El Futbolista y yo

9

Llegamos a un edificio con una fachada muy bonita, Damián estaciono el auto y me ayudo a bajar, entramos a una recepción muy bien decorada y subimos a un elevador, subimos hasta el piso cinco y el último. Caminamos por el pasillo hasta la puerta que decía 5D, saco un juego de llaves y abrió la puerta. De adentro salió un rico olor a comida, cuando entramos se retiró los zapatos y me señalo unas pantuflas, lo limite poniéndome las pantuflas.

—¿Damián?

—Si mamá ya llegue

—Pensé que vendrías tarde 

Pasamos a un lindo recibidor, mientras una mujer aparecía con un delantal muy hermoso, se sorprendió al verme.

—Buenas tardes, señora Ricci

—Ella es Sophie, mamá, mi tutora

—Oh, querida, un gusto —Se acercó y me dio dos besos en las mejillas —Solo dime Raquel, querida, hace mucho que deje de ser la señora Ricci. Estaba acabado de cocinar, porque no pones la mesa Damián. Ven linda, hoy hice lasaña.

 

La madre de Damián era una mujer muy dulce y chistosa, molestaba a Damián con cualquier cosa.

—Gracias por ayudarlo, Sophie, no suele ser tan despistado

—No es nada, señora, aprecio su compañía

—Espero que no les importe, pero me quede de ver con unas amigas en el centro, si tiene hambre en la nevera hay bocadillos Damián, lavas los platos 

—Está bien mamá

—Adiós, Sophie, fue un gusto conocerte —Me puse de pie 

—El gusto fue mío

—Espero verte de nuevo

 

Recogimos los platos y los llevamos hasta la cocina, Damián se alzó las mangas de la camisa del uniforme y empezó a lavarlos platos.

—Quién diría que Damián Ricci sabe lavar platos —Sonrió, mire sobre su hombro —Ahí hay una mancha Damián, lávalo bien —Me regreso a ver, desvío el chorro de agua mojándonos a ambos —Damián 

—Lindos helados —Mire mi blusa se había transparentado dejando ver mi brasier con estampados de helados

—No te burles 

Siguió lavando los paltos mientras yo me secaba con una toalla de cocina. Más tarde lo ayude a secar los paltos, cuando terminamos se arrimó al mueble de la cocina mirándome.

—Tengo mucha tarea, crees que pueda terminarla, tú también puedes hacer y luego podemos ponernos al día

—Sí, debo investigar algo sobre el proyecto que debo entregar la otra semana

—Ven, te daré algo para que te pongas en lugar de eso

—¿No te gusta?

—Sí, pero te resfriarás

Tomo nuestras mochilas y camino por un pasillo que daba a cinco puertas, entro en la que estaba al fondo, entro y lo seguí. Su habitación era muy amplia, dejo nuestras mochilas sobre una silla y fue hasta un armario, no estaba tan desordenado, al contrario, estaba mucho mejor que mi habitación. 

—Póntela

—Gracias

Saco algunas cosas de su maleta y se sentó frente a un computador, se giró dándome un MacBook portátil. 

—Ahí está la impresora, y él taró de basura, cualquier cosa, tijeras, pinturas en los cajones de ahí

—¿Eres muy ordenado?

—Mi madre odia las cosas fuera de lugar y bueno, a mí tampoco me gusta mucho  

—Debe darte vértigo mi habitación —Sonrió

—No, aunque tener un basurero no le haría mal

—Si tengo uno, bueno tenía —Sonrió —Le enviaré un mensaje a mi hermano 

—Vale

Escribí un mensaje a Alejandro que no me respondí, me puse a curiosear mirando las fotos que había ahí, Damián en todas las fotos salía con su madre, no tenía ni una sola con su padre. 

—No lo encontrarás —Lo regresé a ver

—Yo…

—Se fue cuando yo tenía dos meses. Mi mamá descubrió que tenía otra familia un día que me llevo a una cita con el pediatra, se separaron y no volvimos a verlo, solo envía dinero —Señalo unas cartas que estaban acomodadas en un estuche —Solo somos mi mamá y yo

—Lo siento

—No lo sientas, supongo que mi medio hermano es mejor que yo para que él nunca haya regresado a verme 

Las cosas comenzaron a calzar en mi mente, la forma en que se comportó, era un auto reflejo de lo que había pasado con su padre y me sentí mal.

Me acerque a él y empuje un poco la silla sentándome sobre su regazo, pose mi mano sobre su rostro observando la tristeza en sus ojos.

—Damián sabes que eres perfecto a tu manera ¿Verdad? —Pregunte —¿Verdad? Si ese hombre no regreso es su problema, se ha perdido de conocer a un gran ser humano

—¿Y si no lo soy?

—Lo eres Damián

—¿Por qué me tienes tan fe?

—Porque te vi lavar los trastes sin protestar, si nos casamos lavarás siempre los platos —Medio sonrió —Tu hermano no es mejor que tú o peor, ambos son diferentes. ¿Quieres ir conmigo el sábado a la playa? 

—¿Este sábado?

—Si

—¿Te pondrás bikini?

—No, me pondré esos trajes de abuelita —Sonrió —Puede, y puede que hasta te deje escoger el color

—Sabes como levantarme el ánimo 

Levanto el mentón besando la comisura de mis labios, y se apoderaban de ellos, mientras que sus manos se metían debajo de mi falda, con en la mañana, el beso iba subiendo de tono, de nuevo soltó un gemido y sentí como se puso de pie dejándonos sobre la cama. Rompió el beso para quitarme la camiseta que me había dado, dejándome solo con brasier.

—Eres hermosa

Me beso antes de que yo pudiera decir algo en su contra, sus manos se apoderaron de mis pechos sobre el brasier, arrancándome una serie de gemidos, para luego bajar en medio de mis piernas. Me quede estática cuando sentí como frota sus dedos sobre la tela de mis bragas y estas se mojaban al instante, haciendo que mi cuerpo se calentara y me hiciera abrir las piernas. Pequeño gemidos salían de mi boca mientras él me miraba.

Se detuvo por un momento con la respiración entrecortada.

—Quiero deshacerme de tu brasier —Asentí —Sophie

Lo besé llevando una de mis manos a mi espalda y zafando la estorbosa prenda, quedando sin nada que cubriera mis pechos, una de sus manos se apoderó de uno de mis pechos desprotegido, estimulándolo.



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En el texto hay: nerd, futbol, futbol y mucho amor

Editado: 09.03.2024

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