Debo suturar lo más rápido posible, esta herida ha atravesado su tórax de lado a lado. ¿Cómo es tan siquiera posible que pueda seguir vivo con sus órganos en este estado?
– ¡Sudor!
Indico a mi ayudante April.
Ella se apresura y seca el sudor que comienza a molestar mi visión. Respiro profundamente y despejo mi mente de cualquier clase de duda.
– Doctor Domínguez, no hay pulso.
– Comiencen el trabajo de reanimación. Código rojo.
Activan el protocolo de Código rojo, necesitamos ayuda extra.
– No morirás, no cuando estás en mis manos, no te atrevas a morir, papá.
Mientras comienzan a cargar el desfibrilador, mi mente comienza a pensar en mi pasado y en lo que soy ahora.
Debo ser el mejor en todo, ese es el anhelo que siempre he perseguido desde que era un niño.
Mi familia no podría ser denominada como una más. Creo que hubo un tiempo en que sencillamente disfrutaba el día a día como cualquier otro niño, sin embargo no puedo asegurarlo dado que la perfección fue un pensamiento que desee para simplemente ser amado. Un niño en busca del amor de sus padres, se que ninguno de ellos me exigiría algo como esto para poder recibir su amor, pese a todo es lo que pensaba. Debo admitir que en realidad esta forma de vivir no es algo que simplemente nació de manera espontánea, si debo hacer memoria, necesito regresar a un día clave en mi vida.
El recuerdo en si mismo no es algo que pueda describir con exactitud, pero hay algo que guardo en mi memoria aun ahora, esa frase.
– No puedo creer que el hijo de la Gran Diana Griffin sea un No Marcado, es una verdadera decepción para el mundo de la Magia.
Solo tengo presente esa frase, en esa ocasión no pude descubrir quien lo dijo debido a que estaba escondido en el armario. Pensar que fui en busca de ropa y por mi timidez terminé escondiéndome en ese lugar. Contuve la respiración todo lo que pude, no quería que me descubrieran. Esa fue la primera vez que sentí vergüenza de mí mismo.
Luego de algunos días pregunté directamente a mamá sobre el motivo de no ser como ella. Desde siempre he conocido la magia, era normal dado que cada ciertos días éramos visitados por alguno de los miembros del Gremio de mamá. Nunca había hecho esa pregunta antes dado que inconscientemente no quería hacerla, temía escuchar la respuesta de mamá.
– … Ignacio… – Ella me abrazó como era costumbre, esa calidez que nadie más podría lograr. – Si te soy sincera la magia no es tan asombrosa, de hecho para mi y los demás tu eres mucho mejor. Ya puedes hablar tres idiomas sin problemas, realizas cálculos algebraicos de manera mental y muy rápido.
– No creo que sea algo muy destacable.
– Por supuesto que sí, no me gusta admitirlo, pero tu mami solo es buena en la magia, sin embargo tu eres incuestionablemente mejor. No tienes límites mi amado pequeñito adorable.
Luego de eso comenzó su ataque de abrazos y besos llenos de amor maternal.
Mi madre siempre llamaba la atención dado que no temía demostrar sus emociones en público, poseía un carisma tal que nadie podría dejar de amarla por el simple hecho de permanecer a su lado. Era mi heroína personal dado que conocía lo grandiosa que podría llegar a ser, en una ocasión presencié como practicaba combates con varios de los integrantes de su Gremio. Ella sola contra 12 personas que lucían intimidantes. De un segundo a otro su figura desapareció y de inmediato todos ellos cayeron al suelo mientras observaban con sus ojos llenos de orgullo a mamá.
Como si fuera una identidad oculta, para el resto del mundo Humano no era más que una mera mujer que solo amaba a su hijo y su esposo, si supieran que en realidad esa simple mujer dominaba el mundo de la magia, ella es la cúspide que nadie puede superar, esa era mamá.
Aquella frase dicha sobre mí repercutió de tal manera que comencé a replantearme mi futuro. Debo admitir que para un niño que estaba a nada de cumplir 3 años, el pensar sobre eso es algo extraño, la única preocupación de ellos es simplemente reír y hacer una que otra travesura, pero yo no era como los demás.
Si bien mis aptitudes académicas se encontraban a un nivel muy superior, no eran suficientes, comencé a anhelar cada vez más.
Un día cualquiera mientras estaba inserto en un libro de matemáticas, escuché un susurro el cual pronunció mi nombre, desde la ventana divisé una hoja pequeña la cual ingresó a mi habitación. Eso de por si llamó mi atención, sin embargo hubo algo que lo superó con creces.
“Perfection, La Cúspide De La Educación Inicia Su Proceso De Postulación
Solo Los Mejores Serán Aceptados”
No podía dejar de contemplar aquellas palabras escritas. Lo había encontrado, corrí como loco en busca de mamá y papá. Llegué hasta el comedor de nuestro hogar y grité con euforia.
– ¡Lo encontré, ya sé lo que quiero!
Ambos me miraron sorprendidos dado que desde hace un año había comenzado a estudiar de manera constante y no demostraba emociones ante ellos. Los dos sonrieron al ver mi reacción y el como se plasmaba en mi rostro la felicidad que me dominaba.