Yo tomé la pequeña lámpara de cerámica, Hailee tenía el tubo de la cortina de la ventana, Miriam poseía un gancho de aluminio en su mano y Ray una bandeja de madera de esas con las que puedes comer en la cama.
Lo curioso era que todas poseíamos la misma pijama de seda color beige y en la espalda de todas se leía: Dama de honor.
Comenzamos nuestra caminata, los pasillos estaban levemente iluminados por algunas luces en puntos estratégicos. El silencio reinaba y ya me sentía en una mala película de terror.
—Vamos a quedarnos juntas, nada de separarse — ordenó Miriam.
— Estoy de acuerdo — dijo Ray.
Fue entonces que llegamos al ala principal, habían al menos cuatro cuartos allí.
Una puerta se abrió de pronto y todas saltamos y gritamos un poco.
—¿Chicas?, ¿qué hacen acá? — Preguntó Abbie.
—¡Tenemos que llamar a la policia! — exclamó Ray de inmediato.
—¿A la policia?— se extrañó —, ¿qué sucede chicas?, ¿por qué parece que van a la guerra?
Nos observamos entre nosotras, yo sabía que en nuestros rostros se notaba el miedo y ñacino que sentíamos porque fue entonces que sus hombros cayeron y su semblante se tornó más serio.
—¿Dónde están las demás? — preguntó.
—No sabemos — respondí —, pero Juliette...
—Alguien está aquí, la han asesinado.
Sus ojos se agrandaron, pude notar que todo su ser sé puso en alerta.
—¡Deben salir de aquí! — exclamó saliendo por completo —, ¡todas deben salir ahora!
—¿Y qué hay de las demás? — preguntó Hailee.
Todas seguimos a Abbie.
—¡Hay que llamar a la policia! — anunció Miriam.
—¡No! — se giró de inmediato —, ¡nada de la policia!, ¡solo salgan de acá!
Yo entendí que ella sabía a la perfección lo que estaba sucediendo, y Hailee pareció entender lo mismo que yo porque se detuvo frente a Abbie.
—¿Qué es lo que está sucediendo acá? — preguntó de forma contundente.
—Ustedes no necesitan entenderlo, no necesitan saberlo, solo deben salir de aquí — su voz fue demandante, cortante.
Eso nos alertó a todas.
—Necesitamos una respuesta, Juliette está muerta en la cocina, alguien la abrió como a un pavo, Barbie, Támara y Agnes no están en ningún lado, ¿qué sucede aquí?, ¿por qué no podemos llamar a la policia?
Todas esperamos pacientemente una respuesta a lo que Hailee acababa de preguntar.
Hubo un silencio muy largo para ser verdad.
—Voy a sacarlas por la puerta de emergencia, no podemos ir por la trasera, mucho menos la delantera — la rodeó de inmediato —, solo síganme.
—¿Mamá?
La voz de Agnes nos detuvo a todas.
—¡Hija!, ¡Voy hacia allá! — dijo de inmediato —, hay una puerta al final del pasillo, detrás del armario, salgan por allí — susurró.
—¿Pero qué...? — intenté hablar.
—¡Váyanse!
—¿Mamá?, ¿con quién hablas? — se escuchó su voz un poco más cerca.
—¡Con nadie!, ¡voy para allá!
E inmediatamente desapareció en la esquina.
Todas estábamos nerviosas, no entendíamos lo que estaba sucediendo del todo.
—Debemos irnos — Me jaló Hailee.
—Pero... — intenté detenerme.
—¡Ahora! — Me volvió a jalar.
Corrí inmediatamente detrás de ella pero entonces, al llegar al final del pasillo, no nos encontramos con un armario, nos encontramos con dos pasillos.
—¿A cuál pasillo de refería? — preguntó Miriam.
—¡No lo sé! — exclamé —, no lo sé.
—¡Pero acompáñame a la sala! — la voz de Abbie se escuchaba demasiado alta.
—¡Voy a ir al cuarto!
— ¡No!, ¿Por qué no me ayudas acá? — insistió Abbie y su voz se escuchaba más cerca.
—Dijo que nos fuéramos de aquí, luego buscaremos explicaciones con la policia — dijo Hailee.
—¡Ven acá, Agnes!
—¿Me estás ocultando algo? — preguntó ella.
Por alguna razón la cercanía de sus voces me aceleró muchísimo más el corazón.
—¡Ustedes dos por allá, nosotras por acá! — dijo Hailee —, las primeras en salir llaman a la policia.
Y sin esperar respuesta, Hailee me jaló con toda su fuerza.