El gran día, no llega

VII

Yo tomé la pequeña lámpara de cerámica, Hailee tenía el tubo de la cortina de la ventana, Miriam poseía un gancho de aluminio en su mano y Ray una bandeja de madera de esas con las que puedes comer en la cama.

Lo curioso era que todas poseíamos la misma pijama de seda color beige y en la espalda de todas se leía: Dama de honor.

Comenzamos nuestra caminata, los pasillos estaban levemente iluminados por algunas luces en puntos estratégicos. El silencio reinaba y ya me sentía en una mala película de terror.

—Vamos a quedarnos juntas, nada de separarse — ordenó Miriam.

— Estoy de acuerdo — dijo Ray.

Fue entonces que llegamos al ala principal, habían al menos cuatro cuartos allí.

Una puerta se abrió de pronto y todas saltamos y gritamos un poco.

—¿Chicas?, ¿qué hacen acá? — Preguntó Abbie.

—¡Tenemos que llamar a la policia! — exclamó Ray de inmediato.

—¿A la policia?— se extrañó —, ¿qué sucede chicas?, ¿por qué parece que van a la guerra?

Nos observamos entre nosotras, yo sabía que en nuestros rostros se notaba el miedo y ñacino que sentíamos porque fue entonces que sus hombros cayeron y su semblante se tornó más serio.

—¿Dónde están las demás? — preguntó.

—No sabemos — respondí —, pero Juliette...

—Alguien está aquí, la han asesinado.

Sus ojos se agrandaron, pude notar que todo su ser sé puso en alerta.

—¡Deben salir de aquí! — exclamó saliendo por completo —, ¡todas deben salir ahora!

—¿Y qué hay de las demás? — preguntó Hailee.

Todas seguimos a Abbie.

—¡Hay que llamar a la policia! — anunció Miriam.

—¡No! — se giró de inmediato —, ¡nada de la policia!, ¡solo salgan de acá!

Yo entendí que ella sabía a la perfección lo que estaba sucediendo, y Hailee pareció entender lo mismo que yo porque se detuvo frente a Abbie.

—¿Qué es lo que está sucediendo acá? — preguntó de forma contundente.

—Ustedes no necesitan entenderlo, no necesitan saberlo, solo deben salir de aquí — su voz fue demandante, cortante.

Eso nos alertó a todas.

—Necesitamos una respuesta, Juliette está muerta en la cocina, alguien la abrió como a un pavo, Barbie, Támara y Agnes no están en ningún lado, ¿qué sucede aquí?, ¿por qué no podemos llamar a la policia?

Todas esperamos pacientemente una respuesta a lo que Hailee acababa de preguntar.

Hubo un silencio muy largo para ser verdad.

—Voy a sacarlas por la puerta de emergencia, no podemos ir por la trasera, mucho menos la delantera — la rodeó de inmediato —, solo síganme.

—¿Mamá?

La voz de Agnes nos detuvo a todas.

—¡Hija!, ¡Voy hacia allá! — dijo de inmediato —, hay una puerta al final del pasillo, detrás del armario, salgan por allí — susurró.

—¿Pero qué...? — intenté hablar.

—¡Váyanse!

—¿Mamá?, ¿con quién hablas? — se escuchó su voz un poco más cerca.

—¡Con nadie!, ¡voy para allá!

E inmediatamente desapareció en la esquina.

Todas estábamos nerviosas, no entendíamos lo que estaba sucediendo del todo.

—Debemos irnos — Me jaló Hailee.

—Pero... — intenté detenerme.

—¡Ahora! — Me volvió a jalar.

Corrí inmediatamente detrás de ella pero entonces, al llegar al final del pasillo, no nos encontramos con un armario, nos encontramos con dos pasillos.

—¿A cuál pasillo de refería? — preguntó Miriam.

—¡No lo sé! — exclamé —, no lo sé.

—¡Pero acompáñame a la sala! — la voz de Abbie se escuchaba demasiado alta.

—¡Voy a ir al cuarto!

— ¡No!, ¿Por qué no me ayudas acá? — insistió Abbie y su voz se escuchaba más cerca.

—Dijo que nos fuéramos de aquí, luego buscaremos explicaciones con la policia — dijo Hailee.

—¡Ven acá, Agnes!

—¿Me estás ocultando algo? — preguntó ella.

Por alguna razón la cercanía de sus voces me aceleró muchísimo más el corazón.

—¡Ustedes dos por allá, nosotras por acá! — dijo Hailee —, las primeras en salir llaman a la policia.

Y sin esperar respuesta, Hailee me jaló con toda su fuerza.



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En el texto hay: pscopata, miedo, desconocido

Editado: 19.07.2018

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