecer despertó a todo el campamento que Katashi, su madre y sus amigos habían montado. Todos se estaban alistando para comenzar con el trayecto, pero antes de eso, Katashi y Raiden habían analizado los mapas y escritos para saber sobre las determinadas direcciones a seguir.

—¿Cuál es nuestra primera parada? —preguntó Katashi.

—Si no me equivoco, es este punto verde —respondió Raiden.

—¿Y qué hay allí?

—El lugar luce como un pantano. Espero que no nos espere algún monstruo o algo por el estilo.

Habiendo hecho eso, el grupo partió, recorriendo los verdes y frondosos bosques. hasta que llegaron a un extraño e interesante lugar, los restos de un árbol de descomunales proporciones. En su interior se hallaba el dichoso pantano que, a su vez, poseía una isla de piedra en su centro.

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—Este lugar es extraño —dijo Katashi.

—Es inquietante, pero fascinante —respondió Amy.

—¿Qué es lo que sigue?

—Déjenme ver —dijo Raiden, tomando uno de los libros— Vamos a esa isla de ahí.

—Mucho cuidado.

Aunque el camino no era nada largo ni difícil, requirió de paciencia para que todos pudieran pasar sin problema alguno. Una vez que el grupo logró llegar a aquella plataforma rocosa, Katashi se fijó en las piedras que rodeaban la isla desde las orillas.

—¿Qué es todo esto?

—Da cierto aire difícil de explicar —dijo Raiden.

—¡Miren!

De repente, una luz brillante y acompañada de un aura verde apareció para rodear el lugar, dejando tras de sí la presencia de un hombre con un manto color bosque, vendajes de color azul oscuro, y cabellos cafés como troncos. A su vez, la manifestación del aura verde continuaba iluminándolo.

—¿Quién eres tú? —gritaron todos.

—Disculpa si los asusté. Soy Yoshio, y espero cumplir la encomienda de mi hermano.

—¿Qué? —preguntó Katashi.

—Llevo siglos esperando la llegada de aquel que será el sucesor de aquel guerrero, el mismo que forjó la legendaria espada ancestral.

—Entonces, ¿eso quiere decir…? — cuestionó Katashi.

—Que no estábamos equivocados —añadió Raiden, emocionado por esta revelación.

—¡Esto es increíble! Pero…

—¿Sucede algo? —preguntó Yoshio.

—¿Qué pruebas son las que me esperan para lograr esto?

—Déjame explicarte —comentó Yoshio, llevándose una mano a la barba—. Debo decirte que te esperan muchas pruebas donde deberás aplicar un esfuerzo mayor del que imaginas, pruebas cuya recompensa te servirá para dar con la espada ancestral. De este modo, tu luz podrá hacer completo acto de presencia, y así podrás reclamar tu lugar como sucesor del caballero.

—No sé qué decir...

—Solo ten Fe, y da el mayor esfuerzo posible —añadió Yoshio—. Ahora, que comience la primera prueba.

Yoshio se elevó y, con ayuda de un humo verde, fabricó varios guerreros espectrales, mismos que corrieron para rodear a Katashi. El resto del equipo quedó exento, pero alejado del área, a fin de no intervenir.

—Demuestra tu valor —concluyó Yoshio, al mismo tiempo que creaba una espada para prestársela a Katashi durante aquel entrenamiento.

Al comienzo, todo estaba avanzando de acuerdo al plan,. Aunque los primeros intentos fueron fallidos, tanto los ánimos de su madre como los propios hicieron que Katashi fuese sintiendo más confianza y esmero, ayudándole a vencer a los soldados de Yoshio.

—Nada mal. No obstante, ha llegado la hora de tu prueba maestra.

Con esas líneas, Yoshio invocó a un guerrero especial, uno que llevaba una máscara de lobo y armadura samurái. Más allá de su diseño único, la presencia que imponía hacía que Katashi tuviese una sensación de nostalgia, como si ya lo hubiese visto antes.

Desafortunadamente, nadie contaba con el devorador haría de las suyas al enviar a sus monstruos a atacar, logrando llegar a su ubicación. En respuesta, el resto del equipo se dispersó por la zona.

Amy volvió a hacer que emergieran plantas desde las aguas para inmovilizar a las bestias y que el resto del grupo lograra eliminarlas, pero lo más difícil vino después de eso. Armado con un par de espadas y un fornido aspecto un monstruo con rostro de jabalí apareció.

Las ráfagas de Raiden no fueron rivales para aquel ser, ni siquiera la destreza de Bill o Elian pudieron con él. Akira solo pudo empujar a su padre, evitando que ambos fuesen embestidos, mientras el monstruo logró llegar con Katashi.

El espectro que entrenaba al chico se esfumó, dejándolo a merced de llevar su destreza a la práctica. La incerteza envolvió a Katashi.

—«¿Qué hago ahora»

—Recuerda, muestra coraje y valor —añadió Yoshio—. Es hora de la verdad.

Haciendo caso a aquellas líneas, Katashi cerró los ojos, y empuñó con fuerza la espada. Para cuando abrió los ojos, vio que sus amigos estaban a su lado, cosa que lo llevó a sonreir.

Organizándose, Amy procedió a invocar más plantas, mientras Bill lanzó su cuerda, con el fin de inmovilizar a la criatura. A pesar de que no paraba de moverse, el momento fue favorable para que Katashi clavara su espada en la cabeza de la criatura, logrando eliminarla en su totalidad.

—Tras haber presenciado este evento, no me queda la minúscula duda.

—¿Qué? —comentó Katashi.

—Con mi prueba y esta lucha, has demostrado que posees el coraje y valor requerido para esta encomienda, por lo que te pido que aceptes esta reliquia —concluyó Yoshio, extendiendo sus manos y formando una pequeña luna azul.

—¿Esto es…? —dijo Raiden, mientras veía a Katashi posar sus manos sobre la diminuta luna.

—Puedo sentir su poder fluyendo en mí —pensó Katashi, cerrando sus ojos y sintiendo cómo sus manos se tornaban cálidas al punto de liberar un pequeño destello azul. Tras ello, la luna pasó a ser un colgante en el chico—. Gracias.




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