Me ordenaron que saliera de la sala de reuniones después de aceptar unirme a la misión y mientras esperaba a que la reunión finalizara intento leer más a detalle la carpeta que me entregaron tal parece que en la fábrica también se realizaban negocios turbios y por eso fue cerrada hace tres años.
"Los informes preliminares informan que el sitio era una pantalla más para realizar lavado de dinero" Según los informes Belcast comenzó a operar en ella hace cuatro meses.
Reviso los planos del edificio trazando los puntos ciegos para realizar una emboscada sin levantar sus sospechas y no darles tiempo de huir.
—Están locos— escuchó murmurar a la teniente Smitt que salía con su capitán con un semblante de disgusto.
Los capitanes comienzan a salir uno a uno acompañados de sus tenientes y noto algunos de ellos con mejor semblante, otros simplemente salen inexpresivos.
Mi capitán sale de último y me hace un gesto con la cabeza para que lo siga.
Acato sus órdenes llendo tras suyo tratando de mantener su paso a una distancia muy corta no puedo permitirme darle razones suficientes para recibir un regaño más o que recuerde como me encontró casi dormida en mi escritorio.
Me distraigo por ir observando el campo de tiro y no me doy cuenta de que el capitán se detiene frente a la puerta de su oficina y choco contra su pecho.
—Lo siento capi— me incorporo rápidamente y trato de disculparme.
—¿Capi?— repite mi última palabra con el ceño fruncido.
¿Podría ser peor mi suerte? No, no creo.
—¡LO SIENTO CAPITÁN!— me pongo firme hablando fuerte y claro.
El suspira estresado, aunque creo que la situación le pareció algo graciosa al haber notado que se le formó una pequeña sonrisa en su rostro o todo simplemente se debe a que choqué contra el gran muro de Berlín y comienzo a delirar por el golpe.
—Entra— pronuncia haciéndome un ademán con la mano para que pase a su oficina.
Doy unos pasos dentro observando que la oficina sigue igual que antes sin nada de esencia propia lo que ciertamente es algo triste y deprimente, en el lugar solo tiene una foto familiar en su escritorio.
Sigue estando el mismo sillón quiebra traseros, mismo escritorio, mesa, librero, pizarrón, globo terráqueo y por último una pequeña pantalla, de verdad quiero creer que ha estado muy ocupado y no ha tenido tiempo para remodelar, porque si yo tuviera mi oficina propia lo primero que haría es personalizarla.
—Me sorprendió que aceptarás— suelta desinteresado tomando asiento en su silla.
—No tendría porque no aceptar capitán— menciono observándolo e intuyo hacia donde quiere ir.
—¿Sabes que podrías perder tu trabajo o la vida?— hace énfasis en lo último.
—Son gajes del oficio ¿no?— respondo desinteresada tomando asiento en el sillón.
Se lo que intenta hacer y no pienso darle gusto esta vez.
—Sí, pero tenías la opción de no aceptar, es una misión muy peligrosa y somos pocos los que estaremos ahí— responde seco y juega con una pluma.
Soy consciente del riesgo que corremos en esta misión, pero así es nuestro trabajo ¿no? Nunca tenemos la garantía de cuan peligrosa será la misión o si regresaremos con vida de ella.
—Con todo respeto capitán— me aclaro la garganta —El coronel esperaba que aceptara unirme a la misión y jamás le daría la espalda al equipo— añado con seriedad tratando de mantener la paciencia.
Ladea la cabeza —Clarooo, siempre buscando quedar bien con todos— responde con ironía.
—¿Qué?— pregunté confundida.
¿Realmente acaba de decir eso? Como se atreve a hacerlo, maldito.
—Desde que llegaste siempre has hecho eso— respondio desinteresado —Todo el tiempo intentas quedar bien con todos— agregó mientras se servia un vaso de agua.
—Si a lo que se refiere capitán— hice una breve pausa tratando de mantener los estribos —Es que he tratado de ganarme un puesto, sí— tomo aliento —Porque estar aquí no es fácil y menos cuando personas como usted no me quieren en la central— terminé un poco exaltada.
Arquea una ceja y me mira con asombro —¿Personas como yo?— se levanta de la silla.
Asiento —Desde el momento en que llegué a la central me dejó en claro que no me quería aquí y desde entonces ha tratado de hacerme la vida imposible— respondí hostil y sentía a mi instinto despertándose.
Debia de salir de la oficina antes de perder los estribos y terminar en una celda encerrada por partirle la bonita cara a mi capitán.
Apretó la mandíbula —Odio las personas como usted soldado, siempre tratando de quedar bien con todos— se puso de pie y se acercó —Solo para que después le solucionen los problemas los demás y buscando así escalar puestos rápido— añadió con voz gélida y mirada fría.
Me mantuve seria —Lo siento Capitán, pero si usted no ha notado que yo sola puedo solucionar mis problemas y que no necesito más que mis propios méritos para escarlar puestos— tomo aliento —Usted no tiene la menor idea de quién es su soldado en realidad— agrego decepcionada.
Cierro y abro los puños tratando de mantener la calma.
Ladea la cabeza riendo —No engañas a nadie, conozco perfecto a los de tu tipo y te conozco a ti— responde con un tono de asco y se sirve otro vaso.
Cada músculo de mi cuerpo estaba tenso y luchaba contra las ganas de irme contra el.
—No hable de conocerme cuando todo este tiempo lo único que ha hecho es juzgarme, sin intentar darme una oportunidad y solo ha hecho miserable mi estancia aquí– le respondo con el mismo tono.
Me levanto del sillón y me acerco poco a poco —En la misión de los Hilltz, la misión Foster, la misión en París, en Meca y en muchas más— hago una pausa tomando aliento —Cuando planee y cree muchas de las estrategias que usted usó en misiones, porque ambos sabemos que Olivia jamás sería tan hábil para hacerlo — sonreí —Yo sola lo he solucionado— añadí.
Niego con la cabeza decepcionada de que incluso el coronel me reconozca todo eso y mi capitán no lo haga.
—Yo....— trata de decir algo, pero lo corto.
Respiro hondo —No trato de quedar bien con los demás solo cumplo con mi trabajo y me gusta hacerlo, aunque usted me intente hacerme la vida miserable todos los días— agregores y siento como una lágrima se desliza sobre la mejilla.
Aparto la cara limpiandome con rapidez la lágrima no voy a permitir llorar frente a él o creerá que ha logrado quebrarme finalmente.
—Le pido que por favor solo me deje hacer mi trabajo— pronunció tratando de sonar normal y no verme tan afectada como realmente lo estaba.
El capitán solo asiente con la cabeza y me entraga otra carpeta con más información acerca de la misión.
Mientras caminaba y limpiaba las lágrimas en mis mejillas analicé el contenido de la carpeta que tenia las ideas para atacar que propusieron cuando salí.
Estuve en mi escritorio toda la tarde tratando de crear una buena estrategia para presentarla ante los capitanes y el coronel en la reunión de mañana por la tarde.
Investigué un poco más acerca de cómo era el modo de operar de Belcast y su equipo, leí todos los informes de sus otros puntos de trabajo y sus maneras de operar.
Interesante....
Al parecer la fábrica que tiene ubicada aquí es la que mejores ganancias le genera ya que con mayor facilidad puede transportar a sus víctimas, vía tierra como marítima y muchos de los "reclutas" atraen víctimas de la ciudad.
La fábrica se encuentra frente a un muelle y es por eso muy importante que lleguemos sin que detecten nuestra presencia ya que Belcast podría escapar vía marítima y no tendríamos oportunidad de atraparlo.
Llamada entrante= Louis
—Hola?
—Me enteré de lo de Belcast— menciona el anciano.
—Aún estamos trabajando en una estrategia para atacar— respondo.
—El tipo ruso, ten cuidado con él— comenta y escucho preocupación en su voz.
—¿Sabes su nombre?
—No, pero es hombre trabaja con el lobo rojo— responde seriamente.
Otra vez el desde que Louis me contacto no he parado de escuchar de él.
–¿Y crees que esté allí?
—Es imposible, pero el reconociera a otro de los suyos así que debes actúar discreta— responde
—Bien.
—Oye, cuidate— pronuncia el anciano como despido.
Cuelga la llamada.
Hace aproximadamente 3 años Louis me contacto cuando supo de mi existencia y mis lazos con su antiguo mentor al principio todo era una total locura, no podía creer que todo lo que salía de su boca era real y mucho menos de que yo era diferente.
Formo parte de un linaje de personas con un tipo de gen muy especial, personas que nacen justamente para esto, luchar.
En la antigüedad había muchos más con el gen, pero con el pasar de los años el gen fue desapareciendo quedando cada vez menos y en la actualidad sólo hay cuatro personas que lo tienen y yo soy una de ellas.
Una característica muy notoria son los ojos, cuando estamos en una situación muy vulnerable, nos sentimos atacados, enojados, sentimos mucha ira o estamos en peligro nuestros ojos toman otro color uno más fuerte o encendido, algo un tanto irreal.
Hace tres años atrás.......
"Continuo escuchando como esa gota sigue cayendo esa gota en algún sitio cerca de mi.
Estoy segura que desde que me encerraron en este lugar ya ha formado gran charco.
No entiendo quiénes son estos tipos o el por qué me trajeron a este lugar.
Ellos no responden mis preguntas y solo los escucho balbucear cosas sin sentido.
—¿Quiénes son ustedes?— suelto cansada y vuelvo a intentar una vez más safarme la soga atada a mis manos.
Recibo un silencio sepulcral y nada más, no responden nada, ni siquiera se inmutan en decir una sola palabra y solo percibo el olor a tabaco en el aire.
Es seguro que están fumando..
Me duelen mis manos y pies de intentar safarme de las ataduras, pero por más que lo he intentado durante horas el agarre sigue siendo igual de fuerte que antes y ya estoy agotada.
¿Quiénes son ellos?
¿Por qué me han traído aquí? ¿Qué buscan de mi? ¿Por qué no me han matado todavía?Tengo tantas preguntas y cero respuestas.
—Por favor, déjenme ir— pronuncie desesperada con un nudo en la garganta y empecé a sentir como se formaban lágrimas en mis ojos —Solo tengo 18 años, aún no he vivido nada— suelto un grito cargado de rabia y comienzo a llorar.
Escucho el estruendo de una puerta cerrándose detrás de mi y noto algunos pasos acercándose, son pasos fuertes y firmes.
¿Qué demonios? Han llegado más personas.
Los hombres que me estaban vigilando se levantan de golpe de las sillas inmediatamente y hablan un idioma que apenas entiendo.
—No me hagan daño........por favor— agrego y apenas me salen las palabras en un balbuceo.
—Nosotros jamás le haríamos daño a alguien de la familia— responde un hombre y me quita el saco que tengo en la cabeza.
—¿Familia?— suelto confundida.
—Sí, eres de la familia— responde sentándose frente a mi y enciende un puro.
—Debes de estar muy asustada e imagino que debes de tener muchas preguntas niña Miller— toma aliento — Pero debes de estar tranquila no te haré daño y voy a responder cada una de ellas, pero por ahora, por favor, solo escúchame— agrega y en realidad se escucha honesto.
Solo asiento con la cabeza y el ordena a uno de ellos que me desate.
—Mi nombre es Louis Kirstein, soy de Inglaterra y fui alumno de tu bisabuelo cuando apenas estaba preparándome para ser un soldado— añade el anciano de ahora nombre conocido.
Me quedo atónita y confundida ¿mi bisabuelo dice?
—Debe de estar confundido mis familiares nunca han estado en Inglaterra y menos mi bisabuelo, nunca he escuchado que estuviera en el ejército o que tuviera algo que ver con el— menciono negando con la cabeza.
—Oh, querida tus genes lo confirman estoy hablando del mismo Jack— pronuncia el nombre de mi bisabuelo.
No puede ser cierto ese hombre conoce el nombre de mi bisabuelo pero ¿como es posible?
—Cómo verás no miento, ahora trata de entender lo siguiente que te voy a decir— añade muy serio.
Asiento esperando una respuesta y el anciano parece tomar aire para continuar.
—Eres parte de un linaje con un gen muy especial tu bisabuelo Jack lo tenía y tú también lo tienes por eso tus ojos han cambiado de color— señala —Es por eso que el día del desfile actuaste con tanta naturalidad— suelta.
—¿Que clase de gen?— pregunto intrigada y mucho más confundida.
Como sabía este hombre lo que había ocurrido ese día ¿como supo lo de mis ojos?
—Es un gen muy especial ustedes son cazadores por naturaleza o bueno "asesinos" la cazar los hace sentir bien y vivos— responde y en su voz noto admiración.
—¿Y los ojos que tienen que ver?— pregunto curiosa.
Mis ojos desde aquel día habían cambiado de color y eran mucho más claros, antes los tenía café, pero ahora era de un ámbar muy claro.
—Es su característica principal conforme a como se sientan sera su intensidad estén nerviosos, alerta, enojados, tristes, iracundos, en peligro, será su color— responde y sonríe como si eso le fascinará.
—¿Pero por qué los míos se quedaron de otro color?— interrogo.
—Una vez descubierto tu potencial tomarán su tono verdadero, antes eras "normal" y ahora que has salido de casería por eso han tomado su verdadero color— agrega.
Trato de digerir toda la información que me ha dicho e intento procesarla, pero es imposible todo pareciera muy irreal como algo de fantasía digno de alguna historia.
—¿Dices que mi bisabuelo fue tu mentor?— interrogo regresando al tema de antes.
—Sí, tuve el honor que uno de los mejores lobos fuera mi mentor— responde sonriente.
—¿Lobos?— pregunto curiosa.
—Sí, así nos dicen a los que tenemos el gen— contesta como si fuera algo muy obvio.
—¿También lo tienes?— lo miro como si no fuera algo obvio.
—Claro— responde y se quita los lentes que llevaba puestos.
Tiene los ojos ámbar mucho más claros que los míos son realmente impresionantes.
—Soy el lobo café— pronuncia y ordena a su gente que salga de la habitación.
—¿Por qué café?— suelto intrigada.
—Depende del desempeño el ejército te asigna un color en el pasado habían cinco colores: blanco, negro, gris, café y rojo— responde tratando de explicarlo de manera que lo pueda entender.
Asiento como si lograra entender todo, pero la verdad es mucha información que procesar y sigo en shock.
—¿Y por qué estoy aquí?— suelto y la pregunta lo hace mirarme extrañado como si yo supiera la respuesta.
—Necesitamos a un lobo en el ejército— responde sin dudar.
—Pero yo no soy un lobo— contesto.
—Lo eres demostraste eso el día del desfile, vi las grabaciones— responde acercándose.
—Fue instinto de supervivencia, tenía que salvarla— añado algo nerviosa.
—¿Dime no has sentido ganas de volverlo hacer?— pregunta curioso y detalla cada una de mis reacciones.
Era verdad había estado repitiendo en mi cabeza una y otra vez ese día, cada una las emociones y sensaciones que tuve, nunca me había sentido tan bien como ese día me habia sentido invencible.
—Como mencioné antes el gen ha ido desapareciendo y ahora solo quedamos cuatro personas que lo tenemos y el mundo necesita otro lobo en cacería— menciona observándome con una mirada franca.
—¿Y quienes son los otros?— pregunte curiosa.
Me sentía interesada por saber más acerca de los otros que eran igual a mi.
—Un soldado, un despiadado asesino, tú y yo— respondió y note su preocupación.
—Sabes estoy retirado no soy más que un anciano inservible, pero ese soldado y tú podrían hacer el cambio— añadió.
—¿Mencionó despiadado?— interrogue con confusión —Creí que todos los lobos eran personas buenas— solté incrédula y un tanto desilusionada.
—Eligió el bando equivocado y ahora es un despiadado asesino— suspira —Lo llaman el lobo rojo por ser uno de los más sangriento y despiados— su cuerpo se tensa —El ha acabado con muchos de los nuestros y no se va detener— añade negando con la cabeza y en su tono noté una profunda tristeza.
—Por eso el mundo te necesita solo ese soldado y tú, pueden luchar contra el— hizo una pausa y suspiró con pesadez— Solo un lobo puede vencer a otro lobo— agregó y me miró con una mirada que ya conocía.
Era la misma mirada que mi madre me hacía justo antes decirme que hiciera las cosas bien y sabia que no había mirada más profunda que esa que con sólo mirarte ya no hacían falta las palabras.
"Debes hacer lo correcto y lo justo" el estaba poniendo esa misma mirada.
De la noche a la mañana mi vida cambió y ahora estaba frente a algo que era desconocido para mí y que de igual manera estaba emocionaba por conocer.
Siempre había tratado de hacer lo correcto, no podía simplemente dejar las cosas así y tratar de hacer como si nada de esto fuera real, ahora sabia que había algo más allá afuera un mundo nuevo y desconocido, sabía que era diferente a los demás y que quizás podría hacer la diferencia.
—Esta bien, lo haré— respondí segura mientras le extendia la mano.
—Seré tu mentor, estoy seguro de que serás igual o incluso mejor soldado que el gran lobo rojo Jack Miller— pronunció y tomó mi mano, así convirtiéndose en un trato"
Desde ese día Louis se convirtió en mi mentor y gran amigo, gracias a nuestros esfuerzos logré entrar al ejército e incluso ahora formaba parte de la mejor central.
Me convertí en un lobo igual que mi bisabuelo y aunque hasta la fecha desconocía la identidad del lobo rojo.
Trataba de ser el lobo que las personas necesitan e irradicar el mal del mundo acabando con basuras como Belcast así que la estrategia que estaba creando tenía que salir bien y funcionar.