El Gran Grimorio

5. El espejo y el sonido

         Miriam se asomó por la ventana atraída por un ruido que desconocía, aunque sabía que no era la primera vez que lo escuchaba.

Sus oídos lo captaron como un suave zumbido liviano y silencioso. Y una suave brisa movió su cabello justo al borde de la ventana. La brisa fue algo fuerte y también logro mover las cortinas del edificio contiguo, dejando ver un mar de cajas adentro. Y muy al fondo del cuarto, sus ojos color esmeralda captaron que algo brillaba con cierta picardía.

Acomodo su cuerpo de modo que pudiera mirar que era aquello que brillaba, después de cinco intentos pude ver que se trataba de un espejo. Sin duda, el espejo más bello que ella habría visto alguna vez. Su acabado era único y su barnizado era tan excelente que podía apreciarlo desde la distancia.

Siguió moviendo su cuerpo un poco más a la derecha pensando que quizás de esa manera miraría que tamaño podría tener el espejo, pero lo que vio en su lugar fue una sombra que se dimitió por el reflejo. Se asustó al instante, pero no se movió siguió mirando hasta que noto que sus piernas temblaban y entonces se marchó de la habitación.

Durante la noche le contó todo lo que había sucedido a su señor esposo, pero este no le puso mucha atención moviendo la cabeza en modo de afirmación todo el tiempo.

Miriam llego a obsesionarse con el espejo, buscaba mirarlo todos los días, aunque fuera una sola vez, se contentaba con ver el acabado de la parte de arriba, y en su afán de querer mirarlo sentía que el espejo se acercaba más y más logrando verlo con mayor claridad.

Hasta que una mañana, al despertarse escucho nuevamente el sonido, aunque esta vez podía captarlo con mayor claridad. Se acercó a la ventana nuevamente, pensando que de ahí podía venir el ruido, una ráfaga de viento se estremeció contra su cabello, perdiendo toda visibilidad y cuando miro al frente ahí se encontraba el espejo con sus arreglos finos y su acabado que parecía de otro mundo. Los observo con tal emoción que no podía decir palabra alguna, estaba encantada, aunque en su reflejo no daba ninguna imagen y no tardó mucho en darse cuenta de ello. Miro con cautela y confusión, sin embargo, el sol salió e hizo que se reflejara un destello en el espejo y Miriam se cubrió los ojos con su antebrazo. Duro un momento en poder ver de nuevo y cuando pudo hacerlo el espejo la reflejaba a ella parada justo al borde del marco de la ventana lista para dejarse caer. Tuvo miedo, pero no desvió la mirada del espejo y vio cómo su reflejo se dejó caer al vacío, esto hizo que se asustara quedando paralizada y cerrando sus ojos desean no querer ver más el espejo. Sintió una brisa tibia acariciar su cuerpo y el sonido se hizo presente una vez más, ella abrió los ojos para mirar de dónde provenía, pero solo vio el frío vacío donde caería, con sus ojos color esmeralda miro de frente a la muerte.

Cuando su esposo se enteró de lo sucedido, lloro, lloro fuertemente por ella, sin embargo, un extraño ruido lo atrajo hasta el cuarto desde donde ella había saltado y desde el marco de la ventana pudo mirar un espejo muy al fondo detrás de un mar de cajas.




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