El cuartel general secreto de la Alianza de Carbono que retenía a Kian y Alex no era una fortaleza sitiada por enemigos externos, sino por su propia histeria interna. El Gusano de la Verdad había sembrado el caos, y la organización que buscaba el control total ahora se desmoronaba por el pánico. Los interrogadores y el personal de seguridad estaban divididos entre contener el Manifiesto, coordinar la respuesta al huracán manipulado en la Región de Cygnus V, y evitar que sus superiores los abandonaran. La histeria interna era el arma de Kian.
Kian, con los ojos inyectados en sangre por la falta de sueño y la agonía cuántica residual, se dio cuenta de que su única oportunidad era durante el cambio de guardia, justo cuando las primeras noticias del huracán de Categoría 5 y el desplome de varios gobiernos locales acapararan toda la atención de los monitores.
La Fuga Silenciosa: La Ineficiencia de la Tiranía
"—La seguridad del 2032 es rígida, pero tonta," susurró Kian a Alex, aprovechando el ruido ensordecedor de los altavoces que retransmitían noticias urgentes y confusas. "Confían demasiado en el control remoto y no en la vigilancia humana."
Durante el interrogatorio, Kian había manipulado sutilmente el cable de su silla de metal, cargándolo con una energía estática residual, un remanente inerte del Génesis Cuántico que aún residía en su cuerpo. Había memorizado los patrones de las cerraduras digitales y la frecuencia de las cámaras.
En el momento preciso en que un dron de patrulla falló momentáneamente su rutina de verificación, Kian actuó. Cruzó dos cables de su silla, canalizando el pulso residual. No fue una explosión; fue una sobrecarga silenciosa, un glitch cuántico en el panel de control de su celda. El seguro digital se abrió con un chasquido casi inaudible.
"—Rápido. Necesitamos llegar a un punto con acceso a red limpia. Los servidores principales estarán protegidos, pero el hub de comunicaciones móviles del personal de seguridad... es nuestra puerta de salida," dijo Kian, abriendo la puerta.
La fuga fue una carrera de obstáculos. Esquivaron pasillos llenos de guardias histéricos, cuyas prioridades cambiaban entre intentar responder a las órdenes de "neutralizar a los terroristas" y revisar las noticias sobre la caída de la Alianza de Carbono. Alex, usando su conocimiento de las instalaciones de la universidad (similares en diseño a este búnker), guio a Kian a través de las conductos de ventilación.
La presión interna de la Alianza fue su caída: un coronel gritando por la radio sobre el colapso del precio del carbono valía más para los guardias que dos fugitivos silenciosos.
El Segundo Gusano: La Prueba en Vivo
Al salir de la instalación por un túnel de drenaje, emergieron a una ciudad en toque de queda y revuelta. El cielo era de un color gris enfermizo, presagiando el desastre inminente. La Región de Cygnus V se preparaba para el impacto total del huracán.
"—Tenemos que ir al búnker de la universidad," dijo Alex con urgencia. "Necesito inyectar el código desde mi equipo. Es más rápido que robar un terminal militar que estará plagado de firewalls."
Llegaron al laboratorio de Alex. Gracias a un viejo amigo de Alex (sin saber la verdad completa, solo por lealtad a la Dra. Vance), las cámaras de vigilancia se habían mantenido "apagadas" en esa zona. Kian se sentó frente al ordenador. El Manifiesto había advertido del huracán, pero necesitaban la prueba de su manipulación activa para que la gente de Cygnus V creyera lo suficiente como para evacuar las zonas de riesgo costero.
Kian había incluido en el Manifiesto un pequeño algoritmo de sniffing que podía rastrear y decodificar las frecuencias ultrasónicas de baja intensidad que la Alianza de Carbono usaba para dirigir la tormenta a través de las plataformas de NexusCom. Era la prueba digital irrefutable de la intención criminal.
"—Vamos a inyectar un Segundo Gusano," dijo Kian, su voz cargada de determinación. Este no era un código de permanencia; era un broadcast de emergencia, una herramienta de salvación.
Alex se encargó de la inyección en las redes sociales y los servidores de streaming de la región. A diferencia del Manifiesto (que atacó el protocolo base), este virus se enfocó en las plataformas de streaming y noticias móviles de la Región de Cygnus V.
En cuestión de minutos, la transmisión irrumpió en los teléfonos, televisores y pantallas de publicidad de la región, superponiéndose a las transmisiones oficiales de negación del gobierno. El feed era sencillo, devastador y claro:
[ALERTA ROJA: TSUNAMI CLIMÁTICO MANIPULADO - FUENTE: DRA. ALEX VANCE]
El video no mostraba el huracán en sí, sino un mapa digital superpuesto de las ondas ultrasónicas de baja frecuencia emitidas en tiempo real desde las plataformas de NexusCom en alta mar, dirigiendo el ojo de la tormenta con una precisión antinatural. Kian narró la prueba con urgencia, su voz áspera pero resonante.
"—Su gobierno ha convertido la tormenta en un arma. Las zonas costeras más bajas serán barridas por un tsunami controlado. Esto no es natural. ¡Evacúen ahora! El Manifiesto les dio la verdad. ¡Ahora usen esa verdad para vivir!"
La transmisión fue corta, intensa y clara. La prueba en tiempo real de la manipulación gubernamental desató una evacuación masiva, caótica, pero vital, de las zonas más vulnerables de Cygnus V, salvando potencialmente miles de vidas de la devastación controlada.
La Cacería a Nivel Global: La Consolidación de la Furia
El éxito de la advertencia fue el fracaso absoluto de la Alianza de Carbono. El huracán golpeó con la fuerza anunciada, pero la respuesta de la población minimizó las bajas. La demostración pública de la manipulación climática fue la prueba final e innegable de la tiranía que se avecinaba.
Los gobiernos restantes de la Alianza de Carbono, en un pánico de supervivencia, se unieron. Las órdenes de "captura y neutralización" de Kian y Alex se actualizaron a "neutralización inmediata y total de la amenaza cuántica y tecnológica" y se distribuyeron a todas las fuerzas de seguridad del planeta.
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Editado: 18.11.2025