Para ejecutar su programa, Aníbal ordenó que se adoctrinara a los niños, desde el preescolar, en que todo lo bueno provenía de Papá Estado, y todo lo malo de el Tío Sam (El chivo expiatorio). Ademas la educación tenía que hacer énfasis en las ventajas de ser servidor público, ya que la idea era que con el tiempo, todos fueran empleados estatales.