Capítulo 9 : El Bibliotecario

Todos en alguna ocasión hemos sentido que queremos escapar de una situación incómoda, correr sin parar de ese lugar para no seguir con este incomodo momento, bueno, es eso exactamente lo que siento. Solo quería disfrutar del muy agradable suelo en el cual estoy, es decir, es una nube, pero no es como las reales, esta es exactamente a como la imaginábamos cuando éramos pequeños y veíamos una serie para niños en la televisión, jamás había sentido una suavidad similar en toda mi vida, fue mi instinto, soy humano, era un impulso que no podía evitar, ahora llegó el arrepentimiento.

Todo era perfecto hasta que apareció este grupo de individuos, nadie despega la mirada de mi patética actuación, para más remate, uno me dice, “Niño, ten un poco de vergüenza”, ese fue un golpe crítico. El causante de este gran golpe fue un anciano de una blanca barba exageradamente larga, diría que está a menos de un centímetro de tocar el piso. No tiene nada de cabello, es decir está calvo, en su cabeza están esas manchas que aparecen en ciertos ancianos. Ocupa lentes, su nariz es larga y puntiaguda como el típico estereotipo de una bruja, su vestimenta es la misma que usan todos, una túnica blanca que llega hasta el suelo, si están como yo tampoco ocupan nada en los pies. Finalmente, sostiene un gran libro, una cadena rodea todo el contorno de este, por muy raro que suene, el libro parece moverse solo, como si en su interior hubiera una bestia indomable, cada ciertos segundos el libro tiene una especie de espasmos.

—Niño, levántate de una vez.

Por favor para, ya sé que debo levantarme, pero mi cerebro se desconectó por un momento, trato de no mirar a nadie, ahora estoy de pie. En tan solo unos instantes he pasado los momentos más vergonzosos de toda mi vida, primero Guiliel toca mi cuerpo y después estaba dando vueltas en el suelo mientras tenía una risa de idiota, aún no despego la mirada del suelo… es verdad, no tengo tiempo para esto.

Reúno la poca dignidad que me queda y observo nuevamente al anciano que está frente a mí. Antes de poder hablar el anciano me pregunta.

—Por las runas de tu túnica, eres alguien que separó el alma de su cuerpo mediante Magia Sangrienta. ¿Quién lo hizo?, responde con sinceridad que tengo la suficiente experiencia como para detectar una mentira. No te castigaré por como llegaste a nuestra Dimensión, pero, jamás aceptaré una mentira. Así somos nosotros, aceptamos la libertad de experimentar, ahora responde a mi pregunta.

No tengo la necesidad de mentir, es decir que gano con eso, además, la misma Silvana me dio la instrucción de decir que venía en su nombre, solo tengo que decir la verdad. Dijo runas en mi túnica, se debe referir a estas extrañas letras, así que son runas, no se mucho sobre estas sin embargo lo averiguaré más adelante. Mejor respondo de una vez.

—Quien me envió fue Sylvana Von Hess, vengo de parte de ella.

Cuando pronuncio su nombre, el rostro de todos cambia, gesticulan una expresión que demuestra una mezcla entre terror y sorpresa, el anciano incluso deja caer el libro que sostiene, es evidente que todos la conocen. Por la manera en cómo reaccionan creo que no tiene muy buena fama en este lugar.

—Sylvana Von Hess, el Demonio De Sangre Sacra envió a este humano en representación de ella, debe estar mintiendo.

—Es imposible que el Demonio De Sangre Sacra envíe a alguien que no sea de su gremio en su nombre, no puedo creer que se atreva a mentir tan descaradamente.

Varios comentarios de ese estilo comienzan a escucharse mientras hablan entre ellos, todos dicen básicamente eso, siempre se repite la frase, Demonio de la Sangre Sacra y que estoy mintiendo. Poco a poco se suman más y más, hasta que prácticamente todos los presentes hablan de esto, la situación se está descontrolando, siento que sufrire una especie de linchamiento. Hasta que el anciano exclama.

—¡Silencio, o quieren volver todos al Flujo de La Muerte, este chico no está mintiendo, no solo lo puedo apreciar por sus gestos y su forma de hablar, que él esté con nosotros mediante el uso de la Magia Sangrienta, solo puede hacerlo Sylvana Von Hess, fíjense. Solo le tomó unos segundos poder entrar en resonancia con nosotros, lo normal sería que lograra vernos al cabo de una o dos horas, pero solo transcurrió unos instantes. Es decir que quien lo envió solo pudo haber sido alguien del nivel de ella!

Todos cesan sus comentarios, al parecer este anciano es una especie de líder o superior entre ellos, ya que, con solo alzar la voz del bullicio cambia a un silencio total. El anciano se calma y levanta el libro que dejó caer, observa en dirección a la catedral y automáticamente todos se mueven dejando el tránsito libre al anciano. Él voltea su mirada hacia mí.

—Niño acompáñame, conozco a Sylvana. Si ella te envió a esta dimensión y lugar es por algo.

De alguna manera tengo el mismo sentimiento de cuando conocí a los demás, este anciano no tiene malas intenciones. Asiento con la cabeza y nos dirigimos hacia esa enorme catedral, si bien los comentarios cesaron, las miradas no. El anciano se percata de esto y con solo voltear en dirección a los causantes, inmediatamente clavan su mirada en el suelo, definitivamente él es una especie de líder al igual que Sylvana en el Gremio.