7. ¡Eso estuvo muy cerca!

Salimos de la central por la tarde después de preparar todo y nos ubicamos en las cercanías de la fábrica vigilando cada uno de sus movimientos en espera de que se hiciera la entrega de la droga para atacarlos tomándolos por sorpresa.

Se habían conformado tres escuadrones: el escuadrón rojo; comandado por el Capitán Cole que se encargaría de entrar en el lugar abriéndole paso al escuadrón negro; comandado por el Capitán Kai que se encargaría de los hombres dentro sometiendo a todos los que pudieran y por último estaba el escuadrón blanco; comandado por el capitán Adham al cual formaba parte que se encargaría de rescatar a las víctimas retenidas.

La misión se logró llevar a cabo con éxito llegando al lugar sin ser detectados y entrando logrando someter a muchos de los hombres de Belcast, rescatando a varias mujeres y niñas que habian sido privadas de su libertad.

Realizamos la exitosa captura de Belcast obteniendo las suficientes pruebas en su contra como para que nunca más volviera a ver la luz del sol.

—Tiene que ayudarme— le decia la mujer al soldado que no entendía su idioma— Por favor— suplicaba.

El soldado estaba completamente desorientado sin entender ni una palabra de la pobre mujer desesperada.

Me acerque a ellos —¿Qué pasa?— pregunté con mi lengua natal —¿Se encuentra herida?— trate de sentarla.

Se volteo hacia mi exaltada —¡¿Habla español?!— solto y asentí —Mis hijas todavía se encuentran adentro— respondió sollozando.

Negué con la cabeza confundida eso no podía ser posible...

—Ayúdeme, por favor— me sujetó del brazo—Tienen que ir por ellas— respiraba con dificultad —Son apenas unas niñas— añadio triste.

Asentí informándole todo lo que la mujer le había estado intentado decir al soldado.

Mire a mi alrededor buscando al capitán quería informarle que todavía se encontraban dos niñas dentro de la fábrica y cuando finalmente lo observé a lo lejos intenté llamar su atención, pero me ignoró como lo había hecho todo el día e incluso no había querido que estuviera en su escuadrón.

¡Que se joda! Puedo hacerlo yo sola.

Tome aliento decidida —Iré por ellas— informe sacando mi arma.

Ladeo su cabeza —Es una completa locura no puede entrar ahí sola— pronunció nervioso —Teniente Luke por favor detengala— soltó observando a mi amigo que se acercaba.

—¿Detenerla?— lo interrogó.

—Piensa volver a entrar— le explicó.

—Hay dos niñas dentro— respondí ante su mirada.

—No vas a entrar Adeline el lugar se está derrumbando— explicó negando serio.

—Sabes que solo yo podría encontrarlas y salir de ahí con ellas— respondí indiferente poniéndome la máscara.

—¿Qué pasa?— interrumpió el coronel.

—Sus dos hijas continúan dentro— respondí señalando a la mujer —Permiso para entrar a buscarlas coronel— añadí.

—Consevido— respondió.

—¡Es una locura!— comentó Luke —Es muy peligroso entrar— añadió observando al coronel.

El coronel se giró fastidiado y mantuvo el gesto serio.

—Es por eso que entrará sola— respondió —¿Tienes algún problema con eso soldado?— me pregunto y negué —Entra ahí— añadió y asentí caminando hacia la entrada.

Sentía la presencia del rubio que venía detrás de mi —Luke, sabes que estaré bien y esas niñas necesitan mi ayuda— pronuncié impasible —Necesito que confíes en mi ¿lo harás?— me volteé y asintió con tristeza.

Entré al edificio con un solo objetivo y era encontrar a esas niñas porque sabía que aún se encontraban con vida.

¿Pero dónde estaban ellas?

La fábrica continuaba cayéndose a pedazos y el humo era demasiado perjudicaba mi visión, por todo el lugar habían escombros que dificultaban la facilidad para caminar y complicaban el desplazarse por el lugar.

¿Dónde están esas niñas?

Seguía avanzando por el lugar registrando el perímetro en busca de alguna señal de las dos niñas que faltaban, pero seguía sin encontrar nada y comenzaba a perder la esperanza.

El sonido de un disparo tomó por sorpresa sacándome de mis pensamientos ¿de dónde provenía? O peor aún ¿cuál era su objetivo?

¡Mierda!

Salí corriendo hacia la ubicación dónde escuché que se realizó el disparo y era una pequeña habitación, entré rápidamente encontrando a los niñas que buscaba y lastimosamente mi temor era real.

—Suelta tu arma, perra— amenaza con acento español uno de ellos apuntándoles y su compañía hace lo mismo.

Analizo la situación y solo tengo dos objetivos claros.

Alze los hombros —Esta bien— respondí bajando mi arma y la patee hacia sus pies.

Observé a las niñas que temblaban del pánico y su mirada reflejaba miedo, mucho miedo.

—Me encantan las perras obedientes — pronunció riéndose.

Su compañero se me acercó riéndose y en cuanto estuvo lo suficiente cerca de mi lo derribe haciéndole una llave y saqué la daga que tenía oculta en mi media cortando su yugular.

—¡¿Qué demonios hiciste?!— grita desesperado el otro sujeto observando el cuerpo de su compañero.

—Cierren los ojos— les ordeno a las niñas.

—¡Te voy a matar maldita!— me grita apuntando hacia mi dirección.

Me levantó rápidamente lanzando con éxito la daga justo en su entreceja y lo observo caer muerto.

Perfecto, una mierda menos en el mundo...

Me acerco a las niñas que continúan con los ojos cerrados —Pueden abrir sus ojos— pronunció con tono amable y levanto mi arma del suelo.

—Gra....gracias..— murmura una de ellas sollozando.

Ambas se abrazan llorando y retroceden presas del pánico cuando intento revisar si estan heridas.

Niego con un nudo en la garganta —Mi nombre es Adeline y soy una soldado que vino a rescatarlas ¿cuáles son sus nombres?— suelto con delicadeza y les sonrío.

Ambas se observan con temor y finalmente una de ellas asiente —Mi nombre es Sienna y ella es mi hermana Grayce— pronunció tímida la más grande.

Les sonreí calidamente —Bien, Sienna y Grayce, quiero que sepan que nadie les volverá a hacer daño nunca más— informe y ambas niñas se acercaron abrazándome.