El laboratorio subterráneo estaba sumido en un silencio tenso, roto solo por el pitido constante del sensor gravitacional de Alex, que seguía registrando el ominoso Eco del Salto. Alex y Kian estaban pegados a un monitor, viendo el feed de noticias global, esperando que la realidad superara a la mentira.
A las 14:00 horas, hora local de Metrópolis Épsilon, el jueves predicho por Kian, el aire se puso amarillo ocre. El viento que se suponía que debía dispersar las emisiones no llegó; en su lugar, una inversión térmica masiva, tal como había calculado Kian, atrapó la contaminación a nivel de la calle. Los noticieros globales, que apenas unos minutos antes reportaban "Cielos despejados con algo de neblina," se vieron obligados a reportar el colapso atmosférico.
El Índice de Calidad del Aire (ICA) se disparó vertiginosamente. Alex, observando los gráficos en tiempo real, vio la línea roja ascender hasta el número predicho por Kian: 498. El gobierno no tuvo tiempo de censurar la información; las alarmas de salud pública comenzaron a sonar en las calles y en cada datapad personal de la ciudad. La Fecha de la Ceniza se había cumplido.
El Objetivo Cumplido: Pánico y Desconfianza
La validación fue instantánea y aterradora. La Doctora Alex Vance se convirtió al instante en una figura de atención mundial. Su "modelo de simulación revolucionario," filtrado por el periodista Dorian Key apenas un día antes, era irrefutable. El pánico social que se desató no fue solo por el aire tóxico; fue el verdadero catalizador de la misión de Kian. La gente se dio cuenta, con una claridad brutal, de que el gobierno y las corporaciones habían manipulado los datos para proteger sus ganancias. Este quiebre de confianza sentó las bases emocionales de la desconfianza total y la aceptación del control absoluto que caracterizaría el futuro de Corp-Air.
"Lo hemos hecho, Kian," susurró Alex, con una mezcla de triunfo y terror, viendo cómo las imágenes de caos se extendían por la pantalla. "La mentira ha sido expuesta. La gente ya no creerá en sus pronósticos. Tienen que admitir la crisis."
Kian, sin embargo, no celebró. Sus ojos permanecieron sombríos. "La verdad solo es poderosa si no puede ser borrada, Alex. Y la Alianza de Carbono responderá a esta verdad no con admisión, sino con fuerza. Ahora que saben que les mientes con precisión, saben que tienes una fuente que no pueden controlar. Y eso, para ellos, es una amenaza existencial."
La Reacción del Poder (2032)
Kian tenía razón. En menos de una hora, la calma controlada de los portavoces gubernamentales se rompió. El Gobierno de la Alianza de Carbono emitió un comunicado urgente, declarando el modelo de Alex no como un descubrimiento científico, sino como "un intento coordinado de desestabilización social y terrorismo económico."
Las órdenes de arresto se emitieron sin demora contra la Dra. Alex Vance y su "cómplice extranjero desconocido." El objetivo no era la justicia, sino el silencio; detener la filtración del Manifiesto y evitar que esa irrefutable verdad se incrustara más profundamente en el conocimiento público. La seguridad se movilizó con una celeridad escalofriante, demostrando la coordinación militar y corporativa.
Agentes encubiertos, vestidos de civil pero equipados con scanners de retina portátiles, y enjambres de drones de vigilancia silenciosos y pequeños —los precursores directos de la flota de control de Corp-Air— comenzaron a rastrear cada movimiento de Alex y Kian, enfocándose en la red universitaria. Las líneas de comunicación se intervinieron, y los firewalls centralizados de la Alianza se reforzaron, intentando desesperadamente sellar la brecha que Alex había abierto.
El laboratorio subterráneo, antes un refugio seguro, se convirtió en una trampa. El monitor de Eco del Salto de Alex pasó de un pitido rítmico a un aullido agudo y continuo. "Kian, están escaneando la cuadra. El Eco está siendo utilizado para triangular nuestra posición. La policía estará aquí en minutos."
El Miedo en el Futuro (Siglo XXV)
A doscientos años en el futuro, en el centro de control orbital C-Air Sigma, Lyra Kael sintió un escalofrío de paranoia, la sensación de que su dominio inmutable se resquebrajaba. Sus analistas le presentaron el informe de fluctuación: una reducción inexplicable del 0.003% en el gasto energético histórico global en las últimas 48 horas. Para Lyra, este insignificante descenso no era un éxito climático; era una violación de la regla más sagrada: la línea de tiempo que lleva a Corp-Air debe ser inmutable. La estabilidad absoluta era su dogma.
"El deudor no se desintegró, Eron. Él interfirió," siseó Lyra, golpeando el datapad con el informe. Su rostro, normalmente pétreo, se crispó de ira. "Esa minúscula reducción de gasto en el pasado es una evidencia de que su 'Ficción Ideológica' funciona. Ha erosionado el camino que nos trajo aquí."
Lyra, desconfiando de la desintegración cuántica que sus propios analistas habían reportado, comenzó a canalizar recursos a las bóvedas secretas de datos. Necesitaba estudiar la chatarra taquiónica de antiguos experimentos marginales, buscando un patrón, una debilidad. Ella no estaba cerca del 2032, pero su paranoia estaba impulsando una peligrosa investigación que trascendía el tiempo. Lyra estaba convencida de que Kian había causado una "interferencia fantasmal" en el flujo de la historia, y su misión ya no era solo ejecutar una deuda; era blindar el futuro a cualquier precio.
Lyra Kael activó el Protocolo Omega-Nulo, una directriz de alto secreto que ordenaba a todas las divisiones de investigación de Corp-Air monitorear y neutralizar de forma preventiva cualquier futura anomalía temporal. Este protocolo, diseñado solo para emergencias de colapso de la realidad, indicaba su pánico. La Muerte de la Deuda se había convertido en la Paranoia del Futuro.
La Ventana se Cierra
Kian sintió la presión de ambos siglos: la sirena lejana del presente y la vigilancia invisible del futuro. "Hemos ganado credibilidad, Alex, pero ahora somos un objetivo de máxima prioridad para la Alianza de Carbono aquí, y un blanco de exterminio para Corp-Air allá."
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Editado: 18.11.2025