Después de un largo recorrido, Katashi y compañía lograron llegar al lugar donde se encontraba la legendaria espada ancestral, pero no había nada más allá de un pedestal en medio de un estanque custodiado por la frondosa vegetación, dando la sensación de que aquella zona llevaba siglos de antigüedad. Todo lucía engañoso, hasta que una misteriosa voz resonó por todo el lugar.
—Tus fragmentos se han reunido, y tu portador ha aparecido, ahora es tu turno de hacer acto de presencia —dijo una voz que hizo que los colgantes, el cristal y el medallón de Katashi levitaran alrededor del muchacho.
Luego de aquellas líneas, las manos de Katashi fueron imbuidas en una energía azul, a la par que, en medio de la plataforma de piedra, otra luz comenzó a emerger. Tras acercarse a ella, los colgantes procedieron a dar vueltas hasta fundirse, dejando tras de sí la reliquia por la que Katashi y compañía tuvieron que pasar tantas pruebas para encontrarla. La legendaria espada ancestral había aparecido.
El muchacho se acercó para sacarla de su pedestal, cerrando los ojos y sintiendo cómo la espada emanaba una calidez sin igual, sensación acompañada del brillo que emitía aquella hoja sagrada. Apenas la espada salió, liberó un gigantesco brillo que, no solo despertó por completo el fuego ancestral del muchacho, también le brindó ropajes de un caballero, cosa que fascinó a todos.
Tras muchas generaciones, el elegido se manifestó, el sucesor del antiguo guerrero cumplió con su encomienda al hallar la espada que lo convertiría en el caballero ancestral. Sin embargo, esa victoria traería a un primer gran adversario, pues el devorador apareció, listo para enfrentarse a su rival.
—Bravo, bravo, obtuviste lo que quisiste
—Tú —dijo Katashi, listo para defenderse.
—Vaya, vaya, lucen más poderosos que cuando los capturé, pero hay problema. Si me fue fácil hacerlo una vez, me será sencillo hacerlo de nuevo.
—Jamás —gritó Raiden.
—A un lado, esto es entre él y yo —respondió el devorador, soltando una ráfaga que arrojó a todos excepto a Katashi.
—Aléjate.
—Querido mocoso, te será imposible provocarme miedo, porque yo soy la encarnación del miedo. ¡Prepárate para hacerle frente a tus pesadillas!
Mediante su esfera de cristal, el devorador se envolvió en aura maligna, energía que esparció por el lugar para invocar más bestiase. Por su parte, Katashi empuñó con fuerza su espada, esquivando los ataques del encapuchado y buscando la forma de atacarlo, cosa que no resultaba bien, ya que el devorador era capaz de desaparecer y reaparecer.
En un desesperado intento por derribar a su oponente, Katashi realizó un ataque giratorio, provocando que la hoja de la espada soltara una ráfaga de fuego azul, el mismo fuego ancestral. Dicha maniobra logró eliminar a algunos esbirros del devorador, purificando el lugar y provocando que el encapuchado volviera a sentirse debilitado.
—No puede ser.
—Prepárate —dijo Katashi, corriendo para dar el golpe de gracia, pero un escudo de luz emergió de uno de sus brazos, distrayendo al muchacho y provocando que el devorador aprovechara el momento para arrojar a Katashi contra el suelo.
—¿Pero qué está pasando? —dijo Akira.
—Es como si no tuviera control de su poder —respondió Raiden.
Luego de esa respuesta, el devorador comenzó a reir en voz baja, confirmando las sospechas tanto suyas como del grupo.
—Tal vez sobreestimé el poder del fuego ancestral, ahora veo que aún no puedes manipularlo como tus ancestros.
—Basta —dijo Katashi, levantándose para enfrentar al enemigo, pero la espada ya no soltaba ese brillo. Pese a ello, el chico continuó luchando, a la vez que sus amigos se unían a la pelea.
Todos trataron de hacerle frente al brujo, pero él resultó ser más inteligente y calculador, ya que utilizó su esfera de cristal para imitar los poderes de todos, desde los hechizos de Amy hasta los proyectiles de Elian. Charles quiso sacar sus muñecos, mas ellos no querían salir.
—No funciona —dijo Andrew, protegiéndose de uno de los ataques.
—¿Qué haremos? —preguntó Bill, ayudando a Amy a destruir unas plantas que intentaban aturdirlos.
—Tengo una idea —concluyó Katashi, volviendo a preparar su espada para un ataque giratorio. Dicho ataque generó una onda capaz de debilitar al devorador, llevándolo a soltar su esfera de cristal. De los pedazos de esa esfera, un humo oscuro y denso emergió, envolviendo al cadavérico devorador.
—Ya me cansé de tu imprudencia y arrogancia.
—Amo, por favor, estoy a punto de lograrlo.
—¿Con que diste por hecho que podías controlarme a tu antojo? Vaya error que cometiste, peor que todos tus fracasos juntos —añadió aquella voz diabólica.
—Espere, todavía puedo lograrlo, solo tengo que…
—Ya has hecho suficiente, ahora es mi turno de usarte para volver a manifestarme en este plano de la existencia —concluyó la voz, consumiendo por completo el moribundo cuerpo de aquel hombre, y tomando la forma de un gigantesco espectro.
—¿Qué está sucediendo? — dijo Akira tras ver que el aura maligna volvía a hacer acto de presencia.
En ese instante, malévolas carcajadas se hicieron escuchar, demostrando que había algo más sombrío y siniestro que, tras mucho tiempo, volvía a manifestarse en el mundo. Era un ente de masa oscura y energía púrpura, de tamaño gigantesco y con un deforme rostro que simbolizaba maldad.
—¿Quién eres?
—Yo soy el auténtico demonio devorador. Durante siglos, me he alimentado de toda clase de almas y de los dones que dormían en ellas, todo esto gracias a mi fiel siervo. Sus errores lo han llevado a pagar con su carne y su sangre, destino que ustedes también tendrán.
—¡Jamás! —dijo Katashi, empuñando su espada y repeliendo el ataque del demonio devorador, quien se había arrojado sobre el equipo para tratar de consumirlos.
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Editado: 20.12.2024