El aterrizaje en Houston fue tranquilo y pudimos desplazarnos sin demoras hasta hotel que estaba en el centro de la ciudad.
Hugo se encontraba terminando de prepararse y dándo las últimas órdenes al grupo de hombres que se quedó en casa, visiblemente muy estresado por haber dejado a mi madre y Adella solas.
Los días en casa finalmente habían culminado, ahora llevaba conmigo la calidez y amor con la que había sido abrazada estos días, afortunadamente no había tenido ningún otro encuentro con Holden.
La ubicación que había obtenido después de irrumpir en el departamento de Olivia estaba en una zona un poco delictiva del estado de Houston, no podíamos llamar mucho la atención al entrar en ella y por eso habíamos optado en venir únicamente Hugo y yo, ni siquiera le habíamos mencionado a Louis que nos encontrábamos en la cuidad.
Conforme nos acercábamos más, se comenzaba a ver todo tipo de situaciones, ventas de droga, prostitución, personas siendo golpeadas brutalmente, atracos e inclusive personas teniendo sobredosis en media vía pública.
El olor era completamente distinto al centro de la ciudad, apestaba a alcohol, tabaco, marihuana, sexo y otras cosas que no me agraban para nada, definitivamente no era un lugar al cuál me gustaría visitar.
—Es en aquel edificio— señaló Hugo el edificio rojo en el que las paredes habían sido víctimas del vandalismo.
Detuvo el automóvil a la orilla de la cera y bajo revisando el alrededor sosteniendo el arma oculta con su mano derecha.
Unas cuántas mujeres se acercaron a él para ofrecerles sus servicios y las rechazó amablemente, aunque siguieron insistiendo pasando sus manos por sus hombros.
—Podría hacerles un buen precio a los dos— comentó una de ellas analizandome y mordiendo su labio inferior.
—Lo siento, no estamos interesados— respondí y entramos a el edificio.
No había ascensor y el interior era un completo desastre, añadiéndole el desagradable olor a humedad que inundaba el lugar, Hugo parecía estar pasándola peor e intentábamos subir las escaleras rápidamente.
Apartamento D05.
Observé a Hugo a mis espaldas y este asintió sosteniendo firmemente su arma, repetí su acto y toqué la puerta tres veces, no hubo respuestas, ni siquiera un sonido dentro, parecía estar inhabilitado.
—Hace varios meses esa chica no ha venido— escuché la voz de un hombre mayor.
Nos volteamos para mirar a un anciano que fumaba un puro y estaba en una mecedora al final del pasillo.
—¿Es ella?— lo interrogó Hugo enseñándole una foto de Olivia y el hombre la revisó.
—Noo, pero ella estuvo aquí la última vez— respondió ladeando su cabeza —No podría olvidar ese rostro de muñequita de porcelana— añadió con un gesto desagradable.
Hugo me observó con confusión y el anciano comenzó a reír negando con su cabeza.
—Ustedes no son de aquí ¿cierto?— preguntó entrecerrando sus ojos.
—Necesitamos entrar a el departamento— solté y el hombre aplaudió.
Recibí una mirada amenazante de Hugo que ignoré al momento que el anciano dejó de aplaudir y chasqueo su lengua.
—Eso te costará unos cuántos dólares querida— añadió levantándose de la silla y acercándose a mi.
Hugo rápidamente se interpuso entre nosotros y le entregó un sobre lleno de dinero, el anciano lo recibió ansioso y revisó su contenido no pudiendo ocultar su asombro.
—Debieron empezar por esto— añadió sacando una llave de su bolsillo y abriendo el departamento.
Para nuestra sorpresa el interior era totalmente diferente al resto del edificio, estaba limpio y ordenado.
—Una pregunta ¿sabes el nombre de la chica que vive aquí?— pregunté y el pareció estarlo pensando.
Negó.
—Ni siquiera recuerdo su apariencia, recibo el pago de su alquiler por sobres dejados en mi buzón— alzó sus hombros —Únicamente podría decirles que es rubia— comentó antes de cerrar la puerta.
Hugo se adentró asegurándose de que no hubiera ninguna persona dentro y por el refrigerador vacío, entre otras cosas podíamos intuir que no había sido habitado desde hace algunos meses.
Revisé los cajones y no había nada personal, ni siquiera en la ducha habían rastros de cabellos, parecía haber sido limpiada, pero ¿por qué?
Después de un rato rebuscando en cada pequeño espacio, no logramos encontrar nada y eso me hizo preguntarme ¿qué relación tenía Olivia con este departamento?
—Estamos de nuevo en el principio, no tenemos nada— pronuncié desanimada.
No había razón para continuar un segundo más dentro de este edificio y desagradable zona, Hugo conducía con normalidad y parecía estar absorto en sus pensamientos, posiblemente estaba igual de desilusionado que yo.
Esto era un callejón sin salida.
Ahora no sabía por dónde empezar y todo comenzaba a ser muy confuso, añadiéndole mucho más estrés a mi rutina, no quería regresar a Inglaterra sin respuestas.
—Nos siguen tres camionetas— comentó Hugo llamando mi atención.
Observé por el retrovisor a las tres camionetas negras que giraban a la izquierda al mismo momento que nosotros lo hacíamos.
—¿Desde hace cuánto?— interrogue.
Suspiró.
—Desde que salimos de la zona— respondió observando y lo entendí.
Habíamos caído en una trampa, fuimos atraídos fácilmente hasta aquí y ahora estábamos en su territorio, completamente solos.
Rápidamente comenzó a acelerar tratando de perderlos y ellos tomaron eso como la señal para iniciar el fuego acelerando también. Las detonaciones resonaban y aunque Hugo lograba esquivar la mayor parte o ellos erraban sus disparos, algunas balas lograban impactar al automóvil.
Tenía que ser una broma.
Recargue mi arma y suspiré antes de sacar medio cuerpo por la ventana del automóvil comenzando a disparar al parabrisas de una de las camionetas, estaban polarizadas y aunque no podía ver su interior, sabía que esos hombres no eran simples ladrones a los cuáles habíamos atraído.