Finalmente había llegado el día en el que enfrentaría mi mayor miedo y no era precisamente miedo a luchar contra alguien, sino miedo a enfrentar mi pasado.
Mi pasado...
Solo faltaban unas pocas horas para volar de vuelta a casa a ese lugar dónde crecí, dónde nací, a mi país, país que un día dejé atrás por saber más acerca de este mundo y sobre mí, pero no podía hacerlo sin antes terminar con el tema de Olivia llendo a testificar.
No estaba segura de que diría o como actuaría al recordar lo sucedido, pero tenía en claro que debía hacerlo ahora y cerrar esto antes de viajar, nunca antes una llegada a la central había sido tan extraña como la de hoy.
Era tan extraño.
Todos desvían su mirada hacía mi dirección al verme caminar por la central y supongo que era normal, mi propia teniente intentó matarme y eso no era algo que pasaba todos los días.
Entre decidida a la sala no iba a dejar que esa inseguridad que había sentido al estar tan débil estos días me ganara y controlara mi cuerpo impidiendome hablar o reaccionar, iba a decir decir toda la verdad sobre como era Olivia Cooper.
—Soldado Miller, por favor relate como era la teniente Olivia como superior— informó el hombre que formaba parte de asuntos internos.
Tome aliento —Olivia solía tratar a todos los de nuestra tropa de pésima manera, con regularidad nos asignaba todas sus tareas y la mayoría de veces robaba nuestras ideas haciéndolas pasar por suyas— observé a Ayla y tome fuerzas para seguir —Abusaba constantemente de su autoridad y solía humillarnos— añadí respirando hondo —Además de que solía cometer muchos errores que incluso en misiones llegaron a poner en riesgo la vida de los demás— finalicé.
Observé al padre de Olivia, James Cooper, un ex capitán, razón por la cuál seguía manteniendo fuertes influencias en el ejército, además de otras no tan agradables.
El hombre de aspecto maduro y cabello negro se mantenía en calma en su asiento observando inexpresivo.
Sus abogados le solían murmurar cosas de vez en cuando que el se dedicaba a ignorar olímpicamente.
Había escuchado muchas cosas acerca de este tipo y verlo tan inexpresivo solo podría significar una cosa....
Peligro.
—Bien— tecleo algo en su computador sin mirarme —Ahora quiero que respondas sí o no, a la siguiente pregunta ¿observó usted a Olivia en el pasillo de su dormitorio antes de que ocurriera el ataque?— interrogó observándome indiferente.
—Sí— respondí ante la mirada de todos y noté como James tensó su mandíbula.
El hombre que me interrogaba se levantó de su asiento caminando hacía el resto del gabinete y noté como se debatían.
Alcé la mirada nuevamente hacía donde se encontraba el padre de Olivia y esta vez nuestras miradas se cruzaron haciéndome sentir una punzada, de alerta..
El interrogatorio fue realmente largo y agotador, fueron muchas horas contestando millones de preguntas que con frecuencia solían repetirse y entendía que fuera el protocolo, pero era la víctima ¿no?
¿Por qué seguían dudando de mi palabra?
La respuesta era clara, James Cooper el hombre buscaba a toda costa incriminarme o limpiar el nombre de su amada hija.
Después de muchos de los testimonios de mis compañeros al gabinete le quedó más que claro que Olivia abusaba de su autoridad, ella era realmente incompetente con su trabajo y a su padre no le quedó nada más que aceptarlo.
Finalmente pude salir de la sala y cuando estaba por irme una mano me abrió la puerta y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, era James Cooper.
Estaba claro que el hombre quería hablar y supuse que lo que saldría de su boca sería una amenaza —Adeline ¿cierto?— soltó y asentí.
Suspiró.
—Aunque me duele la muerte de mi— se detuvo —La muerte de Olivia, debo aceptar que su manera de actuar no fue la correcta y parte de eso es culpa mía por no ponerle un alto cuando pude— añadió con ligera tristeza en su voz.
Me mantuve en silencio atenta y el hombre suspiró con pesadez —Solo quería disculparme por todo el mal que hizo Olivia— soltó aclarandose la garganta.
Asentí y pretendí irme —Debes pensar que quiero vengarme de ti— comentó negando y sonrío con tristeza —Pero la verdad es que Olivia obtuvo lo que merecía— pronunció con frialdad antes de irse.
Me quedé en el pasillo observando como la silueta del hombre desaparecía por completo.
¿Realmente podía confiar en sus palabras?
No lo creo, pero tampoco tenía cabeza para pensar en un enemigo más, ya odiaba lo suficiente esta vida de mantenerme en alerta todo el tiempo.
Al principio todo había sido increíble, conocer más acerca de este mundo desconocido y sobre el gen, fue realmente espectacular y sabía que todavía me faltaba mucho por descubrir.
¿Por qué fue desapareciendo el gen? Era una de mis principales preguntas y era poca la información registrada sobre el gen.
De haberme imaginado cuántos enemigos me habría ganado, quizás no me habría unido al ejército y no solo era eso, también estaban esos casos aterradores en los que muchas veces me pregunté sí realmente un humano era capaz de cometer tales atrocidades.
Todo lo que he visto me había hecho perder la fe en la humanidad.
Monstruos no tenía otra palabra para describirlos ellos no eran humanos, eran monstruos.
El golpe de realidad que tuve al darme cuenta de que no solo era el lobo rojo un monstruo, sino que habían muchos más allá fuera y que posiblemente nunca acabaría con todos ellos.
Era amargo.
Caminé en silencio hacía el estacionamiento sumergida en mis pensamientos y comenzando a llenarme de nervios nuevamente, pero a lo lejos observé al capitán que llevaba puesto el uniforme.
¿Que mierdas aquí?
En mi siempre aplicaba el dicho de que la curiosidad mató al gato y esta no sería la excepción, así que sin pensarlo me acerqué a el.