No tenía idea de que escribir para ensayo final, había estado pensando en un centenar de cosas, y ninguna me convivencia, lo peor que el tiempo de entrega se me empezaba agotar, nunca creí que escribir un ensayo me complicará la vida. El problema era simple, cada vez que me sentaba el computador y veía el título sobre la hoja, mi mente se bloqueaba y quería todo menos estar ahí.
El tema de este ensayo era el último año, que era vivir la experiencia del último año, los sentimientos de crecer y abandonar el colegio. Supuse que sería un tema fácil de escribir, pero no, no sabía como me sentía por cruzar mi último año, era irreal, algo raro, como si no fuera a pasar y era las únicas palabras que tenía escrita sobre esas hojas. Y se suponía que hoy tenía que entregar la mitad de mi ensayo al profesor Ciro, quien supervisaba mi ensayo.
Salí de mi habitación resignada; Marcus el chofer de mi padre, me acerco hasta el colegio, caminé varias cuadras hasta llegar, la gente entraba a montón; algunos corrían, otros trotaban, bueno yo no estaba de ánimos para nada.
Iba caminando con la mirada en el suelo que termine chocando contra alguien, al levantar la cabeza me encontré con los ojos de uno de los niños ricos y populares, vaya que profundidad, el amarillo y el negro se mezclaban a la perfección, haciendo los más impactantes. Iba en último año al igual que yo, ¿creo?
Me miro de arriba abajo como analizándome, ya lo recordé, era el capitán del equipo de futbol, pero se juntaba con los menos populares que también me miraron, no era de su agrado, sin razón habían decidido que no era grata para sus ojos, pero no me importaba.
Los susurros comenzaron y decidí ignorarlos.
—Lo siento iba distraída —Pedí
Pase por su lado y seguí mi camino, mire el reloj en mi muñeca, tenía nada más que seis minutos, bufe y apreté el paso, hasta mi loker; deje algunos libros y saque otros, algunos bullidos comenzaron a escucharse por el pasillo, alce ligeramente volviendo a encontrar con esos ojos; volví a lo mío y tome mis cosas, seguí mi camino, al llegar me senté en mi lugar de siempre.
Los demás comenzaron a entrar, el profesor entro y comenzó a impartir su clase, anote todo lo que decía, pero sinceramente no le entendí nada de nada, y es que estaba buscando la forma de lograr terminar ese jodido ensayo que me estaba sacando de quicio; me mordí el labio, cuando la campana sonó, todos salieron corriendo, espere un poco para poder hablar con el profesor que cuando vio que me acerque se acomodó los lentes.
—¿Cómo está, señorita Lombardo?
—Bien, quería saber si existe la posibilidad clara está de que extender la fecha de entrega
—Me temo que es imposible, es una fecha impuesta por la directora
—Sí, bueno, no tengo una idea clara de lo que debería escribir, no se me ocurre algo. He estado dándole vueltas y se me está complicando.
—Lo siento Sophie, pero no puedo ayudarte, es una fecha límite que permitirá revisar además de corregir errores. Ven mañana con avances.
—Está bien, señor Robert
—Recuerda que es el cuarenta porciento de la nota e importante para graduarte
Camine por el pasillo bullicioso, tome los últimos dos libros del día. La gente gritaba y hablaba, no sabía como podían escuchar con tanta bulla, unos caminaban muy despacio y otro simplemente corrían o solo estaban parados o sacando algo de sus casilleros.
Revise mi horario mirando que hoy mañana tendría tutorías con Simón, anote en mi otra agenda, revisar el material para la tutoría.
—¿Qué tal tu día?
Bote mi agenda y mis libros me di la vuelta y golpee al idiota de mi amigo.
—Zec —Sonrió y recogió mis libros
—Lo siento, no creí que estabas tan distraída
—No lo estoy, solo ha sido un día terrible
—¿Por qué?
—El ensayo no tengo nada —Alzo una ceja, me miro espiando que le dijera que es broma —El profesor Ciro ha dicho que no puede cambiar mi día de entrega
—Pues todos debemos entregarlo el mismo día
—Sí, lo sé —Cerré mi casillero —No se me ocurre nada, yo creí que sería fácil
—¿De qué va? —Pregunto curioso
—Sobre el este último año
—Cambia de tema
—No puedo, no hay como cambiar de tema —Asintió —No lo se es que, no hay mucho que vaya a extrañar
—¿Y si le dices a tu padre?
—No, no quiero involucrar a mis padres en esto, quiero resolverlo, sola sabes —Asintió —Supongo que se me ocurrirá algo o no sé…
—¿Qué te parece venir al partido de esta noche? Contra San Mauricio
—No creo que me anime, sinceramente quiero sentarse frente a ese computador y exprimir mi cerebro hasta tener algo que valga la pena y sea digno de un sobresaliente más diez
—Sophie, debes relajarte, es el último año
Se arrimó al casillero de alado y se aflojó la corbata del uniforme, hoy venía mucho mejor vestido de lo que usualmente sabia venir, es más, se había peinado.
—¿Te has peinado?
—¿Qué tiene?
Dijo pasándose los dedos por entre sus cabellos castaños, mire a sus ojos verdes buscando esos destellos que solían lanzar cuando mentía u ocultaba algo. Era más alto que yo, así que debía pararme de puntitas
—Tú ganas, saldré con alguien
—¿Con quién?
—Con Amelia —Alce las cejas —Si bueno he estado yendo diario a la librería
—¿Librería? ¿Tú?
—Oye, es un lugar muy tranquilo, pero olvídalo. Debes inspirarte para escribir ese ensayo, piensa en lo que sentirás o lo que estás sintiendo ahora por salir de aquí. Sé que tienes ya propuestas de varias universidades, pero muchos no, piensa en la ansiedad y la desesperación. Porque otro ni siquiera saben qué quieren hacer. Platéate la idea de que tal vez los meses que nos faltan nos pueden hacer cambiar.
—¿Qué quieres decir?
—Es hora de preguntarte si has hecho todo lo que has querido, hasta las malas ideas Sophie, si has disfrutado de la experiencia.