El gran dilema

Capítulo 31: Cita para dos

Danny volvió a intentar poner el cabello de Emy dentro del tocado, después de todo había sido él quien lo había desbaratado, los mechones parecían resistirse a sus dedos, como si tuviesen mente propia y supieran que Danton siquiera sabía lo que estaba haciendo.

Le sonrió, haciéndola sentir completa y tontamente enamorada. Temblorosa por la emoción de las palabras oídas y pronunciadas, y por el frío también.

Danton se sacó la americana y la deslizó por sobre sus desnudos hombros, robándole otro beso de paso.

—Volvamos —murmuró, dándole pequeños besitos tras cada sílaba. Lucía insatisfecho con la simpleza de uno solo.

—Antes de que piensen que estábamos haciendo otra cosa —asintió Emily, pensando en todas las barbaridades que estaría diciendo Antoine frente a su padre sobre el tiempo que ellos dos se estaban tomando allí fuera.

El hombre abrió la puerta y la dejó pasar primero. Ella lo tomó por la cintura, sintiendo que no podía quitarle las manos de encima. No podría sacarle las manos de encima en un buen tiempo. Debían sanar todo; el tiempo separados y las tristezas que se habían ocasionado.

—Me importa un pepino lo que piensen los demás —canturreó Dan pasando el brazo por sus hombros—. Y si piensan que tuvimos sexo, espero que piensen que lo disfrutaste.

—No seas tonto —rio mientras pasaban a través de las personas, Emily le apretó la cadera, guiñándole un ojo—. ¿Tú dices que ellos piensan que la pasé bien?

—Yo digo que con toda esta acumulación de...ganas que tengo desde la última vez que nos acostamos, o lo disfrutas o lo disfrutas —le respondió, tomando su rostro con la mano del brazo que le pasaba por sus hombros.

—Espero que eso sea una insinuación —provocó, tal como él la había provocado a ella.

Sus amigos estaban en una ronda más adelante, los miraban con disimulo y cuchicheaban entre risas. Se dirigieron hacia ellos sin prisa.

—Todo es una insinuación —respondió finalmente, antes de llegar y entregarse a las miles de bromas que les harían.

—Pero miren quienes son —Tony fue el primero en exclamar con una gran sonrisa.

—¿Les funcionó el plan no? —cuestionó Danton arrugando su despoblado entrecejo.

Jamie revoleó los ojos con una media sonrisa pintada en el rostro. Emily se sintió terrible en el acto, había creído que el muchacho era un egoísta interesado cuando en realidad había puesto en juego sus intereses, sus amistades y la universidad.

—¿Plan? ¿Qué plan? —Cuestionó, haciéndose exageradamente el desentendido; era muy mal actor—. Ustedes sólo enloquecieron y se fueron para afuera.

Emily soltó por un momento a Danton y se fundió en un abrazo con el chico, quien se encorvó para corresponderlo.

—Gracias, pichón —susurró, él simplemente se encogió de hombros, restandole importancia.

—Lamento haberte empujado así —le dijo Danton a Artie, quien se mostraba algo nervioso y sonrojado—. Pero si te acercas otra vez a mi novia, te descuartizo.

El chico se exaltó y Emily sintió cierta pena, ya que sin dudas el beso había sido parte del plan de Jamie y se había visto expuesto a cualquier otra reacción más preocupante que un simple empujón.

—No se preocupe, señor Lane.

—Que tierno eres, Arthur —exclamó Tony palmeándole la espalda a Artie—. Si no te molesta iré por tu profesora.

El aludido y Jamie rieron;

—Adelante, a ver si puedes.

—Estará bueno ver como una mujer patea el trasero de mi tío por primera vez.

Antoine pasó la mano sobre su cabello, dibujando una expresión seductora.

—Mira y aprende.

Los chicos lo siguieron disimuladamente, conteniendo las carcajadas, probablemente la chica era singularmente difícil de verdad.

Danny le entregó un beso sorpresivo a Emily en la cabeza y le comunicó que iría con Weasley y Peter. Ella asintió y lo vio alejarse con una gran sonrisa tan típica de él, se aproximó a sus amigos y les palmeó las espaldas para relajarse y conectarse con ellos por un rato.

—Oye, cariño —exclamó la voz de Harlem al tiempo que la agarraba de la mano para darle una vuelta—. ¡Por fin, ustedes dos me tenían los cabellos erizados! ¿Y ahora que hacen?

—Estamos esperando los lentos...

—¿Bailar? —cuestionó exasperada Cranberry negando con la cabeza—. ¿Están de broma? Vayan a fornicar, dejen de molestar por aquí. No los queremos ver por aquí —concluyó haciendo la que la piel de la aludida mutara a un bordó oscuro, más con Christopher escuchando y siendo parte de la conversación.

Harlem rio escandaloso y su padre aplaudió efusivo.

—Odio admitirlo, pero Cranberry tiene razón, váyanse, tienen mucho que hablar —estiró la palabra, dibujando comillas en el aire. Provocando que su temperatura corporal subiera a niveles peligrosos.

—¡Papá, no somos animales! —le chilló—. Además es una falta de educación irse de una fiesta así...

—Por si no lo sabías, Murdock, Marmee y la bebé ya se retiraron —le explicó Harlem restándole importancia—. Así que esto dejó de ser una fiesta de y por ellos para ser solo una fiesta.

—Oh... —murmuró Emily observando a su alrededor, dándose cuenta que de hecho la familia Wilson-Hampton ya no se encontraba allí.

—Váyanse, aquí hay mucho ruido, mucha gente —prosiguió el modisto dándole un sorbo a su colorido trago

—Hazme el honor —le comunicó Christopher a Cranberry, la aludida asintió y tomó a Emily por los hombros para darla vuelta y comenzar a empujarla hacia el lugar por donde en ese momento Danton regresaba.

—Em, ¿vamos? —cuestionó el hombre con cierta prisa, mostrándole las llaves de la camioneta.

—Por fin —exclamó Cranberry irónica, soltando los hombros de Emily para irse junto a Christopher y Harlem sin siquiera saludar como era usual en ella.

A Emily no le importó, levantó la mano y la sacudió en su dirección de todas maneras. Cranberry era muy dura, pero aun así siempre prestaba su ayuda en los momentos más críticos, desde hacía años.



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En el texto hay: contrato, amor, actor

Editado: 15.07.2020

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