Después de dejar atrás el Valle Sagrado y la dolorosa despedida de Sable, Silveri, Akira, Bip y Bop continuaron su viaje.
Finalmente, llegaron a un pequeño pero animado pueblo, rodeado de exuberantes campos y bosques.
Tan pronto como se acercaron, los habitantes comenzaron a reunirse a su alrededor, intrigados por la presencia del único humano entre ellos.
"¡Miren, es un humano! ¡Y es el Elegido!" exclamó una mujer mayor, con entusiasmo.
Los aldeanos se acercaron con curiosidad, saludando a Silveri y ofreciéndole comida y refugio.
"Bienvenido a nuestro humilde pueblo. Nos alegra tener un visitante tan especial como tú, el Elegido," dijo un hombre de aspecto amable.
Akira, Bip y Bop observaban con interés cómo los habitantes se agrupaban alrededor de Silveri, haciéndole preguntas y contándole sobre sus vidas.
Algunos les mostraron sus talleres y granjas, orgullosos de compartir sus oficios. Otros invitaron a Silveri a sus hogares, insistiendo en que se quedara a pasar la noche.
Silveri, conmovido por la cálida recepción, aceptó la hospitalidad del pueblo. Akira, Bip y Bop también se deleitaron con la amabilidad de los lugareños y decidieron que sería beneficioso descansar allí por un tiempo.
Mientras recorrían las calles, Silveri y sus compañeros conocieron a una variedad de personajes fascinantes: un herrero que forjaba armas legendarias, una curandera que cultivaba hierbas mágicas, un anciano sabio que les contó antiguas leyendas.
Esa noche, se reunieron en la plaza central, disfrutando de una animada celebración con música, bailes y deliciosos platillos.
Aunque extrañaban a Sable, el grupo se sintió reconfortado por la calidez y el espíritu comunitario del pueblo. Decidieron que sería beneficioso pasar la noche allí, reponiendo fuerzas antes de continuar su viaje.
Mientras las estrellas brillaban en el cielo, Silveri, Akira, Bip y Bop se preparaban para una noche de descanso y exploración en aquel encantador lugar.
Capítulo 5: El Pueblo de los Curiosos (Parte 2)
Después de la cálida bienvenida y la animada celebración, Silveri, Akira, Bip y Bop se retiraron a la casa donde se les había ofrecido hospedaje.
Mientras compartían una comida casera preparada por sus anfitriones, los aldeanos no dejaban de hacer preguntas a Silveri sobre su vida como humano y su papel como el Elegido.
"Dinos, Silveri, ¿qué se siente ser el único de tu especie que hemos visto en mucho tiempo?" preguntó una mujer de ojos brillantes.
Silveri se sintió algo cohibido por tanta atención, pero respondió con sinceridad: "Bueno, a veces me siento un poco solitario, pero estar rodeado de gente tan amable como ustedes hace que me sienta más en casa".
Los aldeanos asintieron con comprensión y le ofrecieron más comida, insistiendo en que se sintiera cómodo y bienvenido.
Akira, Bip y Bop observaban la escena con una mezcla de curiosidad y diversión. A pesar de no ser humanos, parecían disfrutar de la calidez y la hospitalidad del pueblo.
Más tarde, cuando se retiraron a descansar, Silveri le confesó a sus compañeros: "Creo que podríamos quedarnos aquí un poco más. Este lugar tiene algo especial, ¿no lo creen?"
Akira, Bip y Bop asintieron en silencio, conscientes de que Silveri necesitaba este momento de descanso y conexión después de todo lo vivido.
A la mañana siguiente, se despertaron con el sonido de los animales y el aroma de un delicioso desayuno preparado por los anfitriones.
Después de comer, los habitantes del pueblo los invitaron a explorar sus talleres y granjas, orgullosos de mostrar su estilo de vida.
Silveri, Akira, Bip y Bop pasaron horas conversando con los lugareños, aprendiendo sobre sus oficios y tradiciones. Incluso tuvieron la oportunidad de intentar algunas de las tareas, como forjar metal o tejer telas.
Conforme avanzaba el día, el grupo se sentía cada vez más integrado en la dinámica de aquel encantador pueblo. Silveri, en particular, parecía encontrar un poco de paz y confort en ese lugar.
Cuando llegó la noche, volvieron a reunirse en la plaza central para otra celebración. Esta vez, Silveri se animó a compartir algunas historias sobre su vida en la ciudad, fascinando a los lugareños.
Mientras las risas y la música llenaban el aire, Silveri, Akira, Bip y Bop se miraron con una sensación de camaradería y bienestar. Quizás sería bueno quedarse un poco más en este pueblo acogedor.
La noche transcurría tranquila y alegre en el pequeño pueblo, cuando de pronto se escucharon gritos y el sonido de cascos de caballos acercándose.
Silveri, Akira, Bip y Bop se miraron con preocupación, temiendo que algo malo estuviera sucediendo.
Pronto, un grupo de jinetes armados irrumpió en la plaza central, liderados por un hombre de aspecto intimidante.
"¡Alto ahí!" gritó el jinete, señalando a Silveri. "Tú debes ser el humano llamado Silveri, el Elegido. Venimos por orden de Kai y la Orden Malbada. Entrégate o sufrirás las consecuencias".
Los aldeanos se apresuraron a ponerse delante de Silveri, formando un muro protector.
"¡No permitiremos que le hagan daño a nuestro invitado!" exclamó una mujer mayor, con determinación en la voz.
Los jinetes comenzaron a avanzar, empuñando sus armas. Akira, Bip y Bop se colocaron junto a Silveri, listos para defenderse.
En ese momento, un anciano de largo bastón dio un paso adelante.
"Deténganse, hombres de Kai. Este pueblo es pacífico y no toleraremos la violencia en nuestras tierras," dijo con voz firme.
Los jinetes se detuvieron, sorprendidos por la valentía del anciano. Pero su líder endureció la mirada y soltó una risa cruel.
"Entonces, ustedes también sufrirán las consecuencias. ¡Ataquen!"
Los soldados se abalanzaron sobre la multitud, creando un caos de gritos y forcejeos.
Silveri, Akira, Bip y Bop se vieron rodeados, luchando por mantener a los atacantes a raya. Los aldeanos, a pesar de su determinación, no podían hacer mucho contra los experimentados guerreros.