Capítulo I -
-Tam, esta noche hay una fiesta en la casa de Ryan ¿Irás?- Me pregunta Roselyn, mi mejor amiga por la cam de la computadora.
-No creo… Sabes cómo es Wesley, él y sus celos…- Le digo torciendo la comisura de mis labios.
-Dile que iras a una empijamada de chicas conmigo, ese gilipollas me caga!- Ella y su forma de hablar, es Italiana pero vivió un tiempo aquí, en España; así que su acento es para enloquecer de amor.
-Rosy, no puedo tú sabes que a él le enfadan muchas cosas y podría…- No puedo terminar de decirlo.
-Golpearte- Así es, ella ha terminado-
Wesley Dornes, de 26 años de edad, el chico popular de la universidad, es el más preparado, inteligente, guapo y deseado por todas las chicas que conozcan de su existencia.
Tiene su autoestima súper alta, tanto así que presume y lo que habla pareciese que fuese mentira, pero no, es todo un “Crush”, un “Grey”, pero es un niñato más mantenido por sus padres, es algo que solo yo, lo sé.
¿Cómo pudo alguien como él fijarse en mí? En una chica diferente, que no sale de casa, que viste “Equis”, esa es la palabra que utilizan las chicas populares para definirse a alguien como yo, que no soy nada sexy y que bajo mis buzos y ropa ancha se esconde un monstruo.
Es algo que ni yo, le tengo respuesta, aquí lo único cierto es que yo estoy perdidamente enamorada de él, y él de mí, por eso me reprende y me protege a la vez.
-Rosy…- Las palabras se me ahogan.
-Nada Tam, ese maldito te coge y te coge, te golpea y te golpea y su única cagada excusa es “Es por tu bien, amor” y tú como una sumisa solo asientes a lo que él te dice, me caga la cara eso, de ese gilipollas- Dice Rosy alterada mirando muy fijamente la pantalla.
-Rosy, soy mujer, está en su derecho, aunque no me viste sexy, sabes que los chicos como sean buscan quitarte la ropa- Le digo asegurando la protección de Wesley.
-Tam! No estás bien, deberías alejarte de ese hombre, mirad que…-
-Rosy, vino Wesley por mí. Adiós- Le mando un beso a la pantalla, tomo mi móvil y bajo las escaleras.
Él me esperaba en la puerta de mi casa enojado porque al parecer me demore, hago muecas en señal de disculpas y salgo con él de la mano.
-Tamara, has demorado, me impacienta esperar, creo que debo castigarte- Dice él, apretando mi mano.
-Solo buscaba mi móv…- Le espeto.
-Shh, calla- Pone dos de sus dedos en mi boca y me lanza al auto, yo me sobo el pecho y abdomen, abro la puerta y entro, a lo que él enseguida enciende el auto y emprendemos la huida.
-¿La ropa que te compro, dónde está?- Me pregunta mientras me miraba de arriba a abajo.
-Yo…- Si le digo que la tiene Rosy, de seguro me golpea y no solo a mí, a ella también. –Es que yo no soy de vestirme así, tú sabes… Por mis rayones…- Le digo tirándome el buzo.
-Entonces, deja de rayarte cada vez que follam… Que hacemos el amor, mi vida te lastimo y te abro más los cortes- Dice mientras soba mi cabello.
-Prometo no volver a lastimarme…- Él besa mi mano y mira al frente mientras sigue conduciendo.
En el resto del camino no nos miramos, ni hablamos, él mantiene su vista al frente y yo hacia un lado recostada mirando a la nada pensando en todo.
-Baja ya!- Me exalta sus gritos, me pongo firme a obedecerle y salgo del auto, me agarra de la mano y camina a prisa.
-Wesley, despacio- Le suplico.
-Shh, camina, eres una lenta- Dice él enojado.
Al acercarnos, entramos a una discoteca y allí, algunos de sus amigos.
Me he acostumbrado a los tragos porque él los toma y exige que yo lo haga.
Una de las chicas que no conozco saca a bailar a Wesley y se alejan entre la gente yo me cruzo de piernas y la de encima la muevo al ritmo de la canción.
-Hola, Tam- Dice Stefan Dötzel, mi ex mejor amigo, desde los doce años, somos… Éramos como hermanos pero Wesley me prohibió hablarme con él.
-Aléjate, Dötzel-Le digo seca.
-¿Aún sigues con Dornes, srita Bessler?- Su forma de hablar me encanta, es Colombiano y su hablado paisa me encanta.
Hace dos años, nos venimos a vivir a España, becados por la Universidad Autónoma de Madrid, Dötzel, estudia Derecho y yo Economía.
Mi madre sigue en Colombia, en la ciudad de Bucaramanga, vivimos en Medellín cuando era pequeña pero mi padre nos dejó, a mi madre y a mi cuando tenía 12 años.
“Un brindis por mi padre… Que fue el primer hombre… En romperme el corazón”.
-Así es- Me limito a responderle.
-¿Bessler, nosotros, ah, bueno yo, no entiendo por qué…- Calla un momento y luego aparece Wesley, yo me sorprendo y doy un pequeño brinco al notar la mirada de mi novio.
-Dötzel, aléjate de mi mujer!-Dice mientras agarra el cuello de su camisa, yo no quiero que le golpeé, así que me enfrento.
Me levanto de mi puesto y cuando Dornes está preparado para golpearle en la cara, detengo su mano y la bajo con fuerza a lo que le grito “Detente”.
-Tam, no te preocupes yo me alejo, no discutan- Dice Stefan.