Salimos de allí y realmente no supe cómo llegué a estar sentada en esa ambulancia. Solo recuerdo que tomé el teléfono y logré llamar a Emergencias.
—Ha sido una masacre — fue lo que pude decir.
Barbie había sido llevada de emergencia al hospital pues sus heridas eran más profundas, había perdido más sangre y estaban comenzando a infectarse.
No estoy segura de lo que ella pasó, todo que podía pensar era que la pesadilla no había terminado.
—Voy a sacarla de aquí — la voz de Gibran me saca de mis pensamientos —, voy a llevarla a su casa para que pueda recuperarse un poco, luego la llevaré a la comisaría para que pueda testificar o quizás podrían ir hasta allá.
Me doy cuenta que estoy sentada en el asiento delantero de su auto, él está parado fuera del mismo con la puerta del conductor abierta, por ello puedo escucharlo.
—Claro, puedo entenderlo, no ha sido fácil nada de lo que vivió allí — responde un oficial —, solo necesitamos respuestas lo más pronto posible.
—No tenga duda de que lo llamré en cuanto esté bien — dice Gibran.
—Espera — digo pero no me escucha —, ¡Gibran!
—Linn, ¿sucede algo? — su tono demuestra toda la preocupación que existe y abunda dentro de él.
—¿Alguien más sobrevivió? — pregunto aunque sé la respuesta.
Él me mira con compasión y entonces dice:
—Voy a llevarte a casa, vas a estar bien.
Pero lo conozco lo suficiente para saber que él mismo duda eso, porque en realidad, esta noche solo ha sido el inicio de la verdadera pesadilla.
FIN.