El gen

20. Regreso a casa

—Está muy cerca Adeline— escuchaba la misma voz femenina.

La mujer volvió a pasar a mi lado vistiendo de blanco y como instinto natural la seguí en busca de respuestas.

—¿Quién?— volví a preguntar y ella nuevamente se detuvo.

Volteó a mirarme y pude observar que el color de sus ojos era azul grisáceo —Estás en peligro— respondió dándome la espalda e impidiendo que pudiera observar más a detalle su rostro.

—Debes de tener cuidado Adeline— murmuró y se alejó de mi.

Nuevamente esa extraña fuerza me impidió perseguirla"

Desperté con el ritmo acelerado y sudorosa, observé a mi lado como Kai continuaba durmiendo tranquilamente e intenté controlar mi respiración, pero era imposible, necesitaba salir a tomar aire.

Pequeños rayos de sol se infiltraban por la ventana iluminando el torso desnudo y descubierto del capitán, definitivamente era un dios.

Lo contemple por unos segundos más y besé suavemente su mejilla tratando de no despertarlo, me puse una bata y salí de la habitación a hurtadillas, caminé por la arena blanca y observé al mar buscando respuestas.

¿Quién era esa mujer?

Las olas parecían entender mi frustración y acariciaban mis pies tratando de relajarme un poco, el viento parecía susurrarme algo arrastrando mi cabello sobre mi oreja, pese a eso seguía sin tener respuestas.

De alguna manera sabía que debía escuchar las advertencias de la mujer, porque había alguien más detrás de mi ataque y todavía no me quedaba claro quién era.

Podía sentir el peligro.

Todavía quedaban muchas cosas acerca del lobo que seguía sin entender ¿por qué el ejército no hablaba mucho de él? ¿Quién era? Ni siquiera en los informes se mencionaba su nombre.
Era claro que Louis no me había contado toda la verdad acerca de él, pero ¿por qué?

Me senté en la cálida arena, dedicándome a apreciar una vez más lo majestuoso que era el mar y la tranquilidad que me lograba trasmitir, cerré mis ojos tratando de guardar la imagen en mi mente, quizás está sería la última vez que sentiría esta tranquilidad.

Después de un rato de analizar toda la situación y tranquilizarme, regresé a casa decidida en contarle todo acerca de mi a Kai, toqué la puerta de su habitación con nerviosismo y no recibí respuestas, quizás seguía dormido.

—¿Estás ahí Kai?— pregunté y un silencio invernal me recibió.

Giré la perilla de la puerta adentrándome en la habitación y solo encontré la cama tendida, revise el baño y no, no estaba en el, una extraña sensación me acompañó a revisar el armario y los cajones, su ropa ya no estaba.

¿Se había ido? No, imposible.

Me senté en la cama confundida, intenté no pensar mal, quizás tuvo alguna emergencia, busqué alguna nota en la habitación y no tuve éxito, marqué a su celular, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis.........

Muchas veces le llamé y al principio recibí una respuesta —buzón de voz— luego de las décima llamada pareció apagar su celular.

El sonido de la puerta abriéndose me hizo alzar la vista rápidamente, pero solo era la pequeña cachorra que se acercó con cuidado y postró su cabeza entre mis piernas mirándome con sus grandes ojos cafés, movió mi mano con su cabeza y la acaricié, ladró pareciendo querer decir algo.

—Se fue— murmure negando.

Ella volvió a ladrar subiéndose en mis piernas y apoyó su cabeza en ellas suspirando.

Quise creer que tan solo me había confundido al principio, pero supuse que el capitán había obtenido lo que quería.

No podía enojarme por ello, yo misma había dicho que las cosas acabarían tarde o temprano ¿entonces por qué sentirme decepcionada? Tenía demasiadas cosas en las que pensar, debía de asegurarme de estar preparada para posibles ataques, debía prepararme para defender a quiénes quería, debía hacer muchas cosas...

Además ¿a quién engañaba? Ciertamente ya había pasado por eso una vez, después de todo era incapaz de sentir algo más que simple atracción por una persona o tener una relación.

[....]

Tomaba el volante con las manos temblorosas y mi respiración se aceleraba cuando comenzaba a reconocer la carretera que me sabía de memoria, era increíble que los alrededores seguían siendo los mismos.

Llegue al puente que significa estaba a nada de llegar a casa, me detuve en el estacionando la camioneta a un lado de la carretera y bajé con la cachorra a apreciar el río azul que cruzaba debajo.

Escuchaba el sonido del agua pasar y Kira ladraba emocionada observando a los pequeños peces fluir con la corriente, los árboles de un verde oscuro formaban una enorme sombra que abarcaba todo el ancho del río manteniendo una frescura única.

"—Sigues siendo la misma de siempre, aunque has madurado en muchos aspectos— suspiró y me sonrío con calidez —Lo único que ha cambiado es que ahora eres una soldado increíble— añadió tranquilo —Pero sin duda sigues siendo la misma chica con buen corazón que conocí y tranquila, sí no les agradas, nos tienes a nosotros— finalizó con tranquilidad el anciano."

Reencontrarme con parte de mi familia solo había sido un pequeño paso, el verdadero desafío era regresar a ese lugar dónde había crecido, al que había extrañado cada día, cada minuto y segundo de estos tres años.

¿Y sí a ellos no les agrado por qué no soy la misma?

Era algo que me había repetido muchas veces y pese a que Louis me repitiera que todo estaría bien, continúe con el temor, pero disminuyó en gran consideración después del emotivo reencuentro de la noche anterior con algunos de mis familiares.

—Estaré bien— repetí de vuelta en la carretera y observé a la cachorra que observaba por la ventana con su lengua fuera.

Observé alrededor los mismos árboles que recordaba y algunos estaban cubiertos de frutas, llegué al pueblo vecino al dónde crecí y note que había cambiado un poco, habían algunas casas nuevas.



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En el texto hay: esta es una historia con muchos secretos

Editado: 09.09.2024

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