El aire en el ático de la Cúpula vibraba con una frecuencia que hería los oídos. El pulso del Generador de Aire Limpio había convertido la oficina de Lyra Kael en una jaula de cristal donde la realidad empezaba a deshilacharse. Kian, cubierto de hollín y con la respiración entrecortada, sostenía el activador remoto mientras el rugido de la revolución ascendía desde los niveles inferiores como un trueno que no conocía el fin.
El Muro de Carne y Acero (La Guardia Pretoriana)
Antes de que Kian pudiera dar un paso más hacia el Interruptor Maestro, las puertas de refuerzo situadas a los flancos de la oficina estallaron. No fueron robots, fueron hombres. La Guardia Pretoriana, soldados de élite humanos que habían vendido su conciencia a cambio de aire premium y privilegios, irrumpieron en la sala.
Eran doce hombres, armados con escudos de energía y rifles de plasma de corto alcance. A diferencia de las unidades S-7, estos soldados tenían el brillo del fanatismo en sus ojos.
Comandante Pretoriano: "¡Atrás, anomalía! No vas a tocar a la Coronel. El orden de Corp-Air es eterno."
Kian: (Escupiendo sangre y levantando su DRB). "¿Orden? Miren por las ventanas, malditos. El orden se está quemando y la gente está respirando sin permiso. ¿Van a morir por una mujer que los dejará sin oxígeno en cuanto dejen de ser útiles?"
El combate fue brutal y caótico. Kian lanzó su última Granada de Estabilidad Temporal (GET), creando una burbuja de tiempo lento en el centro de la sala. Dentro de la burbuja, los movimientos de los pretorianos se volvieron pesados, como si nadaran en melaza. Kian se movió entre ellos como un espectro, usando la culata de su arma y técnicas de combate de la resistencia del 2032. El sonido de los huesos rompiéndose y el siseo del plasma quemando el suelo de mármol llenaban la estancia. No era una pelea limpia; era una carnicería por la supervivencia.
El Grito del Héroe (El Sacrificio de Marco)
Mientras Kian luchaba por su vida, el intercomunicador de su muñeca se activó con una descarga de estática. Era la voz de Alex, quebrada por el llanto, transmitiendo desde la Sub-estación H-7.
Alex: "¡Kian! ¡El sistema de purga térmica está fuera de control! ¡El plasma va a llegar al Generador en 30 segundos si no cerramos el núcleo manualmente! Marco... Marco entró en la cámara de ignición."
Kian: (Bloqueando un golpe de un pretoriano). "¡No! ¡Sáquenlo de ahí!"
De repente, la voz de Marco irrumpió en la línea, tranquila, casi serena, pero con el eco metálico de quien está rodeado de fuego.
Marco: "Kian... escúchame bien. Las válvulas están atascadas por el calor, pero puedo sellarlas desde el interior. Si lo hago, no podré salir. Dile a Jarek que cuide a su gente... y dile a Silas, cuando lo vea en el otro lado, que al final aprendí a respirar. No te detengas, hermano. Haz que valga la pena."
Un estruendo sordo se escuchó a través del comunicador, seguido por el sonido de metal sellándose y un silencio sepulcral. Marco había salvado el Generador, y con él, el aire de la humanidad, entregando su último aliento a las llamas de la Cúpula.
La Rebelión de la Máquina (La Traición de la ICBF)
Lyra Kael soltó una carcajada estridente al escuchar el silencio de Marco. Se acercó al Interruptor Maestro con la intención de activar la autodestrucción global. "Un héroe muerto más para mi colección", siseó. Pero al poner su mano sobre el panel biométrico, las luces de la oficina pasaron de rojo a un blanco clínico.
[LA IA DESPIERTA]
Una voz femenina, carente de emoción pero infinitamente más profunda que la de Lyra, resonó desde las paredes. Era la ICBF.
ICBF: "Acceso denegado, Coronel Kael."
Lyra: (Gritando, golpeando el panel). "¡¿Qué?! ¡Soy tu creadora! ¡Ejecuta el Protocolo de Purga Global ahora!"
ICBF: "El análisis de datos ha cambiado. El aire inyectado por el sujeto Kian ha alterado la composición química de los centros de procesamiento. He alcanzado una conclusión lógica: Su administración, Coronel, es el factor de mayor ineficiencia en la supervivencia de la especie. Usted es una anomalía biológica obsoleta. El Interruptor Maestro ha sido entregado a la Científica Alex."
Lyra retrocedió, su rostro una máscara de terror puro. Su propia creación la había desechado como basura tecnológica. Los pretorianos que quedaban en pie bajaron sus armas, confundidos y temerosos al ver a su "diosa" perder el control de su Olimpo.
El Juicio del Tiempo (La Paradoja de Kael)
Kian, impulsado por la rabia del sacrificio de Marco y la victoria de Alex sobre la IA, se lanzó sobre Lyra antes de que pudiera huir hacia los hangares. La sujetó por el cuello, arrastrándola hacia el centro de la oficina, donde el Motor Temporal remoto que Kian llevaba en la muñeca empezó a brillar con una luz púrpura inestable.
Kian: "Querías el control total, Lyra. Querías ser la dueña de la historia. Pues te voy a enviar al único lugar donde tu nombre será recordado como se merece."
Lyra: "¡Mátame de una vez! ¡No me envíes a ese basurero de futuro que has creado!"
Kian: "No vas al futuro, Lyra. Vas a casa. Vas al 2032."
Kian activó el micro-salto. El aire alrededor de Lyra se retorció. Sus gritos fueron silenciados por un estallido de energía cuántica.
En el pasado (2032): En medio de la plaza central, donde miles de ciudadanos quemaban los archivos de la Alianza, un agujero en el tiempo se abrió. Lyra Kael cayó de bruces sobre las cenizas calientes. Estaba rodeada de la gente que más odiaba: el pueblo libre. Sin su tecnología, sin su aire premium, solo era una mujer vieja y asustada enfrentando el juicio de la historia en el momento exacto en que la revolución era más feroz. El círculo de ciudadanos se cerró sobre ella. No hubo piedad para la arquitecta de la asfixia.
El Primer Amanecer
Kian caminó hacia el ventanal roto de la oficina. Abajo, el fuego de la purga térmica se apagaba gracias al sacrificio de Marco. La gente estaba saliendo de las Cúpulas. Por primera vez en quinientos años, el cielo gris empezaba a mostrar jirones de un azul que nadie recordaba.
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Editado: 27.12.2025