El gen

18. Bajo la cascada

Me asomé por el balcón de la habitación y fijé la vista en el capitán que caminaba por la playa observando hipnotizado el mar y noté que el no llevaba camisa, tenía su torso blanco descubierto y lucía extremadamente sexy.

¿Desde cuándo?

No tengo idea de cuando pasó o como sucedió, pero justo ahora sentía un interés más grande por él, alejado de cualquier sentido de la razón.

Sentía alegría al saber que estaba conmigo, justo aquí y sonreía tontamente al recordar como cuidó de mi todos esos días en el hospital e incluso en su mansión dónde había sido tan atento.

Notaba que su manera de mirarme era muy diferente y su forma de hablar incluso era seductora como intentando conquistarme, aunque posiblemente para él solo sea una simple atracción física.

"—Me confundes Adeline— volvió a susurrar"

—El capitán Enzo es únicamente mi amigo y a usted no le debería de interesar lo que haga con mi vida— informe sería.

—Pero me interesa— respondió en tono suave"

Lo había ignorado por completo, pero era más que evidente y aunque su interés pudiera ir más allá de lo físico sabía que las cosas acabarían tarde o temprano.....

Caminé hacía la playa convencida de que debía comprobarlo de una vez por todas y no quedarme con la duda de que podría haber pasado.

—Hola— murmure acercándome a él.

El pelinegro se giró inmediatamente.

—Hola— pronunció y me senté a su lado en la arena.

El capitán suspiro admirando el mar —Es hermoso ¿verdad?— interrogue.

Asintió sonriendo ampliamente y sus ojos brillaban formando un hermoso contraste con su color ámbar.

Me dedique a observar el mar y disfrutar la brisa tan tranquilizante que desprendía, era ciertamente hipnótico.
El mar suele recargar energías y relaja completamente la mente, su inmensidad es realmente increíble y majestuosa.
Suelo sentirme renovada cada que lo visito y extrañamente logro conectar con mi interior de una manera muy especial.....Solía venir mucho cuando era niña con mi madre y disfrutaba cada segundo que transcurría del día, solo éramos esa conexión tan especial, ese majestuoso azul y yo.

—Deberías de vestirte— pronuncié levantándome de la arena y caminando en dirección a la casa.

Sentí su mirada detrás de mi y como me seguía sonriendo —¿A dónde vamos?— interrogó a mi espalda.

—A presentarte una belleza de mi país— respondí mirándolo y el sonrió.

Subí rápidamente a cambiarme y quise despertar a la cachorra que aún seguía dormida, pero Kira se veía tan cómoda que la dejé descansar, el viaje debió de agotarla.

—Duerme mi pequeño ángel— susurré antes de irme dejando a su lado comida y agua.

Salí de casa y sonreí emocionada sintiendo un hormigueo en mi estómago cuando noté al apuesto capitán que esperaba apoyado en la camioneta.

Trague saliva.

—¿Estás listo?— pronuncié al llegar a él.

—Para ti, siempre estoy listo— respondió.

Mi corazón dio un brinco cuando dibujo una hermosa sonrisa en su rostro...

[....]

Llegamos al lugar dónde nos esperaba un guía turístico para darnos el recorrido que sería una larga caminata por una reserva natural.

—Suelen verse muchos animales en esta época del año— pronunció el guía.

El capitán se veía muy interesado escuchando todo lo que él decía, poniendo total atención y observaba cada cosa que se le era señalada.

Trataba de hablar conmigo misma mientras tanto advirtiéndole que no podía permitirme sentir nada por mi capitán, aunque creo qu4 ya que era algo tarde.....porque lo observaba completamente embelesada por su atractivo.

El capitán era la tentación en persona..

—Adeline, ¿me estás escuchando?— me sacó de mis pensamientos y lo miré confundida.

Rodó los ojos y se burló de mi notoria confusión negando.

—El perezoso— añadió y lo observé desconcertada.

¿De qué estaba hablándome?

Suspiró hastiado —Por aquellos árboles— pronunció acercándose y señalando.

Observé a la criatura que se encontraba tranquila y subiendo el árbol con su pequeña cría.

—Es increíble— pronunció asombrado.

Ignoré al animal para observar de cerca el rostro del capitán y pareció sentirlo ya que nuestras miradas se cruzaron.

El tiempo pareció detenerse por unos segundos en el que ninguno apartó la mirada y no fue hasta cuando ambos apartamos la mirada al escuchar el sonido de una rama quebrandose.

—Alguien se esconde tras los arbustos— susurró fingiendo seguir observando al animal y asentí.

—Uno, dos.....tres...— susurré y ambos nos dimos vuelta.

El capitán se acercó rápidamente a los arbustos tomándolo por sorpresa y un animal chilló.

—Es un pequeño cachorro— pronunció riéndose.

El cachorro tenía su cola escondida entre sus patitas y temblaba de miedo, ¿pero qué estaba haciendo aquí solo?

Me acerqué a él y chilló temeroso —Está muy asustado— murmure a los dos hombres.

—Tranquilo, tranquilo— susurré acariciando su cabeza y pronto comenzó a mover su cola dejándose tocar.

—Que raro, estaba completamente solo— pronunció el guía revisando el lugar.

Era muy extraño que un pequeño cachorro estuviera solo por aquí y más en ésta área.

—Podemos llevarlo dónde Nyre ella sabrá que hacer— murmuró el guía rascándose la frente.

¡Por supuesto! Nyre sabría que hacer.

—Sí, debemos llevarlo con ella— anuncié recordando el camino a su cabaña.

El capitán nos miró con confusión y lo ignoramos emprendiendo rumbo hacía donde la rescatista.

Llegamos a su cabaña y tocamos la puerta sin obtener respuesta, sin embargo el sonido de una mujer cantando en las cercanías llamó nuestra atención acercándonos a ella.
La mujer cantaba alegremente sin notar nuestra presencia hasta que se dio la vuelta y palidecio.

—¡Dios!— pronunció llevándose las manos al pecho y cayó sentada.

—¿Estás bien?— pronuncié acercándome a ayudarla.



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En el texto hay: esta es una historia con muchos secretos

Editado: 09.09.2024

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