El Futbolista y yo

8

Pasar la tarde en un árcade no estaba en mis planes, pero allí estaba, disparando láseres para ganar mientras me ocultaba del molesto Ricci. Rodé por el suelo tableándolo y quedé sobre él, disparándole. Nuestras respiraciones eran irregulares, me acerqué a centímetros de su rostro, besé su mejilla y me puse de pie de un salto. Él me miró y se levantó.

—Eso fue muy cruel de tu parte, Lombardo.

—Gánatelo, Ricci.

Se acercó a mí abrazándome y besando mi mejilla. Salimos juntos, él con su brazo sobre mi hombro, entregamos los dispositivos al encargado y salimos del lugar. Estaba agotada.

—¿Y ahora qué? —Pregunte

—¿Qué quieres hacer? Que no sea proyectos, ensayos, o solicitudes

—No sé —Lo miré

Salimos del centro comercial y comenzamos a caminar llegando hasta un parque cercano, había mucha gente, en su mayoría familia.

—Podemos sentarnos por ahí a no hacer nada

—¿Podemos conversar? —Asintió —¿Ya llenaste la hoja que nos dieron sobre las universidades?

—No aún

—Se debe entregar mañana

—¿Y tú?

—La llenaré al llegar a casa

—Pues la lleno contigo ¿Cuándo vas a ir?

—Pensaba ir el domingo, no tengo mucho que hacer

—¿Y mañana? ¿Podemos ir después de nuestra reunión?

—Tengo planes

—Voy a ver unas esculturas egipcias y ver un partido con mi familia

Nos sentamos en uno de los bancos, repose mi cabeza sobre su hombro, levante la mirada, observando a una mujer jugando con su hijo, el niño corrí con una pelota en sus pies, la mujer lo alentaba.

—Es un bonito parque

—Mi madre solía traerme aquí después de clases a jugar, decía que así solo llegaba a casa y solo hacía la tarea y ya no hacía destrozos —Sonrió

—¿Siempre quisiste jugar futbol?

—Sí, no se me da mal —Me miro —¿Y tú? ¿Debe haber algo que siempre te gusto hacer?

—Bailar —Me miro —Iba a clases de ballet de pequeña, aún voy, pero no muy seguido. Ahora solo es hobby, mi maestra me dijo que mi cuerpo no es el de una bailarina 

—¿Por eso es que no estás segura de tu cuerpo?

—Estoy gorda

—No, solo tienes curvas, y bueno, eso no se puede cambiar, eres voluptuosa. Ahora sé por qué tienes unas lindas piernas y culo

—Damián…

—Es verdad ¿Qué más te gusta?

—No lo sé, enseñar, se me da bien, supongo, pero no tendría problema en dirigir la empresa.

—¿Pero no es lo que quieres?

—No es lo que quiero

—¿Quieres cuidar pandas? —Sonreí —Me disfrazaré de panda para que me cuides

—¿Así?

—Sí, así tal vez me des un beso de verdad. Lombardo, esto sonará muy Barbi, pero puedes ser lo que quieras ser. 

Me reí y él miró a otro lado.

—Me gustaría enseñar a niños pequeños, se me dan bien los niños

—¿Insinúas que quieres tener alguno conmigo? —Lo codee —Hazlo, pero haz algo que te haga feliz y no quite esa sonrisa que tienes ahora, porque es hermosa 

Aparte la mirada, sus dedos me sujetaron de la barbilla haciendo que lo regrese a ver y sus labios, capturaron los míos, sujeto mi nuca atrayéndome más a él. Me separé.

—Damián…

—Mmm… —Me beso de nuevo 

—No podemos, no podemos —Se separó de mí mirándome —No podemos arruinar esto —Tome aire —Nos perjudicaría a ambos

—Eso no lo sabes

—No lo quiero descubrir —Me puse de pie —Será mejor que me vaya a casa, nos veremos mañana

—Sophie…

—Por favor

 

Me dejo en la puerta, al entrar solo me encontré con Alejandro.

—¿Les dijiste?

—Hola hermanita, aún no se los digo 

—Alejandro

—No sé cómo hacerlo

—Debes decírselo antes de que se entere por el decano, recuerda que son amigos

—Lo haré, ¿y a ti?

—Bien, creo

 

—Oye amiguito de Sophie, te parece quedarte a ver el partido, ya que la señorita tendrá una cita —Damián me miro sorprendido 

—¿Cita?

—Sí, sé, irá con un niñito a ver momias —Comento mi hermano, lo miré, él entendió el mensaje —Si te quedas estaremos en el salón con palomitas y todo eso —Salió del cuarto 

—¿Saldrás?

—Sí, te conté de la exposición egipcia en el centro, pero pretendo llegar a tiempo a ver el partido, te lo iba a decir veinte minutos antes, y mira faltan ocho minutos, esto está bien —Le di el papel —Te compensaré la clase, lo prometo Damián —Me miro, pero no dijo nada —Iré a listarme 

 

Me cambie la parte de arriba un par de veces hasta que quede convencida, al bajar, mi padre conversaba con Damián y Mateo. 

—¿A qué hora vendrá ese chico? —Pregunto mi padre 

—En unos cinco minutos, tal vez —Me miro

—Carlo irá contigo —El guardaespaldas de mi padre 

—¿Carlo?

—O…

—Dijiste que venga a verte, en ningún momento entraba Carlo en el trato

—Yo…, mira, no lo conozco si salieras con Damián sería diferente 

—No es diferente 

—Si lo es —El timbre sonó, Mari venía con Alberto 

—Señor Lombardo, Alberto Ricci —Miré a Damián. Madre mía quería que la tierra se abierra y me tragaba viva. Yo no sabía que había estado hablando con el hermano de Damián ¿O podría ser su primo? Si eso —Sophie… 

—¿Ricci? —Mi padre me miro y luego a Damián

—Damián —Hablo mi invitado —¿Qué haces aquí?

—¿Podría preguntar lo mismo? —Me miro el aludido

—¿Se conocen?

—Le doy tutorías, yo no sabía que eran familia —Mire a Damián

—Sophie, para ti —Alberto dio un ramo de flores —Mari las tomo

—Será mejor que me vaya, señor Lombardo

Damián fue por sus cosas y luego se fue, mire a mi padre buscando ayuda pero solo miro a mi acompañante.

—Señor la trae directamente aquí, le invitaré un helado y hablaremos del antiguo Egipto 

—A las cuatro, no más después 

—Claro, señor —Me ofreció su brazo, abrace a mi papi 

—adiós —Salimos de la casa, me abrió la puerta 



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En el texto hay: nerd, futbol, futbol y mucho amor

Editado: 09.03.2024

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