Esta sonrisa sádica no desaparece, pese a todo logro pensar con claridad dado que recuerdo lo evidente, estoy siendo observado por incontables magos, de los cuales entre ellos se encuentran quienes son mis enemigos. Enfrío mi cabeza y me replanteo que hacer con Zirel, sencillo, utilizaré Hechizos que poseen la misma base que los originales, solo que con una escala de poder destructivo colosalmente inferior, al mismo tiempo que busco la respuesta que necesito.
Zirel ya se encuentra de pie, alza su mano y el espacio sobre su cabeza comienza a retorcerse. De manera instintiva analizo su mana, desciendo rápidamente del pilar de hierro, en ese segundo aquella estructura es cercenada por la mitad por un corte horizontal perfecto, es extremadamente fino. Mientras caigo raudamente hacia el suelo, lo activo nuevamente.
– “Dios Del Trueno” – Sin que Zirel lo notase, aparezco frente a ella y coloco mi mano en su estómago. – “Soplo Del Tártaro”
Desde mi palma surge una llama purpura la cual reboza de oxígeno, de manera instantánea se crea un agujero el cual deja ver su carne carbonizada la cual expulsa un olor nauseabundo. Zirel me observa sin ningún ápice de dolor y habla con una voz sin energía.
– Eso, no servirá contra mí.
– Lo sé.
No comprende la razón de mi actuar, hasta que vuelve a esbozar una sonrisa forzosa.
– Eres de esa Universidad, actúas como ellos.
– Eres una imbécil sin remedio. – Trata de ganar tiempo mientras amplifica el poder de su mana. – “Gravedad Aumentada, Nivel 7”
Su cuerpo cae bruscamente al suelo por la presión que ejerzo sobre ella. Voy a analizar su cuerpo mientras este se regenera a una velocidad asombrosa, sin embargo debo retroceder dado que por el rabillo de mi ojo visualizo una espada colosal la cual está por caer sobre mí.
Con un estruendo que hace vibrar todo el coliseo, una espada de proporciones exageradamente enorme desciende hasta fracturar la tierra, más de 600 metros y varias toneladas son lo que conforman en total dicha arma reluciente.
El polvo se mantiene en el aire mientras algunos observan el esquema del cuerpo de Zirel, nuevamente posee una forma extraña y sin color alguno. Así como esa espada apareció sin previo aviso, también desaparece de una milésima de segundo a otra.
El cuerpo de Zirel se encuentra cercenado por la mitad de manera vertical, sus huesos, músculos, nervios y carne comienzan a unirse nuevamente hasta regresar a la normalidad. Debo descubrir la raíz de esa habilidad que fue implantada en ella. Si bien en la ultima ronda no existe un tiempo límite, no significa que no tenga un fin, todo depende enteramente de quienes validan este combate. A primera vista es evidente mi superioridad en cuanto a poder, sin embargo, el hecho de que ella no pueda ser derrotada es una ventaja clarísima de su parte, es decir, al final terminaré obteniendo la derrota. Debo hacer algo y rápido.
Zirel se encuentra de pie sin ninguna herida o rasgadura en su ropa. Aumenta su mana sin medida o limitaciones. Sin dejarle tiempo para descansar, me precipito hacia ella y la golpeo en su rostro provocando que su cuerpo sea eyectado violentamente a la zona Oeste.
Los enormes árboles son atravesados por la inerte chica que atraviesa una centena de estos, me encuentro en el aire con mi mano derecha alzada.
– “Ira De Prometeo, Nivel 4”
Desde los cielos desciende mi Hechizo, una descomunal esfera de fuego purpura aparece provocando que la mayoría no pueda apreciarla directamente debido a la luz que emite. Con un movimiento leve de mi dedo, esta cae hacia el tupido bosque. De un segundo a otro todo ese hermoso verde cambia a un negruzco carbonizado. Con un pulso de mana disipo los rastros de humo y me precipito hacia Zirel. Su carne calcinada comienza a regenerarse, en ese instante introduzco mi mano y compruebo su mana y flujos. Creo comprenderlo. Mientras la analizo, una serie de armas rodean su cuerpo y la apuñalan desde distintos ángulos, debo retirar mi mano dado que estuvo a nada de herirme.
– Es momento, de, usarlo. Hmm
Con esa frase el cuerpo de Zirel termina de recuperarse incluso más rápido que antes. Su mana consigue aumentar su poder a proporciones que nunca había demostrado, si sigue de esta manera… por supuesto, para ella no es un problema. Desde distintas zonas de su cuerpo, este comienza a sentir las consecuencias de no controlar su mana. Su piel se ensancha y literalmente explota desde varios lugares de su cuerpo. La sangre inunda la cuenca de sus ojos así mismo como su rostro.
– Pese a llamarlo una maldición, veo que ya estas acostumbrada a usarlo.
Arquea sus cejas y demuestra su enfado de una manera sutil.
– Tu… no sabes, nada, de mí. “Unión De Almas, Tercera Etapa, Rádhbani”
Cuando termina de recitar, todo su cuerpo comienza a cambiar en cuanto a su fisionomía. Sus huesos crujen mientras la altura de Zirel aumenta hasta finalizar con un tamaño el cual me supera, sus extremidades comienzan a retorcerse, es entonces que emergen escamas platinadas de un grosor prominente hasta cubrir gran parte de su cuerpo a excepción de su cabeza. Su pupila adopta la forma de una serpiente al mismo tiempo que es bífida, su ojo izquierdo se torna de un color rojizo brillante a diferencia del derecho que es violeta opaco. Desde la zona baja de su espalda emerge una cola que en su punta presenta una especie de punta extremadamente afilada, todo esto en un mar de sangre que se evapora al instante. Sus garras son prominentes y amenazantes. El largo de su cabello se extiende varios metros hasta posarse sobre el suelo de manera alborotada, cabe destacar que su cabello luce platinado como sus escamas. Su ropa cambia a una ropa muy ligera la cual solo cubre sus zonas comprometedoras, un peto y pantaloncillo de oro contrastan con sus escamas, debo suponer que no necesita mas protección dado que ahora su piel es más que suficiente. Rayos de energía pura son liberados desde su cuerpo hasta carbonizar y destruir la roca cerca de ella.