El ambiente en el Laboratorio de Investigación Sub-Zero (LIS-Z) era glacial, pero la presión de la cacería de la Alianza de Carbono elevaba la temperatura interna. Alex y la Dra. Elara Vess estaban atrapadas. El Coronel Hayes, anticipando su movimiento para obtener los componentes criogénicos, había tendido una trampa y ahora cerraba el cerco.
La Prueba del Cronómetro de Carbono
Alex recordó la advertencia espectral de Kian: El Cronómetro de Carbono detecta pulsos emocionales fuertes. Miedo, desesperación... Lyra Kael necesita una firma emocional masiva... Debes ser el silencio.
El Coronel Hayes no buscaba anomalías térmicas o eléctricas; buscaba la desesperación. Si Alex entraba en pánico, el Cronómetro—el sensor cuántico-emocional de la Alianza—se dispararía, sirviendo como faro para los equipos tácticos de Hayes en el 2032 y como la clave de activación para la intervención de Lyra Kael desde el Siglo XXV.
"—Elara, respira. No hay que correr," susurró Alex, su voz controlada hasta la frialdad, mientras los pasos de los guardias se acercaban por el pasillo principal. "Hayes no nos busca con drones. Nos busca con miedo. Tenemos que ser aburridas, lógicas, inexistentes emocionalmente."
Elara, experta en física y control, entendió la premisa: una amenaza invisible requería una defensa invisible. Ambas mujeres se movieron con una precisión metódica a través de los pasillos criogénicos, usando los grandes tanques de nitrógeno líquido como cobertura.
Hayes, monitoreando la actividad, se frustró. "No hay picos emocionales. ¡Están jugando con nosotros! ¡Están demasiado tranquilas!" gritó por el canal de mando.
La Fuga Lógica
Alex y Elara se dirigieron a la sala de servidores de enfriamiento secundario. Alex no podía hackear el sistema de contención, que estaba protegido por la jaula de Faraday interna, pero podía sobrecargar los protocolos físicos.
Elara utilizó una pequeña muestra de un compuesto que había traído de El Faro, mezclándolo con el refrigerante secundario. El compuesto reaccionó, creando una densa niebla de vapor que saturó los pasillos.
"—¡Sobrecarga de presión en el Circuito de Enfriamiento C-12! ¡Despliegue de niebla helada!" reportó la IA.
La niebla actuó como un camuflaje térmico y visual perfecto. Los sistemas de vigilancia de la Alianza, diseñados para el orden y la claridad, se volvieron inútiles. Alex aprovechó la confusión para abrir una escotilla de mantenimiento oculta que daba al sistema de drenaje de aguas grises.
Justo cuando saltaban, el Coronel Hayes llegó a la sala, la frustración grabada en su rostro. "¡El rastro emocional sigue siendo plano! ¡Es imposible! ¡Cierren la red de drenaje! ¡Y revisen la Torre Zenith de nuevo!"
El plan de Alex había funcionado: el silencio emocional había derrotado al sensor más avanzado de la Alianza, forzando a Hayes a regresar a la farsa del Pulso Desviado de Kian. Habían escapado con los componentes criogénicos.
La Carrera por la Síntesis
Alex y Elara regresaron a El Faro, agotadas pero victoriosas. La amenaza de la radiación se sumaba a la tensión de la persecución.
El reencuentro con el equipo fue de alivio. Kian seguía inconsciente, pero su advertencia —"Debes ser el silencio"— se había convertido en el nuevo mantra de la resistencia.
Marco y Silas habían logrado fortificar aún más el búnker, creando un sistema de ventilación de ciclo cerrado que minimizaba el riesgo de detección por sensores de aire externos.
El foco se centró inmediatamente en el laboratorio. Elara, con los componentes criogénicos en su poder, pudo finalmente iniciar la fase más crítica de la construcción: la Síntesis del Núcleo de Transición Cuántica.
• Montaje del Conductor: Elara instaló las bobinas criogénicas de níquel-titanio alrededor de los cristales púrpuras del Material Cristalino. El reto era asegurar que los materiales reciclados de la Alianza pudieran soportar la carga.
• El Reto de la Fusión Fría: La síntesis requería un pulso de energía preciso y frío. Marco tuvo que hackear el generador de El Faro, forzándolo a una sobrecarga controlada para crear el entorno de fusión necesario. El proceso era ruidoso y arriesgado, con el riesgo constante de una explosión energética que delataría su posición.
La Dra. Elara Vess se colocó el traje de protección y se concentró. El laboratorio se iluminó con destellos de un frío púrpura, el color del Material Cristalino reaccionando a la energía criogénica. Era una batalla de la ciencia del 2032 intentando contener la física del Siglo XXV.
Alex, mirando el rostro inerte de Kian, entendió que cada minuto que pasaban en la construcción era una pequeña victoria contra el futuro. La cacería se había intensificado, y el reloj del Cronómetro de Carbono estaba en marcha, esperando el más mínimo error emocional para delatarlos.
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Editado: 03.12.2025