Luego de difícilmente convencer al maestro, me era agotador seguirle el paso. El camino era largo y cansado, para alimentarnos, en la noches recogíamos, verduras o tubérculos de los sembríos cercanos, por no decir robados. En una ocasión, tomando un descanso, me preguntó por mis padres.
Mi padre es el gato blanco, Shiro, mi madre una gata amarilla, Brisa.— respondí animado — son unos padres geniales, creían fervientemente que herede alguna habilidad, pero por más pruebas que hicieran para despertar alguno, nada pasó. Poco a poco dejaron de mencionar el asunto, aunque nunca me hicieron sentir mal por ello, siento que los decepcioné.
¿Tu padre es quien construyó la casa a los pies de la pared de piedra? —asenti con la cabeza algo avergonzado, continuó — Lo conozco desde que nació, se frustraba al no poder descifrar sus visiones, cuando logro hacerlo se paseaba anunciándole el futuro a todos. De joven se dejó llevar por la codicia y los vicios. Tu padre ha cambiado desde aquel incidente, no es el mismo de hace 50 años. La mayor parte de ese cambio tuvo que ver con Brisa. Es satisfactorio ver un hijo orgulloso de sus padres.
No esperaba que mencionara esa casa, cuando era un niño era el punto de burlas y reproches, hasta que a una edad prudente me contaron la verdad. Resultando ser que en los años de juventud, mi padre empezó un negocio luego de echar un vistazo a su futuro, viendo que sería un buen ingreso económico y una fuente de placer, construyó una casa en la piedra a los pies de la ladera conocida como la pared de piedra, siendo este el motivo por el cual los mestizos aumentaron en cantidad y muchas familias se separaron.
Después de contactar a posibles socios y que estos invirtieran en el oficio, se terminó de construir en menor tiempo. La casa tenía varias entradas por túneles, para así mantener a los clientes confidenciales, se podía entrar acompañado o escogías una pareja en la misma situación, la norma más importante era que todo sea voluntario puesto que no apoyaban ningún tipo de ultraje, por tanto se corroboraba que los asistentes estuviesen ahí por voluntad buscando diversión y/o nuevas experiencias. Todo estaba marchando bastante bien, mi padre recibía una gran dotación mensual, todos ganaban decían los socios.
Cierta noche de invierno mientras se dirigía a recepción, escuchó golpes y llanto en la habitación contigua, luego un golpe certero silenció todo el piso. Preocupado por la reputación del local, usó la llave que todo lo abre, al entrar estaba Brisa tendida en el piso cerca a la puerta. Su compañero sorpendido por la intromisión y culpable por la escena en la que se hallaba imploró que lo sucedido no se hiciera público, pues seria el fin de la relación con su esposa o peor aún el de su reputación. Shiro lo dejó ir con la misma condición.
Shiro obligado por los socios se hizo cargo de Brisa pues había sido golpeada en la cabeza con tanta fuerza que perdió el conocimiento y al despertar no tenía recuerdo alguno. Cuando observaba mi padre su futuro se vió sonriente y feliz, conociendo el motivo debía tomar una decisión si quería cambiarlo. Se demoró tanto en ello que los días pasaron, muy forzosamente fue aceptando la amabilidad y agradecimiento de ella, él acudía con menor frecuencia a buscar placer en la casa hasta que solo se quedó en reuniones de negocio. Algo más que cariño nació en ellos, se hicieron muy amigos, sin embargo, un mal paso de mi madre la hizo caer golpeándose la nuca.
Al despertar recordaba lo sucedido aquella noche, habían pasado ya 4 meses, él con temor a perderla relató todo, ella queriendo creer todo pues tampoco deseaba que se terminará. Esa noche se enojaron, discutieron, lloraron y sobre todo perdonaron. Teniendo que cumplir la promesa de la noche anterior, cerró las entradas a la casa, a sabiendas que los socios estarían llenos de irá los enfrentó, dió a repartir el dinero de ese mes entre ellos para apaciguarlos. Ese parecía ser el fin de la casa de piedra, hasta que meses después se supo que es el lugar de encuentros clandestinos.
Recordar todo aquello me hace creer que en algún lugar está la persona con la que compartiré momentos de felicidad. La ví una vez luego desapareció, anhelo que sea ella, pero no es algo que uno pueda decidir.