El general Sam

Capitulo VII

Seguimos caminando sin tomarnos las manos, al parecer el pequeño beso lo había desestabilizado más que a mí, pero en realidad yo estaba hecha un manojo de nervios, sin embargo, yo lo controlaba mejor que él.

 - ¿Qué fue eso? - dijo por fin el taciturno Andrew

 - Un inofensivo beso

 - ¿Por qué?

 - Porque le ibas a soltar todo nuestro rollo y todavía no confió en él plenamente.

 - No podías pisarme o golpearme suavemente

 - No, sin que él se diera cuenta, recuerda cariño, estamos locamente enamorados -dije, mientras hacía como si le estuviera arreglando la camisa, mientras lo miraba fieramente, para que sintiera mi ira.

 - ¿Te importaría si lo repito yo?

 - No, pero aquí no -dije mirando a los alrededores, estamos en un lugar muy público - a mi habitación -continúe.

 - Es acaso una proposición

 - Vamos -dije, poniendo fin a la conversación.

 

El llegar hasta mi habitación sin correr fue casi una tortura, y al llegar, lo arrincone contra una pared

 - Hagamos un trato si quieres besarme

 -¿Cuál?

 - Pelearemos mano a mano, como un entrenamiento y por cada vez consigas alcanzar alguna parte de mí, has ganado un beso.

- ¿Y si tú me alcanzas primero?

 - Yo te beso o no, decido yo.

 - ¿Entonces cuál es el fin del combate?

 - Divertirnos, no olvides que tu preciosa novia, no puede tener golpes en el rostro.

 

Para provocarlo de lo mismo que yo estaba deseando de la misma forma, acerqué a mi boca a la suya y empecé a besarlo como quería, de pronto me separé y dije

 - Listo para jugar.

 - No sabes en lo que te has metido

 - Ten cuidado tú, mejor

 - Contigo nunca nada es fácil, verdad

 - Lo fácil es aburrido, verdad

 - Verdad, empecemos

 

Nos posicionamos, no pusimos límites de terreno, podíamos movernos por toda la habitación, nos mirábamos como dos fieras compitiendo con la mirada por una única presa, pero esa presa éramos nosotros, nuestros cuerpos, nuestros labios, así pues, iba a ser una pelea más violenta aún; nosotros éramos los únicos dioses de nuestros cuerpos, empecé todo, el lanzó su brazo para intentar tocar mi hombro, pero no lo hizo, después yo lancé un golpe para distraerlo y con el otro intenté tocar su rodilla, pero lo bloqueo en el camino, no podíamos dejar de mirarnos, era imposible, estábamos hipnotizados por la mirada y la sonrisa pícara del otro, lancé otro golpe y casi lo alcanzó pero no, esta vez Andrew si se estaba esforzando de verdad, él lanzó otro golpe, el cual bloquee, pero mientras me estaba tocando la oreja, continuamos, llevábamos el marcador mentalmente, empecé a subir el nivel de mis intentos, lancé un golpe con la pierna, mientras con la otra le tocaba el firme pecho, estábamos empatados y ninguno tenía ni la más mínima intención de perder, lanzo una patada, rechazando esta, termine cerca de la mesa centro, por lo cual la patee a un lado, mientras lanzaba un uno-dos intercambiado con los brazos, mientras con el pie le hacía zancadillas, pero este apenas tambaleo, lo cual aproveche para tocarle una mejilla, y mientras sonreía malvadamente, el hizo el mismo movimiento y al desestabilizarme lo único que alcanzó a tocarme fue un seno.

 - Eyy.

 - ¡Qué! no dimos límites de parte corporales no eran permitidas tocar.

 - De acuerdo -dije, sonriendo malévolamente.

 

Empecé a lanzar cruzados de arriba a abajo, él solía ser lento en respuesta de esa forma, entonces lance tres golpes así, cuando intentó caerse, le toqué una nalga, y esté ofuscado y riéndose se giró a mirarme, estábamos empatados de nuevo, se notaba a leguas como nuestras habilidades de pelea, eran excelentes, empecé a llevarlo hacia la cama, haciéndolo retroceder, golpe, golpe, y todos los estaba bloqueando, con dificultad ahora debido a la fuerza impresa en ellos, pero bloqueados de igual forma; al tenerlo en el punto, lancé el golpe con al menos la mitad de mi fuerza y lo empuje encima de la cama, en ese momento le toque la rodilla.

 - Gané-dije aun mmirandolo a los ojos

 - Si ganaste, ahora tú decides si quieres …- esta frase fue interrumpida por mi deseo incontrolable de volver a besarlo, lo deseaba y lo necesitaba ahora, por lo cual lo besé, pero gracias al cielo no paró ahí, porque después de segundos de sorpresa de Andrew, él cerró los ojos y empezó a besarme de igual forma, era como si estuviéramos deleitando con el mejor postre del mundo, sus labios sabían a dulce, como la miel pero con tizos amargos como el limón, pero conjunto formaban una sensación incomparable, por lo cual iba a seguir besándolo hasta poder definir su sabor exactamente, pero de pronto, su labios fueron insuficientes para cubrir mi deseo, igual que a él, porque empezó a besarme el cuello, la temperatura de cuerpos, nuestras manos, empezaron a acoplarse a nuestros cuerpos respectivamente, ascendiendo y descendiendo cada vez más frenéticamente, en busca de un mayor contacto, deseábamos saber cómo eran nuestro cuerpos y cómo estos reaccionarían al tacto del otro, de pronto la imagen de Hiro entrando en la habitación igual que en la mañana, por lo cual me detuve y me baje de Andrew, a pasar rápidamente el pestillo, entonces me tumbe al lado de Andrew, y este igual de coqueto y jocoso, como siempre.



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En el texto hay: muertes sangrientas en la oscuridad, amor, odio

Editado: 04.08.2019

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