El gran día, no llega

IX

Lo siguiente que supe es que estaba acostada en el suelo, completamente aturdida.

Mi vista se enfocó para revelar algo peor, sobre mí estaba Abbie.

—Siempre tuve curiosidad acerca de cómo sabría tu carne — dijo ella completamente fuera de si.

Ambas eran canibales, ambas estaban enfermas, ella nos había despistado.

—¡No!, ¡basta!, ¡déjame! — gritó Hailee contrayendo mi corazón, quería ayudarla.

Patalee y patalee, moví mis brazos, ella era más fuerte, sin embargo, en algún impulso de adrenalina, la quité de encima de mi.

—¡Linn! —su desesperación me hizo reaccionar.

Me coloqué de pie inmediatamente solo para observar lo peor que pude haber visto.

—¡No! — grité con todas mis fuerzas —, ¡basta!

Agnes había mordido a Hailee en el cuello. Parecía que estaba observando a un león arrancar la piel de un venado.

Porque eso había hecho, había arrancado un pedazo de su carne haciendo que Hailee perdiera toda fuerza.

Sus ojos me miraban fijamente, pero estaban ausentes a su vez.

Corrí con todo lo que tenía y mandé a Agnes al suelo.

Nunca había peleado con nadie, pero lancé mis mejores golpes, la rasguñé pero ella tenía mucha más fuerza que yo.

Ella me dio un golpe directo en la mejilla que logró aturdirme.

Y grité como nunca lo había hecho.

Me había mordido el brazo.

—¡Ya!, ¡Basta! — gritó alguien.

Y un sonido seco después, el cuerpo de Agnes cayó por completo sobre mi.

No dudé un segundo, la lancé de encima de mi y retrocedí apoyándome en mis codos.

—¡No! — gritó Abbie — ¡hija!

Me aparté inmediatamente y miré a mí defensora, quien tenía una gran herida en su pierna y en su hombro. Tenía una pistola en su mano derecha.

—¡Vamos, idiota! — gritó Barbie.

Me coloqué de pie y corrí en dirección a la puerta.

—¡No!

Sentí su mano tomar mi tobillo e inmediatamente me tumbó al suelo.

—¡No van a salir de aquí! — me jaló por el suelo hasta ella.

Mi cabeza había impactado con el suelo así que todo estaba borroso para mí.

—¡Ya basta! — exigió Barbie.

Con su ayuda, Abbie cayó a un lado de mi.

—¡Maldito Monstruo! — gritó Barbie.

Y en el momento en el que intento ir contra nosotras, Barbie disparó dos veces más impactando perfectamente en su frente.

El olor a sangre era nauseabundo, no podía respirar correctamente pero la adrenalina era lo que me mantenía de pie.

—Ser cazadora tiene sus ventajas — Barbie rompió el silencio.

La miré de inmediato y me lancé en sus brazos.

—Las perdimos — dije sin poder creerlo — las hemos perdido a todas.

—Lo sé — me separó de ella —, salgamos de aquí.

Asentí pero por más que intenté caminar sin mirar atrás, no pude, al final, observé todo:

El suelo cubierto de sangre, Támara yacía en la mesa, Agnes en la esquina del fondo, Abbie a unos metros de ella y Hailee... Hailee ya no se movía más.



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En el texto hay: pscopata, miedo, desconocido

Editado: 19.07.2018

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