Capítulo IV
Al abrir los ojos, estaba en un lugar muy oscuro y me sentía muy confundida, para poder tratar de descifrar el lugar y la razón de estar allí, al levantarme estaba más baja de lo normal, lo cual me pareció extraño, cuando fui a mirarme al espejo, ubicado coincidencialmente frente a donde estaba, tenía el físico de una niña de seis años, lo cual dificultaría en gran parte mi escape, no contaba con armas, ni el físico para protegerme de un atacante adulto, pero lo extraño era, mi capacidad cerebral seguía siendo de una mujer de 26 años, de pronto escuche el sonido de unos pasos cada vez más fuertes, a medida que se acercaban a mí.
De pronto, un hombre de la estatura del general estaba hincado frente a mí, mientras me bajaba los brazos, estaba en posición de pelea, al ver que no me atacaba ni intentaba matarme decidí esperar a ver qué pasaba, por consiguiente el extraño empezó a decir
Entonces mi mente empezó a dar vueltas, pero si cumplo años otro día, pero como si mi cuerpo controlará mi razón y mi ser en sí
Entonces empecé a brincar como loca en mi sitio, debido al posible regalo.
Y yo muy obediente, asentí y extendí mis brazos, frente mi cuerpo, en posición de recibir algo, una vez sentí un peso en mis brazos, abrí los ojos.
Al dirigir la mirada al punto mencionado, vi solo una pequeña figura, era un triángulo completo delineado de negro
En ese mismo momento todo el salón donde estábamos, se encendió como si estuviéramos mirando el sol de cerca, instintivamente cerré los ojos, para no sentir el brusco cambio de la oscuridad a la luz, y empecé a abrir los ojos lentamente.
Al mirarlo, estaba la misma figura pero del lado contrario, y además de color blanco, de alguna forma el color negro había desaparecido, abrí sorpresivamente los ojos.
De una forma convulsiva, me levanté sudando, jadeando y con un dolor corporal diferente al normal, era alrededor del momento de ir a correr, y decidida de comprobar la teoría brindada por mi sueño, me levanté y me cambié lo más rápido posible y me peine, agarrando los cuchillos de un cajón de la ropa, un poco escondido, para no escandalizar a los encargados de mi habitación, ni levantar sospechas. Me dispuse a caminar a la habitación de mi novio, estaba repitiendo esa simple palabra tantas veces como fuera posible, hasta acostumbrarme a esta, al llegar no necesite golpear debido a que la puerta estaba sin pestillo, idiota confiado, pensé, entonces sin más, me acerque al general, dormido en el lado izquierdo de la cama gigante, cuando me disponía a moverlo para despertarlo, sacó una daga, debajo de la almohada y me la puso en la garganta.
- ¿Quién es? y ¿qué quiere?
- Soy su novia y tiene que acompañarme a probar una teoría del emblema
- ¿novia? - dijo divertido
- Si supuestamente, deje de hacerse el divertido y cámbiese
- ¿A dónde vamos?
- A probar mi teoría apúrese, no tenemos mucho tiempo.
Salí de la habitación y me dirigí a la estancia, a esperarlo, cuando la desesperación me pudo, entré de nuevo, a apresurarlo, pero al entrar me encontré con un general, de espalda ancha, cintura definida, musculoso desde cualquier punto.
Por lo tanto él aludido, se giró y preguntó
- ¿Qué está mirando?